Mirla Castellanos: «Una mujer que revela su edad es capaz de decirlo todo»
Esta es la historia de cómo se forjó el mayor símbolo femenino musical de Venezuela. En el 70 aniversario de Estampas, Mirla Castellanos se revela, a sus 82 años, con su característico toque de humor: «Jamás mentiría diciendo que tengo 60 años»

REDACCION ESTAMPAS

28/12/2023 08:00 am



Néstor Luis Llabanero 



Se trata de una artista indispensable para contar la historia del espectáculo venezolano. Ha sido aplaudida en los festivales internacionales de San Remo, Benidorm, Mallorca, Atenas, México, Viña del Mar y en la OTI. También en los nacionales, entre los que resalta su primer lugar en la competencia Onda Nueva de Aldemaro Romero.

Mirla Castellanos ha combinado perfectamente su faceta de madre con la de artista de más de 30 producciones musicales y figura récord en presentaciones del Miss Venezuela.

Su estilo de vida aguanta cualquier escrutinio. Madre de cuatro hijos —Hugo Daniel, Mirla Dayana, Miguel Ángel, Yolanda José—, abuela de seis nietos, y casada en dos oportunidades, primero con el actor Miguel Ángel Landa y luego con el empresario Miguel Ángel Martínez. La cantante icono del país es un referente del buen balance entre la estrella pública y el señorío de su ámbito privado.
 
Temas como Vuelve pronto, Hagan juego, Dominique, La noche que murió Chicago, Dile a él, Maldito amor, Yo no sé vivir sin ti, Secretaria, Muera el amor, Señor Juez, Dile a tu nuevo amor, No le hagas lo que a mí, El abuelo y Venezuela han hecho de su voz el sonido del país en el mundo.

En 2023, Mirla Castellanos presentó Me da igual, una canción que en ritmo de bachata la ha elevado a figura estelar de las plataformas digitales.


“Yo he sido una mujer feliz y las canciones que he cantado, de amor o no, las he cantado porque me gustan como artista no porque me sienta reflejada en ellas”

Pero la Mirla Castellanos vestida con esos lujos que todos conocemos, fulgurante como el oro de los canutillos, resulta ajena a la Mirla Castellanos que debutó desprovista en la televisión durante el mes de agosto de 1960.

A punto de alcanzar la fama, a la jovencita de 19 años la esperaba el set de El Show de las Doce, un espacio de Radio Caracas Televisión conducido por Víctor Saume, el presentador que para ese año superaba en popularidad a otro grande, Renny Ottolina.
 
Cuentan que, sin dudarlo, Saume aceptó pagar por la joven los más altos honorarios —4 mil bolívares —, un caché solo recibido por estrellas como Pedro Vargas, Alfredo Sadel, Marco Antonio Muñiz y Néstor Zavarce.

«Yo estaba hecha un mar de nervios antes de debutar», nos dice en el contexto de la entrevista que forma parte del 70 aniversario de Estampas.

Mirla pasó a ser entonces la primera mujer que lució pantalones en la televisión venezolana. Así se convirtió en un icono pop. También fue la primera mujer en ser incluida en el Espacio Estelar Nivada, la sección exclusiva para talentos masculinos de El show de las doce. Pasó a ser un espejo de lo que ahora se llama empoderamiento e inclusión.

Los ademanes enseñados por su amiga Estelita del Llano y el vestuario prestado por Carmen Victoria Pérez, la figura avant garde de la época, surtieron el efecto de engagement en el público. Los venezolanos quedaron unidos a su gran estrella.
 
En ese caluroso agosto de 1960, nacía la más grande de las cantantes venezolanas, la figura que otorgó el aire moderno a un país de intérpretes que apostaban, en su mayoría, por la estética folk.
 
—Yo debuté con mis canciones yeyé en el show de Víctor Saume —se extasía Mirla en la gratitud de sus recuerdos—. Toda la ropa que lucí en mi estreno me la prestó Carmen Victoria Pérez, un pantalón tipo tubito hasta los tobillos, un suéter y una cadena gruesa que decía paz y amor. Lo único mío fueron los zapatos.
 
Fue su madre —Carmen Aurora Peñaloza— quien le advirtió que semejante facha, en pantalones, era una completa «vulgaridad», algo que debía evitar en sus próximas presentaciones luciendo «vestidos».

