Maite Delgado: «No tengo miedo a envejecer»
En el 70 aniversario de Estampas, la animadora Número 1 de Venezuela habla con su tono más potente: «Las mujeres de mi generación fuimos criadas para ser perfectas, triunfar y ser las mejores madres, esposas y profesionales»

REDACCION ESTAMPAS

28/12/2023 08:00 am



Néstor Luis Llabanero 

Maite Delgado construyó poquito a poquito su identidad como animadora. Comiéndose las verdes y las maduras. Siendo primero alumna y luego referencia.
 
En aquellos pasillos, entonces vertiginosos de una industria televisiva vibrante, la joven catirita —estrella naciente— observaba, escuchaba y también ¡cómo no!, bajaba la cabeza cuando tropezaba en su desempeño.
 
La solidez de su nombre no surgió de la nada. No fue que un día, los fabricadores de artificios la llamaron La Número 1. Fueron diarios los regaños de Edith Valerio, su productora en Complicidades, la revista matutina que en 1986 le dio la bienvenida a Maite, al lado de Carmen María Montiel y Eva Gutiérrez, el trío original de presentadoras.
 
Ahí obtuvo el primer salario de 3 mil 500 bolívares y en el cumplimiento de sus metas materiales, cansada de autobuses y metro, la jovencita adquirió su vehículo. Saboreaba así el fruto de un trabajo que, de paso, le allanaba el camino para darle el prestigio que tiene su imagen.
 

 
«Yo estaba aterrorizada en mi primer día formal de trabajo, no entendía como había dicho que sí. Todos los días recibía al menos un regaño. Imagínate, un programa en vivo. Hoy en día agradezco esos regaños porque me convirtieron en la profesional que soy. ¡Gracias, querida Edith!».
 
Sin embargo, los deslices que recuerda la animadora no los percibía un país embelesado con aquel huracán juvenil incontenible que emanaba la naturaleza agitada de sus 19 años, de una niña nacida a las 6: 40 de la mañana, el 20 de septiembre de 1966, en lo que una vez fue la Clínica Córdoba, en la avenida México, del centro de Caracas.

—¿Cómo tomaste la determinación de convertirte en presentadora de televisión?
Mi papá siempre cuenta que era mi sueño de niña y que jugaba a que el envase de champú era mi micrófono. Yo no lo recuerdo. Lo veo como un camino que fue naciendo ante mis ojos, me fue enamorando como oficio hasta conquistarme de una manera irremediable.
 
—Resulta llamativa tu decisión de no explorar ese concepto de ser artistas integrales
Nunca tuve la inquietud de desarrollarme en otras áreas. Me sentía plena y enfocada en eso que había descubierto. Ese era mi camino, estaba servido para mí, rodeada de los mejores profesionales para aprender, del tiempo perfecto para cultivarte y de los más importantes escenarios para brillar.

La integridad artística de Maite Delgado viene del respeto mostrado por el escenario, desde donde se ha dirigido con un rango vocal convertido en una marca que cohesiona al país.
 
La principal maestra de ceremonias de Venezuela nos ha paseado en el sube y baja de las emociones, y como artista no ha sucumbido a tentaciones de severas intervenciones estéticas. Ha respetado los cambios naturales de la apariencia física con la que fue conocida en 1986 cuando participó en el concurso Miss Venezuela.
 
Luego de su debut como presentadora de Complicidades no hubo manera de detenerla. Si la televisión venezolana tiene rostro grato es precisamente el de Maite Delgado. Sus transiciones han sido disfrutadas en un recorrido que incluye, entre otros espacios, el Circo Cómplice, El País de Caramelo, ¡Qué chicas!, Giros TV, el talk show Maite, Qué dice la gente, Todo por Venezuela.
 

"Creo en vivir cada etapa al máximo para no dejar pendientes"   

A esto se suma la conducción del Miss Venezuela como figura central consecutiva desde 1997 hasta 2010, luego como presentadora invitada en las ediciones 2013 a 2015 y nuevamente como titular en 2022 y 2023.

