¿DEBIÓ PAGAR ESTHER?
No se sabe si la pequeña niña fue víctima de los líos amorosos de su padre

ESTAMPAS

09/09/2022 06:00 pm



MAX HAINES


La enrevesada historia de terror de hoy comenzó el 30 de enero de 1882, cuando un hombre que iba en su lanchón río abajo en el Medway en Yalding, Inglaterra, pensó que su pértiga había encallado en el fondo. Cuando logró liberarla, se asombró al ver el cuerpo descompuesto de una niña salir a la superficie junto con la pértiga.

Pronto, el lugar cercano al desagradable hallazgo estuvo lleno de investigadores. El abrigo de la pequeña fue encontrado y retirado del río, y también se encontró su sombrero colgando de una rama que se abanicaba por encima de la línea de la costa.

Alguien había amarrado con alambre un ladrillo al cuerpo de la chica. Una autopsia indicó que la víctima había estado sumergida durante más de un mes. Las marcas en el cuello apuntaban a una estrangulación.

La niña fue identificada como Georgina Moore, de siete años, quien había desaparecido seis semanas antes. Georgina había abandonado su casa de Pimlico a la 1:00 pm para ir a la escuela. La pequeña nunca llegó a su colegio. Sus padres informaron sobre su desaparición. La policía realizó las investigaciones usuales, pero no hubo rastros de la niña hasta que su cuerpo fue retirado de las oscuras aguas del río Medway.

Desde hacía cuatro años, los Moore habían vivido en el edificio de Pimlico. Ocupaban el apartamento del segundo piso, así como otra pareja, el señor y la señora Pay. Esther Pay era una mujer muy bella, hija de una familia muy respetada: los Humphreys. Estos últimos tenían una cabaña en Yalding, no muy lejos del lugar donde se recuperó el cuerpo de Georgina. Esther visitaba a menudo a su familia.

Ahora, amigos, allí había una conexión, aunque muy tenue, entre la víctima y Esther Pay. Los entrometidos detectives excavaron más. Esther y el padre de la víctima, Stephen Moore, habían tenido un romance. El señor Pay pensó que ya se había apagado el fuego que ardía en las entrañas de su esposa por Stephen Moore, pero estaba equivocado.

El trabajo de Pay como vendedor de muebles lo hacía abandonar su hogar cada mañana para ir a su empleo. Stephen Moore, en cambio, pasaba las dos primeras horas del día entre las sábanas con Esther, luego de que su marido se iba al trabajo. Era una forma grandiosa de empezar el día. Pero no podía continuar así para siempre. Pay sorprendió a la pareja con las manos en la masa. Se desató un infierno. Desde ese momento, Stephen y Esther se distanciaron. Stephen no sufrió tanto. Era un hombre nacido para las mujeres y encontró otra dama casada dispuesta a irse con él a la cama en las mañanas frías de Pimlico.

Esther, a pesar de estar confundida por el brusco cambio de los hechos, continuó en términos amistosos con la pequeña Georgina Moore. A veces llevaba a Georgina a caminar por el parque y le compraba golosinas. A Georgina también le caía bien Esther.

Amigos, a eso se le llama una conexión directa. Es más, había un camino que iba desde la cabaña de los padres de Esther hasta el borde del río donde se encontró el cuerpo de la niña. Cuando esta última información fue descubierta, la policía arrestó a Esther y la inculparon con el asesinato.

El 25 de abril de 1882, Esther se presentó a juicio con su vida pendiendo en un hilo. Desde afuera parecía que la parte acusatoria había construido un caso circunstancial fuerte, basado, primordialmente, en un grupo de testigos que había observado a una mujer y a una niña ir a Yalding el 20 de diciembre, el mismo día en que Georgina desapareció. El primer testigo era un compañero de escuela de Georgina. Dijo haber visto a la niña con una mujer, justo después del almuerzo. Si bien no podía identificar positivamente a la dama, creía que ella llevaba puesto un abrigo idéntico al de Esther.

El propietario de una compañía de alquiler de camionetas en Pimlico, Charles Burton, atestiguó que unos días después de Navidad, una mujer había preguntado por el costo de un camión para un viaje a Yalding. No podía identificar a la mujer como Esther y no estaba seguro de si el pequeño que la acompañaba era una niña o un niño.