—A pesar de los regaños de mi madre por mis pantalones —se reafirma— a mí me encantó ese momento, así que mientras me reprendía yo solo pensaba ‘No protestes que después viene lo bueno’.



Efectivamente, en la plenitud de la década de 1960, ya contratada por RCTV y viviendo en su primera propiedad en el sector de la California Norte, recibió la llamada de Luis Guillermo González y Ricardo Tirado, ejecutivos del canal. Querían darle otra dimensión a sus apariciones en televisión agregándole una marca a su nombre. Surgió La Primerísima. Y así la anunciaría Renny Ottolina.
 
Pero, los inicios de Mirla Castellanos no fueron siempre tan luminosos como podría parecer. «Yo vivía en Valencia, donde nací, y un día una señora amiga de mi casa le informó a mi mamá lo que ambas habían acordado ‘Me llevaré a Mirla a Caracas para conseguirle un colegio’. Mi madre estuvo de acuerdo porque luego se reuniría conmigo y llevaría consigo a mi hermana, Amalia».

Con algunos 14 años de edad, embarcó en el camión de mudanza. A ese traslado lluvioso y sin autopistas se sumó la habladuría de un loro que no dejó de repetir por el camino ‘Está lloviendo, está lloviendo’. «Así fue mi entrada triunfal a Caracas», se mofa la artista de su travesía.
 
Y en sintonía con su humor comenzamos el siguiente juego de preguntas y respuestas.

—Mirla, hay un rasgo que llama la atención de ti y es que siendo mujer revelas tu edad.
Yo siempre he dicho mi edad. Nací el 31 de marzo de 1941, saquen cuenta. Me acostumbré a hacerlo desde niña porque en aquellos tiempos me gustaba cuando me contestaban que estaba jovencita y bonita.
 
—Suponíamos que revelar la edad jugaba en dirección opuesta al ego femenino.
Creo que una mujer que revela su edad es capaz de decirlo todo —deja clara su autenticidad —. No mentiría diciendo que tengo 60 años porque la verdad es que la cara no me ayudaría y porque si lo hago la gente diría en las redes sociales ‘Pero esa señora está acabadísima’.
 
—Siempre has gozado de la estima del país. De hecho, eres considerada la reina de las portadas de revistas en Venezuela. ¿Cómo ha sido la experiencia con Estampas?
He vivido una experiencia lindísima con Estampas, porque ha seguido mi historia musical con hermosas fotografías que han enriquecido mi portafolio y que me han ayudado muchísimo.

—¿Qué nos ha querido decir Mirla con todo su ropaje lleno de lentejuelas, plumas y canutillos?
Que hay una artista que no quiere pasar desapercibida —dice Mirla para provocar la risa—. Cuando un artista cuida su vestuario está demostrando que respeta al público. Eso está en mis genes.

Explica La Primerísima que en sus inicios agarraba los figurines de modelos posando y los llevaba debajo del brazo a las sesiones de fotografías. Esas revistas las utilizaba como referencia, para ver cómo se acomodaría ella frente a las cámaras.

—¿En qué se parece Mirla a sus canciones?
Yo he sido una mujer feliz y las canciones que he cantado, de amor o no, las he cantado porque me gustan como artista no porque me sienta reflejada en ellas.

—En todo caso, ¿cuál de tus temas recomendarías a los venezolanos que quieren enamorar a alguien?
Hay muchas canciones, pero para enamorar a alguien yo recomendaría que cantaran Si no estuvieras tú, es preciosa.
 
—¿Qué consideras invariable para un artista independientemente de la época?
Más allá de las épocas, es muy valioso tener conciencia de la imagen de televisión y ser compañero de los compañeros, felicitar a tus colegas cuando lo merezcan, no tener egoísmos. Por dar un ejemplo, a mí me gusta celebrar a mi amigo el Pumita cuando veo sus logros internacionales.
 
—¿Desde aquel agosto de 1960 ha cambiado tu planteamiento escénico?
Por supuesto que se ha transformado. Ya no bailo como antes cuando me cambiada hasta ocho vestidos en el escenario, pero eso no quiere decir que tenga menos calidad como artista. Hoy, mi carrera como cantante la llevo con más tranquilidad, pero con el mismo entusiasmo que sentí en mi debut.


Mirla Castellanos
Instagram: @mirlalaprimerisima

Néstor Luis Llabanero
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Fotos: Iván Dumont
Instagram: @ivandumont