Daniela Alvarado: «Los hombres tienen que aprender a escuchar a las mujeres»
Daniela Alvarado, la protagonista más referencial de los últimos veinticinco años, firmó su primer contrato millonario a los 16 años: «Cuando iba a protagonizar Mujercitas, el productor Alberto Giarroco me dijo ‘Te voy a pagar un millón de bolívares'

REDACCION ESTAMPAS

28/12/2023 08:00 am



Néstor Luis Llabanero 


«Yo no ando con una bandera feminista, yo adoro a los hombres», remarca la actriz Daniela Alvarado para asomar su posición conciliadora en torno a un debate mundial sobre la igualdad de género. Una discusión que, en su caso, dice entender de un modo personal.


A propósito de celebrar el 70 aniversario de Estampas, la protagonista venezolana más sólida de los últimos veinticinco años confiesa que no puede establecerse la supremacía, moral o económica, a partir de los genitales de un ser humano. La medida debe ser, en su opinión, los méritos de la trayectoria, el talento y el estudio.
 
Para Daniela Alvarado resulta conocido lidiar en medio de esas diferencias con las que el ámbito artístico, dirigido fundamentalmente por hombres, suele agitar las voces feministas.
 
Ella misma se sintió probada en 1999, cuando a los 16 años de edad fue ascendida como cabeza de elenco en una telenovela de la casa productora Laura Visconti. Entonces, el desafío le llegó en las líneas de un contrato que planteaba desventajas monetarias.
 
«Cuando iba a protagonizar Mujercitas, el productor Alberto Giarroco me invitó a cenar con mi mamá para hacerme la propuesta oficial del protagónico. Y me dijo ‘Te voy a pagar un millón de bolívares’. Eso era mucho dinero para mí. Así que yo estaba feliz».
 
Lo que vino después fue la aclaratoria de Giarroco al lanzar sobre la mesa que el caché de la joven actriz no sería el de mayor remuneración del elenco.

«Me aclaró diciéndome ‘Eduardo Serrano, el malo de la historia, ganará dos millones y yo necesito que tú entiendas eso’. Pero es que ya yo lo entendía. Off course. No tenían que explicármelo. Eduardo Serrano es un señor actor con una carrera impecable. Cómo alguien no podría entenderlo».


"Uno como artista tiene que cobrar lo que se merece, creo que es lo justo"

Mucho antes de nacer en Caracas el 23 de octubre de 1981, Daniela del Carmen Alvarado Álvarez ya estaba en boca de los venezolanos. Hoy tiene 42 años. El embarazo de su madre, la actriz Carmen Julia Álvarez, fue reseñado por los medios. Los periodistas coronaron páginas con el posterior nacimiento de la pequeña, describiendo su bautizo en la Iglesia de San Cayetano y, en fecha reciente, detallando su boda con el actor y director José Manuel Suárez.
 
En una familia de artistas, Daniela Alvarado tenía predestinado su camino. A los cinco años participó en Macu, una película dirigida por Solveig Hoogesteijn y protagonizada por Daniel Alvarado.
 
—Podría pensarse que los niños pierden su infancia sometidos al trabajo artístico. ¿Fue ese tu caso?
Yo no perdí ninguna infancia. Yo fui feliz en Bienvenidos y fui feliz en los mini pop. Yo iba a trabajar porque me parecía divertido. Jugué con muñecas —se ríe —, tuve peluches hasta hace unos días cuando di mi brazo a torcer y no pude seguir teniendo a La Sirenita en mi cuarto porque ahora soy una mujer casada.

—Hablando de tu origen como actriz, ¿te formaste académicamente o tus herramientas vienen como herencia familiar?
Nunca estudié en ninguna academia, la respeto enormemente, pero yo aprendí en el trayecto. Yo siempre digo que tuve mucha suerte y estoy muy agradecida por eso, tuve dos padres que nunca me limitaron a menos que fuese en contra de mi niñez o mi adolescencia. Siempre me dejaron escoger dentro de los parámetros. Igual tuve que hacer casting, esperar sentada a ver si había sido escogida, me ilusionaba, no me escogían. Me pasó más de una vez.

—Luego de tu debut como protagonista en Venevisión resultó sorpresivo verte enseguida en RCTV como Mariú. ¿Qué tipo de intereses son los que te mueven?
En ese momento, ninguno. La única vez en mi carrera que hice algo completamente obligada fue cuando hice Mariú, pero aun así, creo que a mí me faltará vida para agradecerle eso a mi papá.
 

