Vale la pena que nos detengamos por un momento antes de comenzar un nuevo ciclo para recordar las cosas positivas que hemos aprendido a lo largo de los años, en especial, las que adquirimos a través de las experiencias más difíciles, las que incorporamos después de cometer un error y reconocerlo, las que buscábamos cuando tuvimos la necesidad de cambiar un hábito o aquellas que alguien compartió con nosotros en el momento en que verdaderamente lo necesitamos y que cambiaron nuestra vida de una manera positiva.
Es la puesta en práctica de lo que sabemos lo que verdaderamente puede transformar y mejorar la vida que llevamos, la teoría sin práctica que hemos adquirido de los libros o de escuchar a otros, la misma que hemos compartido con otros en muchos momento pensando que sería más útil para ellos que para nosotros, solo es información guardada en nuestra memoria no produce ningún efecto concreto en lo que nos pasa o en lo que vivimos, a menos que decidamos incorporarla en nuestra vida cotidiana.
Si queremos iniciar un ciclo nuevo, diferente y más positivo, necesitamos tomar la decisión valiente de hacer pequeños cambios en nuestra rutina, en nuestros hábitos, en las decisiones que tomamos y sobre todo en la forma en la que interpretamos y afrontamos lo que nos pasa cada día.
La mayor resistencia a vencer en este proceso se encuentra en el interior de nosotros y son algunas de las ideas, creencias, que nos impulsan a decidir y actuar de una manera equivocada, que además se repite una y otra vez en nuestra vida. Vale la pena que sabiendo que somos adultos, comencemos a mirarnos como responsables de lo que vivimos, para que entendamos la importancia que tiene dedicar momentos de calidad a conocernos mejor para definir por donde comenzar el cambio.
Tenemos la oportunidad de iniciar un año que sea nuevo y diferente, recordando que las oportunidades, las recompensas y las situaciones que enfrentamos, son personales, aun cuando las compartamos con otros, que si hacemos uso del conocimiento que hemos aprendido, de las herramientas que hemos adquirido y de las fortalezas que hemos ganado, podremos convertirnos en una causa diferente y positiva que genere los efectos que deseamos vivir.
Pasos para iniciar un nuevo ciclo:
Define tus propósitos y tus metas: Recuerda que tienen que ser claras, posibles, importantes y valiosas para ti, pues solo así tendrás la motivación para conseguirlas.
Cambia un hábito: Vence ese hábito negativo que has repetido durante tanto tiempo, a pesar de que sabes que no te hace bien. Comienza a comer saludablemente; inicia una rutina de ejercicios; deja de fumar, organízate mejor o simplemente cambia de actitud, sonríe y se más optimista.
Persiste en tu empeño. Es posible que las cosas no salgan como lo tenías planificado, que aparezcan inesperados, que tu amigo o tu pareja no quieran o no puedan acompañarte. Por eso tienes que aprender a ser flexible, para que puedas aceptar los cambios que se presenten en tu vida cada día, con naturalidad y optimismo.
Procura mantener una actitud positiva: ¡No te dejes desanimar por nada ni por nadie! Confía en que eres perfectamente capaz de conseguir las metas que te has propuesto. Mantén el entusiasmo y el optimismo arriba, repitiendo frases afirmativas de tus capacidades y talentos.
