¿Espiando su teléfono?
Al husmear el celular de la pareja se rompe la barrera de la confianza que se tienen. Sentir la necesidad de hacerlo significa que no se confía ni en el otro ni en la relación

ATENEA ANCA

02/03/2020 08:00 am



El acto de revisar el teléfono de la pareja es uno de los temas más escuchados en mi consulta de terapia de pareja, sobre todo en relaciones con mucha desconfianza, aunque no solo en estos casos. Numerosas veces he visto cómo personas que tenían una relación bastante amena y con pocos conflictos, un día deciden revisar el teléfono de su pareja por simple curiosidad y muchas veces, esa “inocente” curiosidad los deja en una dramática situación: descubren una infidelidad y allí se instala la desconfianza que los puede llevar a necesitar constantes pruebas de lealtad. En los casos en los que la desconfianza ya existe desde el inicio, es frecuente cazar los momentos perfectos para hacerle auditoría a los teléfonos con la excusa de “ya una vez le encontré algo”. 


Demasiadas veces ocurre que consiguen algo pero siguen en la relación aun con el quiebre. A veces incluso llego a ver cómo crean expedientes llenos de pruebas pero siguen buscando más como si esperaran por una gran y definitiva demostración que les dé el valor para separarse. Intentando que entren en razón, he tenido que preguntar muchas veces ¿qué más pruebas necesitas? Con la esperanza de que abandonen el rol detectivesco que tanto daño les hace a los dos.

También he escuchado en muchas ocasiones frases que no comparto como esta: “Si confiamos, podemos dejar que el otro revise sin problema nuestro teléfono.” Explicaré por qué difiero. Si confías, no tienes que revisar nada. Pero además imaginemos que yo tengo una mejor amiga a la que le quiero contar una intimidad que solo a ella le confiaría; luego viene su esposo y le revisa el teléfono porque es normal entre ellos y termina su esposo leyendo mi intimidad. ¿Eso está bien? ¿Es justo conmigo?

Todos sabemos además que las personas podemos interpretar un mensaje de múltiples formas y que no hay una sola lectura para, por ejemplo, un emoticón de corazón, pues podría significar “te amo”, “te quiero”, “estoy ilusionado/a”, “gracias por tu apoyo”, “eres el/la mejor amigo/a del mundo”, “hoy me salvaste el día”, y un largo etcétera, dependiendo del contexto. Además existen personas que son mucho más afectuosas que otras. Si por ejemplo una mujer es muy cariñosa y estila enviar besos y corazones a todos sus amigos y familiares, pero su pareja no lo es, esta persona podría malinterpretar el corazón que ve creyendo que sólo se envían corazones con fines románticos.

Entonces los dejo con algunas preguntas reflexivas: ¿Sirve de algo revisar el teléfono de tu pareja? ¿Te genera tranquilidad que lean el tuyo? ¿Confías en tu pareja? ¿Tu pareja confía en ti? ¿Si alguien desconfía es por la pareja o por inseguridad propia? ¿Crees que todo el mundo es infiel por el teléfono? ¿Sabrías qué hacer si consigues algo? ¿Sabrías cómo actuar si tu pareja malinterpreta tus mensajes? ¿Aceptarías dejar de hablar con alguien si tu pareja malinterpreta con celos alguna conversación inocente para ti? ¿Crees que tus amistades deberían confiarte secretos si existe la posibilidad de que tu pareja los lea?
Finalmente la decisión es de cada quien.