Lupita Ferrer: «Yo nací artista»
Lupita Ferrer experimenta un nuevo nivel de popularidad. Y lo logra —he ahí su magia— en medio de una audiencia acostumbrada a las plataformas digitales. En el 70 aniversario de Estampas, habla del principio de vida que la ha mantenido a flote

REDACCION ESTAMPAS

28/12/2023 08:00 am



Néstor Luis Llabanero 


Lupita Ferrer es un sentimiento país. También es la cara venezolana en el mapamundi de los dramáticos. La industria lo reconoce. Los ejecutivos se apoyan en su nombre para reflotar las producciones. Eso no le incomoda. El público la percibe —en efecto lo es— la joya de más alto valor de las telenovelas.
 
Siempre ha sido así. Desde que su nombre se masificó con Esmeralda, la serie de Delia Fiallo con la cual obtuvo en 1970 el rol protagónico al lado de José Bardina.

La primera actriz acaba de demostrar que no ha perdido ni un gramo de sus dotes histriónicas. Lo hizo en Dramáticas, una propuesta producida en clave de comedia por Hispanomedios, en la cual ratificó, sin lugar a dudas, por qué es considerada la reina absoluta del melodrama.
 
La producción de Daniel Ferrer Cubillán estuvo servida para que la actriz condujera en el buen hacer a sus compañeros veteranos en Venezuela.
 
Su energía de trabajo parece inagotable. Cuando llegó a Caracas, para el estreno en octubre de Dramáticas, realizó una gira por el país para estar cara a cara con el público y recordarle que estaba de vuelta en la pantalla.
 
«Yo nací artista, nadie me metió en esta carrera», confiesa en exclusiva para Estampas. «Yo vengo de una familia tradicional de Maracaibo y ellos más bien lo que querían era que yo me casara con un chico de allá y formara mi familia, pero esa nunca fue mi ilusión».


«Hay que tener mucha fortaleza interior para poder soportar esos vaivenes de la vida y de esta carrera artística»  

Bautizada como Yolanda Guadalupe Ferrer Fuenmayor, la más internacional de las actrices venezolanas, nació en Maracaibo, la capital del petróleo de Venezuela, el 6 de diciembre de 1947. De modo que transita, con irrebatible elegancia, el camino de la madurez. Fue en Maracaibo donde debutó a los 13 años en la pieza Gigi, presentada en el histórico Teatro Baralt.
 
«A los 20 años yo era muy impulsiva e impaciente, quería comerme el mundo. De aquella joven celebro la valentía que tuve a veces para imponerme a directores y a ciertos ejecutivos de los canales. Menos a mí, que tenía tantos deseos de triunfar y de alcanzar algo, pero lo mío no era monetario, sino más bien una realización personal».

La protagonista de éxitos como Cristal, La zulianita, María Teresa, Mariana de la noche y Doña Perfecta también registra en su palmarés los protagónicos en el cine mexicano, siendo su trabajo más descollante Un quijote sin manchas, al lado de Mario Moreno «Cantinflas», en el año 1969.

Como lo dice la misma Lupita, el mundo se le hacía pequeño para las ambiciones artísticas que de su corazón brotaban. De esta manera, se marchó un día a Nueva York, becada por el presidente Raúl Leoni.

En aquel torbellino de metrópolis fue recibida como alumna del Actor Studio para ser formada por el propio Lee Strasberg. Allí compartió entrenamiento académico con Liza Minelli y Shirley MacLaine, dos grandes de la meca del cine estadounidense.

Pero ese sueño de conquistar Hollywood quedaría suspendido por una carrera televisiva que la reclamaba en tono de urgencia.


«Yo estoy contenta con muchas cosas que he logrado, pero lo que más valoro es el cariño del público, que me lo ha demostrado constantemente»

Instalada en México, donde era conocida en el cine, recibió la invitación de regresar a Venezuela donde se convirtió en el talismán de la autora Delia Fiallo. El irrumpimiento de la actriz en las telenovelas venezolanas estuvo lleno de interés mediático.
 
El caso es que a Venevisión había llegado la novedad en la piel de una muchachita de 22 años llamada Lupita Ferrer que protagonizaría Esmeralda, la historia de una joven ciega, de costumbres silvestres.

