ATENEA ANCA
Si ya eres mamá o te preparas para serlo te pido que leas estas palabras porque este artículo está hecho para ti, para que te ames y no pierdas un rol por tener otro.
Cuando supiste la noticia de que serías madre todo cambió. El mundo dio una vuelta drástica y más nunca volviste a ser la misma. Ahora tenías una vida dentro de ti totalmente dependiente y ese ser hermoso se convirtió en tu norte, tu centro, tu prioridad. Quisiste siempre dar lo mejor de ti y convertirte, con miedos y dudas, en la mejor mamá que pudieras ser.
Yo hoy te digo que la mejor manera de ser una gran madre es ser una gran mujer. Si abandonas a la mujer te harás dependiente del amor de tus hijos para estar bien, olvidarás los placeres y criticarás los placeres de ellos por no entenderlos; sufrirás y los harás sentir culpables cuando ellos estén en la onda social típica de la adolescencia. Si abandonas a la mujer tus batallas diarias dignas de ser celebradas no terminarán en un explosivo orgasmo. Si la mujer no toma protagonismo te frustrarás y sentirás vacío cuando tus hijos se hagan mayores y ya no te necesiten. Si optas por sacrificar tu esencia por ellos te costará mucho volver a encontrarte y tu ejemplo será el victimismo. Si la mujer no está primero no podrás enseñarles lo que es el amor propio y tus hijos crecerán inseguros, rotando alrededor de los demás.
Sé que quieres ser una gran madre y no dudo que lo seas pero, ¿te sientes como una fantástica mujer? Mujer capaz de dar vida pero también de amar, sentir, trabajar, gritar, llorar, comunicar, reír a carcajadas, componer, inventar, estudiar, producir, fantasear y tantos otros verbos.
Tú, mujer completa, no trates de llenarte de otros, de ellos.
Cuando estás plena de amor por ti te haces capaz de esparcir un amor sano y no ansioso. Cuando lo logres estarás tan serena que la empatía será simple de lograr y tus decisiones no serán tan complejas. Tus hijos se acercarán a ti para obtener claridad por ser tú un ejemplo de salud mental y emocional.
Así que quiérete, reserva tiempo para ti, déjate querer, ayudar, abrazar, consentir y hasta malcriar. No trates de hacer todo tú aunque sé que puedes, pero es que no hay nada que demostrar y mucho que disfrutar, mamá, mujer. No te quedes donde no te amen porque pienses que es lo mejor para tus hijos. Estar en una relación de pareja sana y tener el coraje para salir de donde te tratan mal será el mejor ejemplo. ¡Tú puedes, mamá valiente!
Trátate con respeto y acepta los cambios que la vida trae para ti porque solo así disfrutarás lo mágico de cada etapa. Mira tus estrías como el recuerdo orgulloso de un vientre que creó vida. Acepta tus kilos de vitalidad y sonríe frente al espejo para ver tus líneas de expresión. Ama tus canas, tu celulitis, tu fatiga, tu experiencia, tu criterio, tu sabiduría, tu vida y la de los tuyos.
Trabaja en ser cada día más feliz dándole importancia a lo que de verdad es crucial: la vida.
Renuncia a la perfección, mamá. Es mejor negocio para ti trabajar en tu felicidad. No te creas capaz de hacer felices a quienes no quieren. Y de todo corazón, ¡Feliz día de las madres, gran mujer!