ATENEA ANCA
Cuando se trabaja en terapia de parejas, el principal objetivo del psicólogo es descubrir cómo interactúa esa pareja; es decir, cómo es la dinámica de esta relación de manera tal que queden definidos los roles de cada uno ante los conflictos que se suscitan. Esto, con la esperanza de poder trabajar individualmente en lo que están haciendo mal para que podamos evidenciar cambios positivos en la dinámica.
Por ejemplo, ella vive molesta porque él no colabora con la limpieza, con la cocina o con el cuidado de los niños. Él vive escapando o “haciéndose el loco” intentando evadir una responsabilidad que sabe que tiene pero que le resulta profundamente molesta realizar. Esta molestia no se debe sólo a la actividad sino a las críticas constantes que recibe de parte de su pareja por los modos que escoge para realizarlas. “Eso no se limpia así”, “ten cuidado con eso”, “no juegues con el bebé en ese sitio”, “empieza mejor con eso”, “no te quedó bien”, “déjame que te enseñe”, “mira el desastre que estás haciendo”, “me sale mejor hacerlo yo”, etc.
Hay una línea muy delgada entre anular la adultez de tu pareja al no respetar su estilo y el querer ayudarle a que aprenda cosas que para ti son muy fáciles por tu experiencia. Todo se traduce en aprender a comunicar correctamente tus ideas tras haberlas filtrado para descartar ideas maternales que no te corresponde tener con tu pareja. Para ello debes entender que tu estilo no es el único posible o válido para realizar las cosas. También debes darte cuenta cuándo tu obstinación por el perfeccionismo puede hacer sentir mal a la otra persona. A veces, es mejor admitir que obsesionarnos por hacer las cosas a nuestra manera podría ir en detrimento del resultado final. ¿Eres capaz de aceptar que su estilo también es válido?, ¿has pensado que en ningún lado está escrito y validado por todos que las cosas se deben hacer de esa manera específica?, ¿piensas que es posible que él también obtenga experiencia y modifique su método para obtener mejores resultados sin la necesidad de que tú le indiques el camino?
Es importante que te des cuenta que cuando a una persona le hacen sentir que no sabe hacer algo, podrías estar quitándole la poca motivación que tiene para hacerlo, es por ello que es necesario sumar y no restar. No te conviertas en una variable que obstaculiza su proceso para asumir responsabilidades porque, realmente, no te está ayudando o colaborando con el hogar o los niños, sino que está asumiendo su rol aunque tome un tiempo lograrlo. En ese sentido, y como nadie nace aprendido, debes darle espacio para que encuentre sus propias maneras y se tome el tiempo que necesite. Recuerda cuál es el objetivo que tienes: división de responsabilidades en el hogar.
Ahora bien, si su método afecta tu realidad, una conversación va a ser importante que se realice una vez se repita aquello que te generó malestar. Pondré un ejemplo: José ha decidido fregar los platos, pero una vez que termina de hacerlo, deja todo el piso mojado. Tatiana, se resbala con el agua de la cocina y se da cuenta que tiene que volver a limpiar el piso pues, se ennegreció después de que José limpió los platos.