 
—¿El cambio lo decidió Daniel Alvarado?
Lo que sucedió fue que yo no quería ir a RCTV, quería quedarme en Laura Visconti, que era la casa productora de Mujercitas. Yo quería seguir siendo niña y adolescente. Recuerdo que mi papá tuvo que firmar el contrato porque yo no tenía 18 años para hacerlo.

—¿Por qué te empujaba hacia RCTV?
Porque Julio César Mármol, que había escrito La dueña, con José Ignacio Cabrujas, le dijo a mi papá ‘Tú a mí me debes una y yo quiero que tu hija sea la protagonista de Mariú’, que era un remake de La mujer sin rostro.
  
—Bueno, parece que Daniel Alvarado también tenía razón…
La de mi papá fue la dirección correcta. Fue una situación de trabajo muy rara. Nunca entendí que yo era la protagonista del horario de las 10 de la noche, porque yo lo que quería era seguir jugando. Era la primera vez que tenía una responsabilidad de adulta en una posición adulta.

—Pero, volviendo al interés de la pregunta, ¿cuáles son los intereses que mueven a Daniela Alvarado?
Depende mucho. Casi siempre me he movido por intereses artísticos. Lo que pasa es que uno como artista tiene que cobrar lo que se merece, creo que es lo justo.

—¿En el teatro cómo manejas la remuneración?
Mi ganancia en el teatro es completamente personal, artístico, emocional, psicológica, profesional, no será nunca económica. Del teatro no vivo, me encantaría que los actores en Venezuela pudiésemos vivir del teatro.
  
—Cambiemos de enfoque. ¿Con cuál de tus heroínas de televisión te sientes emocionalmente más identificada, sin que tu respuesta suponga que te reveles en ese personaje?
—Todas me dejaron algo. Unas me cansaron más que otras, pero todas se quedan en el corazón. Mariú es una de ellas. Mariú era una tipa extremadamente fuerte, increíble, que decide al final de la historia quererse a sí misma. Es duro de entender, pero fue así.


 
—¿Y Dileidy María en Voltea pa’ que te enamores?
Dileidy es el personaje más mentiroso que he interpretado, pero me enseñó a que no hay que conformarse. Se levantaba a las tres de la mañana, se hacía desayuno, almuerzo y merienda a ver si aguantaba el día vendiendo periódicos y luego ir a estudiar Ingeniería.

—¿Conforme con Juana La virgen?
Con Juana no fue lo que viví con Juana, es lo que le debo a Juana hasta el sol de hoy. Le debo gran parte de mi carrera, gran parte de mi internacionalización, donde se hace un remake siempre se vuelve al original que hicimos en Venezuela.

—Este año, 2023, obtuviste el premio Isaac Chocrón como actriz de teatro. ¿Significativo?
Recibir un reconocimiento por parte de un jurado que tiene tantos años dirigiendo, escribiendo y produciendo teatro, un jurado calificado como Javier Vidal o Luis Parada, gente que forma parte de este espacio, es como una rayita en el checklist.
 
—¿Qué tanto tiene que ver José Manuel Suárez en ese camino teatral?
José Manuel Suárez me enseñó a respetar el oficio. Me enseñó a que la iglesia se respeta, tú no puedes entrar a un templo echando chistes, tomando alcohol o comiendo, y que es muy importante ser buen camerino, es decir, llevarte bien con tus compañeros.

—¿Prevalece el punto de vista masculino en la forma como vivimos?
Prevalece y mucho. Lo percibo en la política, en la cotidianidad, quizá no lo veo tanto en Venezuela, como sí en el mundo. Y no necesariamente estoy diciendo que como lo veo menos en Venezuela me sienta cómoda con todos los hombres venezolanos. A mí los hombres me parecen interesantes y sexys, pero complejos.

—¿Cuál sería la mayor complicación con el hombre?
A mí me gusta y celebro que la naturaleza masculina sea distinta a la naturaleza femenina, sin embargo, no pueden ganar siempre, no pueden tener siempre la razón. No es cierto. Los hombres tienen que aprender a escuchar a las mujeres.

Daniela Alvarado

Néstor Luis Llabanero
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Fotos: Mauricio Donelli
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