Quieres que se ocupe, pero no lo dejas
¡Cuántas veces he escuchado esto que voy a narrarles! Ella reclama que él no ayuda en la casa o con los niños. Él dice que cuando lo intenta, ella le critica que lo hace mal. Se siente acosado por su persecución en la casa y huye

ATENEA ANCA

28/05/2021 06:00 pm



Cuando se trabaja en terapia de parejas, el principal objetivo del psicólogo es descubrir cómo interactúa esa pareja; es decir, cómo es la dinámica de esta relación de manera tal que queden definidos los roles de cada uno ante los conflictos que se suscitan. Esto, con la esperanza de poder trabajar individualmente en lo que están haciendo mal para que podamos evidenciar cambios positivos en la dinámica.

Por ejemplo, ella vive molesta porque él no colabora con la limpieza, con la cocina o con el cuidado de los niños. Él vive escapando o “haciéndose el loco” intentando evadir una responsabilidad que sabe que tiene pero que le resulta profundamente molesta realizar. Esta molestia no se debe sólo a la actividad sino a las críticas constantes que recibe de parte de su pareja por los modos que escoge para realizarlas. “Eso no se limpia así”, “ten cuidado con eso”, “no juegues con el bebé en ese sitio”, “empieza mejor con eso”, “no te quedó bien”, “déjame que te enseñe”, “mira el desastre que estás haciendo”, “me sale mejor hacerlo yo”, etc.

Hay una línea muy delgada entre anular la adultez de tu pareja al no respetar su estilo y el querer ayudarle a que aprenda cosas que para ti son muy fáciles por tu experiencia. Todo se traduce en aprender a comunicar correctamente tus ideas tras haberlas filtrado para descartar ideas maternales que no te corresponde tener con tu pareja. Para ello debes entender que tu estilo no es el único posible o válido para realizar las cosas. También debes darte cuenta cuándo tu obstinación por el perfeccionismo puede hacer sentir mal a la otra persona. A veces, es mejor admitir que obsesionarnos por hacer las cosas a nuestra manera podría ir en detrimento del resultado final. ¿Eres capaz de aceptar que su estilo también es válido?, ¿has pensado que en ningún lado está escrito y validado por todos que las cosas se deben hacer de esa manera específica?, ¿piensas que es posible que él también obtenga experiencia y modifique su método para obtener mejores resultados sin la necesidad de que tú le indiques el camino?

Es importante que te des cuenta que cuando a una persona le hacen sentir que no sabe hacer algo, podrías estar quitándole la poca motivación que tiene para hacerlo, es por ello que es necesario sumar y no restar. No te conviertas en una variable que obstaculiza su proceso para asumir responsabilidades porque, realmente, no te está ayudando o colaborando con el hogar o los niños, sino que está asumiendo su rol aunque tome un tiempo lograrlo. En ese sentido, y como nadie nace aprendido, debes darle espacio para que encuentre sus propias maneras y se tome el tiempo que necesite. Recuerda cuál es el objetivo que tienes: división de responsabilidades en el hogar.

Ahora bien, si su método afecta tu realidad, una conversación va a ser importante que se realice una vez se repita aquello que te generó malestar. Pondré un ejemplo: José ha decidido fregar los platos, pero una vez que termina de hacerlo, deja todo el piso mojado. Tatiana, se resbala con el agua de la cocina y se da cuenta que tiene que volver a limpiar el piso pues, se ennegreció después de que José limpió los platos.

 
Pensando que podría tratarse de algo puntual, ella esperará a que ocurra de nuevo y, si es el caso, se acercará con la mejor actitud a José y le dirá: “ mi amor, entiendo que has realizado lo que acordamos, y aunque estoy muy aliviada al respecto, quisiera pedirte que, por favor, tuvieras cuidado en no derramar agua al piso de la cocina mientras friegas los platos para no tener accidentes y no tener que volver a limpiar todo el espacio. ¿Es esto posible?” Fíjate que estás agradeciendo lo que sí hizo, pidiendo que se modifique lo que no hizo y dejándolo en un evidente acuerdo final.

Al tratarse de un proceso de aprendizaje, es altamente probable que el error vuelva a ocurrir y el piso sea mojado de nuevo, así que en ese momento, no te desesperes. Simplemente te debes acercar a él, con una voz suave y decirle lo siguiente: “José, el otro día conversamos y te pedí que, por favor, tuvieras cuidado en no mojar el suelo de la cocina al fregar los platos. Continuo muy contenta en que estés efectivamente fregando, pero acabo de darme cuenta que nuevamente se mojó el piso. ¿Serías tan amable de secarlo tú?

Respetar su adultez, ser agradecida, y tener una comunicación simple, directa y carente de agresión, aumentará las probabilidades de que José deje de mojar el piso, siga fregando y tú no tengas que preocuparte más por el tema. Por el contrario, si lo persigues diciéndole cómo se debe hacer, en cuánto tiempo debe hacerlo y criticando cada una de sus acciones, disminuirán las probabilidades de que haga la actividad y aumentarán la probabilidad de conflicto porque tu frustración y su desidia serán cada vez más altas.

Inténtalo, no tienes nada que perder.

Clínica de la Pareja: Instagram: @clinipareja Web: www.clinipareja.com