La casa cuando está reluciente nos motiva, nos relaja y nos mantiene con un aura libre de impurezas. Pero cuando observamos los pasillos con enseres, suciedades acumuladas en la cocina, las habitaciones con el desorden hasta el techo, ya comienza el tic nervioso del ojo derecho a conmocionar nuestro mundo. Entonces, para evitar que se esfume ese ánimo que nos dejaron las celebraciones de diciembre, pongamos atención a ciertos rincones y esquinas de nuestro dulce hogar para que no se nos venga encima.

Lo que menos necesitamos es comenzar una semana con estrés, y es la hora de revisar ese closet o ese baúl y saquemos lo que no nos sirve, lo que se haya roto, lo que tenemos guardado de unas tallas más grandes o más chicas y coloquémosla en el cajón para donación. Además, si el armario tiene algún desperfecto en sus puertas, en la bisagra o en los gaveteros, es la hora de llamar a los amigos de la reparación y restaurarlo. Es mejor comenzar el año sin remiendos o roturas; es más sano y beneficioso para todos.

El orden es sinónimo de relajación, para los productos de limpieza ocurre lo mismo porque cuando observamos en un rincón, esquina o estante todos los productos y herramientas para limpiar colocados ordenadamente, nos sentimos más motivados y planificamos mentalmente por dónde empezamos.

 
Las escobas, los coletos, los envases de detergente, suavizante, blanqueadores, desinfectantes, esponjas, guantes y baldes en un mismo lugar, nos ayuda significativamente a la hora de poner manos a la limpieza, porque sabemos que estarán en sólo sitio.

 
Lavadero con su ropa

Lo mismo ocurre con la lavandería; podemos poner una cesta de ropa sucia cerca del cuarto de lavado, o próximo a la lavadora de manera muy disimulada para hacer el trabajo mucho más fácil. Allí debe estar cerca también el lugar que dispusimos para los productos de limpieza. Si colocamos varias cestas para clasificar la ropa según su textil y uso, es mucho mejor.

 

 
Hagamos la lista
Antes de acostarnos, es mucho más saludable si hacemos lo que teníamos planeado mentalmente o en la lista. Al saber que ponemos la cabeza en la almohada sin nada pendiente nos ayudará a tener un descanso reparador y nos levantaremos sabiendo que es menos el trabajo que nos queda. Si hacemos la lista con lápiz y papel como la vieja escuela, avanzamos y vamos tachando las tareas realizadas, y si asignamos pendientes al resto de la familia, hasta divertido se convierte un día de limpieza en casa.

 
Cuando dijimos al comienzo que ahorraremos tiempo y dinero, se trata de que identifiquemos nuestros quehaceres diarios para no postergar nuestro bienestar en el que está incluido el orden y la limpieza, porque nuestra proactividad depende de la energía que se emplea en lo que hacemos a diario.

 
Planchar ahora, nunca después
Al sacar la ropa de la secadora o quitarla de la cuerda, lo mejor es dedicarnos a plancharla aun cuando esta tarea sea la más engorrosa de todas. Dejar para después el planchado es un error imperdonable, porque suceden infinitos acontecimientos asociados al olvido o a nuestra vida de trabajo que al sacar de la gaveta o del closet algo sin planchar nos hará querer llorar y lamentarnos. Es ahora o nunca; nos ahorraremos molestias.

 
Cajones y gavetas organizadas
Tener gavetas de más tampoco es saludable, comprar cajas menos. Lo más recomendable es revisar todo cuanto tenemos guardado en el closet y organizarlos por prendas. Recordemos reparar cualquier desperfecto, un poco de aceite para suavizar los ruidos, un clavo por aquí, una pega por allá, todo para que no se nos acumulen los daños.

 

 

Cama ordenada
La cama ordenada nos da un aliento tranquilizador y muestra un porcentaje bueno de que hay orden en la habitación, al tiempo que armoniza el ambiente y no calma un poco el estrés. Al levantarnos, la primera tarea que debemos ejecutar es esa, alisar la sábana, arreglar las almohadas, extender el cubrecama y sentir relajación.