Por seis horas quedaron en la oscuridad, pues, hasta para llamarles, los clientes debían ubicar su número de teléfono en su perfil de
Instagram. Uno salía a la calle y era impresionante ver los pocos motorizados de los servicios de entrega a domicilio que estaban circulando, la mayoría recurriendo a mensajes de texto normales y llamadas telefónicas.
En fin, una sociedad global tan hiperconectada estaba en relativo silencio. Cuando la crisis pasó, y la cosa fue retomando su normalidad, muchos quedaron con inquietudes, dudas y, sobre todo, ese temor que queda ante la idea de que algo así se repita. ¿Qué pasó? ¿cómo evitamos que nos afecten?
Algunas lecciones
La primera lección es la más sencilla: siempre mantener alguna forma alternativa de mensajería, puede ser Telegram o Signal (yo tengo ambas), así no la usen todo el tiempo. No teman recurrir a métodos más tradicionales como los mensajes de texto SMS y la llamada telefónica.
Debemos aprender y poner en práctica algunas lecciones. Pexels-torsten
La segunda lección es, principalmente, para las empresas: no se queden amarrados a UNA plataforma social. Tengan una cuenta en Twitter así el contacto sea mínimo y no duden en invertir en una página web por sencilla que sea.
Para las comunicaciones internas hay plataformas específicamente diseñadas para el uso empresarial como Stack y Microsoft Teams, suelen ser más seguras, confiables y cuentan con mejor soporte. Lo mejor es que migren todos esos grupos de WhatsApp a estas plataformas... verán que también las comunicaciones serán más efectivas.
Lo importante es tener protocolos claros en caso de que un apagón así volviese a ocurrir, sobre todo de cara a los clientes: una publicación en otras redes informando de lo que se hará ante la situación y la forma más idónea de contacto a utilizar puede salvar un día de negocio.
La caída dejó muchos pensando. Foto pexels-michael-burrows
Inquietudes e interrogantes
Pero, más allá de la vida cotidiana de los usuarios comunes, este evento dejó mucho qué pensar tanto dentro de Facebook como en los entes reguladores a nivel global.
Lo primero es que, pese a que en la Unión Europea la compra de Whatsapp fue aprobada bajo la condición de que se mantuviese como una entidad separada de Facebook, las empresas y
los servicios están más juntos e integrados de lo que parece. Dentro de Facebook deberían estar pensando, primero que todo, en separar sus servidores e independizar sus servicios entre sí, para evitar una caída como esta.
Lo segundo es que, al ver lo mucho que las comunicaciones globales dependen de UNA empresa, el Congreso de Estados Unidos empiece a buscar una forma de aplicar la ley antimonopolio a Facebook, así sea para separar sus servicios.
Esto se suma al escándalo tras las declaraciones de Frances Haugen, ex empleada de la empresa, ante el Senado de Estados Unidos denunciando prácticas poco éticas de cara al usuario. En fin, no son días tranquilos para la empresa de Mark Zuckerberg.
Para todos los demás, lo que toca es mantener las opciones abiertas y no bajar la guardia.
Juan Carlos Araujo en Twitter e Instagram: @jcas0058@ParadigmaHoy