El mandatario nacional relató que la semana pasada les habló tanto al expresidente boliviano Evo Morales como a su sucesor, Luis Arce, acerca de la estrategia de las autoridades estadounidenses y de la derecha boliviana para "dividir a las fuerzas populares, socialistas y revolucionarias" del país andino.

"Dividir y enfrentar, hasta un punto imposible de reconciliar, el liderazgo del compañero Evo Morales y el liderazgo del presidente Lucho [Luis] Arce", subrayó Maduro, enfatizando que el pueblo boliviano no debe "permitir que se cumpla el pronóstico y la profecía del plan imperialista, que está siendo dirigido desde la propia Embajada de EE.UU. en La Paz".

En un momento de su intervención, Maduro señaló que la nueva encargada de negocios de la Embajada estadounidense en Bolivia, Debra Hevia, tiene capacidad para impulsar los planes de Washington, puesto que cuenta con la "experiencia mundial de hacer revoluciones de colores", así como de "dividir movimientos revolucionarios en algunos lugares del mundo".

"El objetivo material es el litio, pero el objetivo político es acabar de raíz con la revolución democrática cultural que se ha levantado en Bolivia en las últimas dos décadas", manifestó Maduro, instando al liderazgo y a la población a "reencontrarse y reunificarse para derrotar este plan del imperialismo para recolonizar Bolivia".