Charles Cronk, por su parte, trabajaba en un pub en la ruta al establo de Burton. Conocía bien a Esther ya que habían ido juntos al colegio. Alrededor de las 4:30 pm, casi una semana antes de Navidad, vio a una mujer a quien recordaba como Esther Humphreys caminando con una pequeña niña cerca del pub. A pesar de lo afirmado, no fue capaz de reconocer a Esther en una línea de personas hecha por la policía.

Samuel James y su hijo William vieron a una mujer y a una niña pequeña caminando un poco más allá de la ruta. Sabían que era diciembre, pero no recordaban la fecha exacta. Cuando se les pidió que reconocieran a Esther en una línea, escogieron a la mujer equivocada.

Un kilómetro más allá, la señora Pont, que regentaba el Queen’s Head Pub, le sirvió a una mujer un trago de ginebra. La dama estaba acompañada de una niñita. La señora Pont estaba segura de la fecha, 20 de diciembre, pero no logró identificar a Esther.


“Georgina había abandonado su casa de Pimlico a la 1:00 pm para ir a la escuela. La pequeña NUNCA llegó a su colegio. No hubo rastros de ella hasta que su CUERPO fue retirado de las oscuras aguas del río Medwa”

Los abogados de la fiscalía hicieron desfilar a una serie de testigos que llevaron a Esther y a Georgina de su hogar en Pimlico a Yalding. El último testigo de la fiscalía era George Bradley, un obrero que vivía cerca de donde el cuerpo fue recuperado. Dijo que entre las 6:00 y las 9:00 pm oyó un grito que venía del río. George no estaba seguro de la fecha exacta.

Para poder ubicar a Esther firmemente en la escena del asesinato, la fiscalía intentó probar que estaba en Yalding inmediatamente después de la fecha del crimen.

Susan Kemp juró haber visto a la señora Humphreys, a quien conocía muy bien, en compañía de una mujer más joven a quien reconoció como Esther Pay. Susan vio a las dos mujeres cuando fue a la estación de trenes con la señora Ashby, quien conocía tanto a la señora Humphreys como a Esther. Al mismo tiempo, la señora Ashby juró que le preguntó a la señora Humphreys si le ocurría algo a su hija. La señora Humphreys dijo que no le pasaba nada malo a su hija, que simplemente no quería regresar a Pimlico porque su marido la había maltratado. Había algo de duda con respecto a si la señora Ashby estaba confundiendo la fecha con el agosto anterior, cuando se había producido un encuentro entre las cuatro mujeres en la estación. La evidencia más dañina de todas fue dada por la hermana de Esther, quien le había dicho a la policía, al comienzo de las investigaciones, que había estado con Esther en Pimlico durante el tiempo del secuestro y el asesinato. Ahora confesó haber mentido. Esther le había contado sus problemas y le había pedido su ayuda para apoyar una coartada fabricada.

Rondando el juicio estaba el motivo implícito de la fiscalía de que Esther había matado a la pequeñita de los Moore para vengarse de Stephen Moore.

Los Humphreys, quienes de ninguna manera mentirían por su hija, contaron su historia. No había dudas al respecto porque la señora Humphreys había estado enferma y estaba confinada en su cabaña entre el 15 y el 28 de diciembre.

La señora Humphreys señaló que recordaba bien el encuentro con Susan Kemp y la señora Ashby. Había ocurrido como las mujeres lo habían relatado, sólo que había sido el agosto anterior. Una vez más, la señora Humphreys estaba segura de la fecha. El incidente se le había quedado grabado en la mente. Varios testigos independientes verificaron la enfermedad de la señora Humphreys y la visita de Esther el agosto anterior. Pero ¿por qué Esther mintió sobre haber estado con su hermana el día del asesinato? Esther dio la respuesta. Estaba viéndose secretamente con otro hombre y le había pedido a su hermana que mintiera para que su marido no descubriera sus asuntos extramaritales. Esther juró que Georgina le caía bien y que no odiaba a los Moore.