Valentina Sánchez Trivella: «Celebró ser parte de la Generación de Cristal»
En el 70 aniversario de Estampas, Valentina Sánchez Trivella, Universal Woman 2023, rechaza la etiqueta de fragilidad emocional con la que algunos han pretendido restar méritos a su generación

REDACCION ESTAMPAS

28/12/2023 08:00 am



Néstor Luis Llabanero 

A Valentina Sánchez Trivella no se le quiebra la voz ni se le enredan las palabras cuando sale en defensa de su generación. Es su personalidad potente la que queda radiografiada en un verbo articulado, y con esa armadura enfrenta las críticas lanzadas a modo de dardos en contra de los veinteañeros como ella.
 
«Celebro ser parte de la generación de cristal porque para mí su significado es distinto al significado que pueda darle a mi generación una persona mayor. Así que no me siento cuestionada».

La venezolana, con un título en Producción de televisión y radio y otro en Negocios Internacionales, ambos obtenidos en la Universidad de Monmouth, en Nueva Jersey, ganó en febrero de 2023 la corona de Universal Woman, un concurso, entonces inédito, cuya franquicia nacional está bajo la tutela del señor Prince Julio César.
 
La primera edición, celebrada en Dubai, convirtió a Valentina en un referente de mujeres que miran la belleza con un ángulo más amplio, donde las preocupaciones por la vida de los demás sean un objetivo. Con esa misión se ha establecido en China para expandir su mensaje «Haz visible lo invisible».
 
La reina de belleza y presentadora en el canal Globovisión intenta dejar claro que su postura incluyente va en dirección contraria al «individualismo tan extremo que otras generaciones normalizaron».


"Las mujeres de mi generación no permitimos que nos encasille la sociedad"

«Nuestra hipersensibilidad es una manera de decir que estamos dejando a un lado el egoísmo, ese que dice que si una problemática no nos afecta directamente entonces no tiene que preocuparnos. La generación de cristal está alzando su voz para crear conciencia sobre realidades muy distintas que se viven en muchas partes del mundo».

En su caso, no es retórica lo que mueve el ajuste de cuentas públicas con la depresión. El debate de la enfermedad, según su punto de vista, ha estado proscrito socialmente, pero ella lo pone de relieve basándose en la experiencia de ser hija y nieta de mujeres afectadas por el precipicio de las emociones.
 
«Mi mamá sufrió de depresión y de trastorno bipolar y su condición marcó mi niñez por completo. Son pocos los recuerdos que tengo que no se vean empañados de una u otra manera por esa condición».

En el año 2010, su abuela materna, Lilian Trivella, puso fin a su vida. «Nos cayó por sorpresa porque no sufría de depresión. Acabábamos de perder a mi abuelo por cáncer y ellos tenían casi 60 años juntos. Perder a tu pareja de vida debe ser extremadamente difícil. Tal vez se sintió acorralada y tomó esa determinación».

Un año después, el episodio se repetiría, pero ahora con su mamá, Andreína Trivella. «Había sido diagnosticada con trastorno bipolar, sufrió de leucemia y luego de varios intentos de suicidio y de hospitalizaciones psiquiátricas, tomó la decisión un día después de mi cumpleaños 16».
 


En julio de 2023, su padrastro optaría por idéntico destino. «Pero, fue después de perder a mi mamá y de ingresar a los certámenes de belleza que decidí hablar sobre este tema que sigue siendo tabú y sigue rodeado de estigma».

Valentina Belén Sánchez Trivella nació el 19 de junio de 1995 en California, Estados Unidos. Cuenta que su llegada encierra una voluntad superior.
 
«Participando en el Miss Teen USA, en representación del estado de Nueva Jersey, llegué al top 5 y la pregunta final estaba relacionada con la salud mental. Dije que yo había perdido a mi mamá por suicidio. La sala quedó en silencio. En 2014 no se discutía como ahora».

Apegada a su nacionalidad venezolana, en 2020 participó en Miss Venezuela, donde esperaba amplificar su vocería y ensanchar su activismo. Sin embargo, asegura haber encontrado resistencia a su discurso.
 
«Me decían que ese tema no se discutía de manera pública y pese a eso yo continué con mi labor como embajadora de la salud mental. Siento que precisamente por personas como yo, que han decidido no escuchar esas críticas y seguir contando mi historia, la salud mental se discute más abiertamente».
 
Para Valentina Sánchez Trivella debe valorarse la salud mental tanto como la salud física. «Desde que estudiaba en mi colegio veía que era obligatoria la educación física y me pregunto por qué la salud mental no se trata de esa manera. Creo que sería una forma de prevención y eso es clave».

Su mundo ideal comenzó en solitario con las barbies. De aquellos recuerdos, comparte que al regresar del colegio pasaba horas en estado casi hipnótico construyendo escenarios de vida perfectos para sus muñecas. Empezaba con la elección de la ropa, luego con los cortes de cabello que decidía y terminaba en la casa que diseñaba con las sillas de la sala de su casa y las sábanas y almohadas de su cuarto.



—¿Dónde identificas la fortaleza de la generación de mujeres a la que perteneces?
—Creo que hemos aprendido mucho de las vivencias de nuestras abuelas y madres. También creo que estamos profundamente hambrientas por crecimiento personal y hemos tomado las riendas de lo que significa ser mujer en este siglo.

—¿De qué modo puedo entender lo que dices?
—Hemos puesto nuestra identidad como individuo por encima de cualquier expectativa que la sociedad pueda tener sobre nosotras, algo que nuestras madres y abuelas no pudieron hacer por presiones de su entorno. Las mujeres de mi generación no permitimos que nos encasille la sociedad sino más bien, nosotras tomamos la decisión de qué nos sirve y qué no en relación con lo que queremos de nosotras mismas.

—El mundo, sin embargo, se maneja con etiquetas que reflejan comunidades. Los millennials, los boomers, los LGBT, los occidentales, los orientales, los de derecha, los de izquierda. Hay la impresión de que el ser humano se agrupa, plantea barreras y desecha la integración total. ¿En dónde te encapsularías tú?
—Yo veo una sociedad que trata a toda costa de evitar una integración total, o de encapsularnos como tú dices, porque es más fácil dividirnos, mantenernos separados por fronteras, clasificados en grupos, pero cuando entendamos que todos somos ciudadanos del mundo, entonces muchas de las estructuras que han funcionado desde el inicio como ley sobre el orden del mundo van a dejar de tener el mismo significado. La vida se trata de evolucionar.

—¿Y qué ha significado ser Universal Woman?
—Es la materialización de un sueño que se convirtió en objetivo y que terminó cumpliéndose después de muchos años de trabajo. Puedo compartir las banderas que para mí son importantes, la salud mental, la igualdad y los derechos de la comunidad LGBT. Como reina de belleza y como figura pública, esa es la responsabilidad principal y era lo que quería lograr.
 
—¿Del mapa emocional de Venezuela, no del tuyo, qué le brindarías al mundo?
—Hasta hoy, la alegría de nuestra naturaleza no la he conseguido en otro país. La energía con la que nacimos los venezolanos, esa facilidad de conocer a una persona e inmediatamente considerarla casi familia. He visitado países en los que también hay empatía por el prójimo, pero no en el nivel que se ve en Venezuela. Esa sería la emoción que quiero que el resto del mundo conozca, porque eso es lo que significa ser venezolano.

Valentina Sánchez Trivella
Instagram: @valentinasancheztrivella

Néstor Luis Llabanero
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Fotos: Noel Daganta
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