Las relaciones basadas en el respeto y la tolerancia y donde existe una buena comunicación, son las que terminan siendo duraderas y satisfactorias. El elemento necesario para conseguirlo es la empatía, que nos permite comprender a las otras personas y ponernos en su lugar sin juicios, críticas o suposiciones.

Todos necesitamos sentirnos comprendidos y aceptados por los demás y para eso es importante reconocer y aceptar sus diferencias, siendo más pacientes y tolerantes. Porque en el derecho que tenemos de expresar nuestras diferencias está implícito el mismo derecho de los otros.

Cuando entramos en conexión con otras personas, con frecuencia nos afectan sus ideas, experiencias, emociones o estados de ánimo. Actuar con empatía no es dejar de lado nuestras creencias o convicciones para adoptar las del otro, tampoco se trata de estar de acuerdo con todo. Lo que verdaderamente significa es comprender que, así como nosotros solo vemos un pedazo de la verdad, la visión de los demás también puede ser legítima.

DISPOSICION Y TIEMPO PARA CONECTAR CON EL OTRO. La conexión entre nosotros ocurre cuando bajamos la velocidad, nos mostramos interesados en conocer mejor a la otra persona y nos damos el tiempo necesario para hacerlo. Así surge la espontaneidad, la conversación y el intercambio que nos permiten conectar para saber cómo piensa y siente el otro.

ESCUCHAR ATENTAMENTE. Significa prestar atención mientras la otra persona se comunica, sin interrumpir, con un silencio atento, acompañado de una expresión corporal que haga notar que estás verdaderamente interesado en lo que dice. La mayoría de las veces, con el solo hecho de expresar sus emociones o pensamientos en un clima de confianza, la persona puede lograr la claridad que necesitaba. Prestar atención es sinónimo de amor.

EVITAR CRÍTICAS Y PREJUICIOS. Para poder conectar verdaderamente con los demás debemos evitar la actitud crítica, especialmente si está basada en suposiciones o comentarios infundados. Abrir la mente aunque el punto de vista sea diferente al nuestro, nos ayudará a comunicarnos mejor. Además deberíamos producir un espacio de respeto y confianza, en el que el otro pueda compartir sus verdaderos sentimientos y pensamientos, sin tener que esconderlos o disfrazarlos para poder agradarnos.

ACOMPAÑAR SIN INTERVENIR. No es necesario que siempre seas tú quien aconseje, explique o muestre que tiene la razón. También es importante aprender a guardar silencio para permitirle a la otra persona expresarse con libertad. La próxima vez anímate a compartir tu opinión solo cuando la persona te lo pida, sin olvidar que una misma situación puede ser interpretada de distintas maneras. Estas diferencias pueden enriquecer la comunicación, en lugar de dividir o separar.