Al hablar con Montenegro se puede inferir una historia personal y familiar que lo marca con profundidad.
Recuerda a un ancestro llamado Feliciano Montenegro y Colón, propietario del Colegio Independencia, ubicado al lado de la iglesia de San Francisco en Caracas, que publicó sus “Lecciones de buena crianza, moral y mundo, o educación popular” ocho años antes del famoso manual de urbanidad y buenas costumbres de Manuel Antonio Carreño. El pedagogo lo hizo para sus alumnos, entre quienes se encontraban los hijos del general Páez y también Antonio Guzmán Blanco.
“Sin embargo, creo que el hecho que tuvo más influencia en mi gusto por los viajes, fue que nuestros padres nos llevaron varias veces a recorrer a toda Venezuela, donde se alojaban en el histórico CONAHOTU”, rememora y sigue recorriendo su biografía, “Crecí en un hogar rodeado de mucho amor familiar”, enfatiza.
“Siempre he encontrado retos seductores en el trabajo”UN RECUERDO IMPERECEDERO Entre viajeros la pregunta obligatoria es cuál generó un cambio en su ser interior. Para Montenegro son varios, cada uno con sus milagros y epifanías. Fue uno, no obstante, que permanece indeleble en su memoria: recorrer la Gran Sabana en su adolescencia en los años 70 del siglo XX, mientras construían la carretera hacia Santa Elena de Uairén.
“En ese viaje descubrí claramente, y sentí en mis entrañas, un amor profundo por Venezuela y su naturaleza. Los tepuyes y las cascadas me conmovieron. Me hicieron sentir una gran sed de conocer mucho más a cada rincón de Venezuela”, afirma con emoción el periodista.
Montenegro desarrolla su carrera en Venezuela. Hijo de padre valenciano y madre de origen falconiano, el comunicador nació en Puerto la Cruz y siente con profundidad su raigambre. “Me emociona viajar y hacer turismo por todo el mundo. Cada día renuevo mi decisión de quedarme a vivir en mi país. El agudo autor austríaco Stefan Zweig decía, a mi parecer con toda razón, que “Yo sé que toda emigración es producto de una necesidad”. Nadie se quiere ir espontáneamente de su país, y por lo tanto yo seguiré anclado a Venezuela siempre”.
“Nunca he considerado vivir fuera de Venezuela”UN LEGADO EN CONSTRUCCION En el momento en que se escribe esta nota, el periodista se encuentra en la isla de Margarita. Se puede sentir la alegría inmensa que le genera compartir sus ideas. Respetuoso de sus colegas, comparte sus inquietudes y es receptivo con las nuevas generaciones de comunicadores.
Para Álvaro Montenegro la existencia no es una pelea de boxeo en donde hay ganadores y perdedores. Le encantaría que quienes han leído o visto sus contenidos sobre viajes, tengan una especial sensibilidad que les permita apreciar aún más al país: “Al tener una actitud positiva, creativa, y constructiva”, expresa, “podemos continuar aportando cada uno un grano de arena para lograr un mundo mejor. También me llenaría de satisfacción dejarles, para su reflexión, la idea de que el turismo puede ser un factor clave de bienestar y desarrollo en Venezuela”.
Marsolaire Quintana@laboratoriodemarFotografías Néstor José Hernández @nestor_click