Su nombramiento como conductora en 1997 del Miss Venezuela revirtió el rol principal, que por años mantuvo la figura masculina Gilberto Correa. Provocó un cambio de paradigma, visto hoy como el mejor ejemplo de empoderamiento de la mujer en la televisión.

—¿Sabías que en ese 1997 estabas provocando cambios a favor de la mujer?
Es algo que fui asimilando poco a poco. Aunque no soy de las que antepone el género al talento, valoro mucho como un aporte al mundo femenino ser referencia de eso.
 
—¿Qué te enseñó el gran productor Joaquín Riviera?
No puede hablarse del espectáculo en Venezuela sin Joaquín Riviera. Me enseñó muchas cosas, a amar y respetar el escenario, a trabajar con pasión para el público y que la mejor improvisación es la que se ensaya mil veces.
 
—En retrospectiva, ¿cómo miras tu dupla con Gilberto Correa?
Con Gilberto Correa aprendí la importancia de ser generoso en el escenario con tus compañeros y entender que servir el escenario para que brille tu pareja es brillar tú también, además de regalarle al público armonía y respeto. Gilberto siempre fue el mejor maestro.
 
—¿Qué te enseña una industria del espectáculo que tiene como la de hoy menos recursos que la industria que te recibió a ti en la década de 1980?
Yo aplaudo de pie a mis compañeros profesionales de esta generación, quienes con mucho menos recursos que nosotros y en esta época donde se impone la inmediatez, se han formado, ganándose un lugar en el corazón del público y un espacio en la historia.

—¿Cuál sería tu reflexión como mujer que vive la etapa de los 50 años?
Las mujeres de mi generación fuimos criadas para ser perfectas, para triunfar, para ganar y para ser las mejores madres, esposas y profesionales. Fallar en una era fracasar en todas. Hoy, sin embargo, entiendo que aunque todo aquello importa, nunca importa más que ser feliz en el camino, pero eso no nos lo dijeron, lo aprendimos a golpes.



—Una manera dura de aprender…
Aprender que perdiendo también se gana viene con los años y valorar las experiencias que te permitirán fortalecerte en los fracasos también. En cambio, ahora me reconozco sabiéndome imperfecta, vulnerable y sensible, aunque igualmente me identifico en mi valentía y en mi pasión ante cualquier reto, la misma pasión del primer día.
 
—¿Qué extraña Maite, si es que eso te ocurre, de su etapa de los 20 años?
Aunque creo haber vivido mi etapa de los 20 años bastante bien, si yo hubiera sabido lo maravillosa que era a los 20 años no sé qué habría cambiado o qué habría sido distinto, pero no funciona así.
 
—¿Cómo funcionó para ti?
A esas edades las mujeres somos muy inseguras y siento que es algo que debemos trabajar con nuestras jóvenes. Aceptarte y disfrutarte, tal cual eres en cada etapa, es y será vital para tu desarrollo sano como mujer.
 
—¿De qué modo te sientes desafiada?
Me desafía esa locura social que tenemos con el tema de envejecer, pareciera que es algo que está mal y que nosotros podemos controlar. La vejez es una consecuencia maravillosa de vivir.
 
—Las famosas, regularmente, tienen miedo a las huellas del tiempo…
Yo no tengo miedo a envejecer y no me dejo influenciar por quienes sí lo tienen y arremeten contra un tema tan natural. Creo en vivir cada etapa al máximo para no dejar pendientes y aceptar, eso sí, con dignidad el paso del tiempo, con agradecimiento.
 
—Independientemente de tus etapas vividas, ¿qué resulta invariable para Maite Delgado?
Desde que tengo memoria, yo me levanto todos los días con el plan de ser un poco mejor cada día. Mantener viva mi niña interior, ser fiel a mi esencia y dejar algo positivo en alguien, eso no ha variado con los años y espero no lo haga nunca.

Maite Delgado
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Néstor Luis Llabanero
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Fotos: Mauricio Donelli
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Asistencia: Anibal Graffe
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