Era el comienzo de una actriz que, como pocas, ha sabido aliarse a los canales para reflotarlos en sus épocas de crisis económicas. Lupita, al lado de José Bardina, en los tiempos que proclamaban la paz y el amor, rompió todos los pronósticos y se establecía una monarquía cuyo encanto principal han sido las lágrimas de la actriz.

No existía fuerza humana alguna que detuviera a Lupita en sus ansias de explorar el arte escénico. Cuando ya había consolidado su nombre en el país, procuró la conquista de Hollywood y fue el zar del cine mexicano, Gregorio Walerstein, quien la recomendó a los productores norteamericanos.
 
En 1978, Venezuela aplaudió el arrojo de la actriz que, con la nueva identidad de Melanie Farrar, compartió honores con Anthony Quinn y Dolores del Río en la cinta Los hijos de Sánchez.


«Uno tiene que estar abierta al conocimiento y sobre todo las actrices, porque las actrices lo que hacemos es representar la realidad y los problemas que viven los seres humanos. Así que es muy importante aprender»

Con este paso, Lupita renovaba su compromiso por el cine, tal cual lo había soñado desde su época estudiantil en el Actor Studio. Además.
 
Vendría su trabajo al lado de Tony Curtis y Chuck Connors en Balboa; pero, su aspiración llegaría a su fin junto con el divorcio del director Hall Bartlett, a quien conoció rodando Los hijos de Sánchez.

«La vida es un aprendizaje y esta carrera es muy dura, a veces estamos muy arriba y a veces muy abajo», dice quien lleva 60 años de trayectoria profesional, un camino que comenzó profesionalmente a sus 15 años, en 1963, en el Ateneo de Caracas, personificando a Ofelia, en la pieza de William Shakespeare, Hamlet, interpretado por Esteban Herrera. Ambos dirigidos por Horacio Peterson.

«Hay que tener mucha fortaleza interior para poder soportar esos vaivenes de la vida y de esta carrera artística. Yo estoy contenta con muchas cosas que he logrado, pero lo que más valoro es el cariño del público, que me lo ha demostrado constantemente».

Las mujeres que recorren los 70 años tienen en Lupita Ferrer una brújula perfecta para llenarse de optimismo. «Mantengo mis expectativas de reinventarme, como es el término que se usa ahora. Aprendo sobre las redes sociales y la tecnología que no domino porque no soy de esa generación, pero estoy activa, hago ejercicios y me actualizo en mi profesión».

Llena de desafíos, Lupita mira más futuro que pasado. Y es esa mentalidad de ganadora lo que le ha permitido compartir el set de grabación con diferentes generaciones de actores continentales.
 
Maneja su propia cuenta de Instagram, donde va contando parte de su legado sin descuidar las reflexiones que a ella la desafían en el presente.
 

 
Sus seguidores no tienen edad promedio. Es todo un continente que se divierte escuchándola y viéndola, y recibiendo a cambio un corazón como respuesta por parte de Lupita.
 
En lo físico tiene como meta entrenar apegada a su ritmo, no descuidar su imagen y elevar los niveles de salud atendiendo asuntos propios de su edad.
 
Además, resulta importante para la actriz venezolana estar al día con lo que sucede en el mundo y acoplarse en la medida de las posibilidades al lenguaje de las nuevas tecnologías.
 
«Lo que un niño hace en un segundo a mí me cuesta hacerlo en una hora, pero eso es parte de la vida», dice en el tono comprensivo que tiene también para ella. «Uno tiene que estar abierta al conocimiento y sobre todo las actrices, porque las actrices lo que hacemos es representar la realidad y los problemas que viven los seres humanos. Así que es muy importante aprender».

Lupita Ferrer, conocida como la más dramática de las actrices, la reina de las lágrimas y de sonoras cachetadas renunciaría a todo, menos a su vocación de artista. Y es lo que recomienda que todos los seres humanos hagan, independientemente del oficio que desempeñen.

«Los artistas no debemos renunciar al respeto por el arte del teatro. No me refiero a la industria, porque la industria puede ser muy ingrata, injusta y absurda a veces, pero aun así, lo que nunca debemos perder las personas es la disciplina».

Lupita Ferrer
Instagram: @soylupitaferrer

Néstor Luis Llabanero
Instagram: @llabanero

Fotos: Franklin Suárez
Instagram: @franklinsuarezc