Relajación para niños una herramienta ignorada
Sopla la vela, huele la flor

REDACCION ESTAMPAS

30/07/2023 08:00 am



En estos tiempos tan agitados y cargados de estrés nosotros los adultos cada vez hacemos más esfuerzos por adquirir y practicar técnicas de relajación. Por otro lado tenemos una población infantil tan expuesta a las situaciones de estrés como nosotros; cada día es más común la consulta al psicólogo por manifestaciones de angustia, miedos e hiperactividad en niños, a quienes además se les exige estarse quietos la mayor parte del día. Aunque sabemos por experiencia que la calma y la serenidad no se logran obedeciendo órdenes de un tercero lo pretendemos hacer con nuestros hijos e incrementamos la angustia, la irritabilidad y la frustración en ellos y en nosotros mismos.

Si nos propusiéramos entrenar a los niños a relajarse tendrían una herramienta para regular su nivel de actividad motora, mental y emocional cuando fuese necesario. Como padres modernos nos planteamos un sin fin de metas académicas, deportivas y sociales en la educación infantil pero es sorprendente descubrir que no entrenamos a los niños en algo tan fácil, práctico y necesario como la relajación. Estudios científicos han demostrado los beneficios de la relajación en prácticamente todas las áreas del desarrollo humano y en la salud en general. En los niños ayuda significativamente a aumentar la seguridad en sí mismos ya que con ello experimentan el autocontrol y el aumento en la capacidad de atención y concentración. Cuando son bebés y queremos calmarlos cada padre descubre por ensayo y error alguna técnica: ensayamos el tono de voz, el balanceo, sobarle la cabeza, la frente, sobar la espalda, y así sin saberlo estamos entrenando en relajación. El problema es que a medida que el niño crece nos olvidamos de este entrenamiento… pero nunca es tarde para comenzar.



Recomendaciones básicas:

• Realizarlo en un ambiente cómodo, silencioso y agradable.
• Sentado en el piso, en una silla o sofá, preferiblemente donde los pies puedan descansar sobre el piso o recostado en forma horizontal. Puede probar al comenzar qué posición es más efectiva para su hijo.
• Hacerlo parte de la rutina diaria, a la misma hora.
• Evitar hacer el entrenamiento si el niño está cansado, irritado o sobre excitado.
• Comenzar con un minuto e ir aumentando progresivamente el tiempo de acuerdo a la edad y a la capacidad del niño.

Respiración: Toda relajación debe empezar con ejercicios de respiración; es más, sólo enfocando la atención en la respiración ya el cuerpo comienza a relajarse. El aprendizaje más efectivo es por imitación por lo que tenemos que hacerlo con ellos. Algunos ejercicios que pueden practicar son:

Sopla la vela, huele la flor: botamos aire por la boca, suavemente, despacio y luego inhalamos por la nariz. Hacer que el niño ponga su mano a nivel de su boca para que sienta la velocidad con que sale el aire. Poco a poco hay que ir logrando que la respiración sea más lenta, profunda y pausada.

 
Globo gordo, globo flaco: imaginarse que su barriguita es un globo que poco a poco se infla y pone gordo al inhalar y despacito se desinfla y pone flaco al exhalar.
 
La abeja: inhalar por la nariz y exhalar despacio también por la nariz, con la boca cerrada mientras se imita el sonido que hace una abeja.

Distensión de músculos: Psicólogos infantiles, psicopedagogos, terapistas ocupacionales y prácticamente todo profesional que tiene la responsabilidad de ayudar a un niño a superar dificultades emocionales, de conducta o de aprendizaje tiene en su programa el uso de alguna de las técnicas de relación. La más utilizada es la técnica de Koeppen que consiste en tensar y relajar grupos de músculos. Comience la práctica con uno o dos grupos de músculos y a medida que se va logrando incorporar otro ejercicio.

La tortuga asustada: somos una tortuga que se asusta con un ruido (podemos emitir un sonido o aplaudir), la tortuga encoge los hombros para meter su cabeza en el caparazón, y encoge los dedos de los pies para meterlos en el caparazón, los deja dentro; luego se da cuenta que no pasa nada y los saca rápidamente. La fase de tensión debe durar unos 5 segundos.
 
Exprimir y soltar el limón: jugamos a que tenemos un limón en la mano derecha y lo apretamos con toda la fuerza para exprimirlo, sacamos fuerza de la espalda, hombros y todo el brazo, apretamos labios y dientes (también alrededor de 5 segundos) y luego lo dejamos caer rápidamente notando la relajación de todos los músculos. Hacer el ejercicio con la mano derecha.
 
La mosca en la nariz: nos imaginamos que tenemos una mosca en la nariz y no podemos espantarla con las manos, así que arrugamos la nariz, hacemos muecas hasta que la mosca vuela y aflojamos los músculos de la cara.
 
Caminando por el barro: ahora vamos caminando por un parque y caemos en un charco de barro espeso que nos atrapa y no nos deja movernos, apretamos los dedos de los pies, empujamos con las piernas y al contar hasta cinco podemos salir y aflojar los músculos.

Una vez que el niño logra la relajación no olvide felicitarlo, recuérdele que la idea es que la utilice cuando esté angustiado, cuando sienta miedo, cuando no pueda dormir. Si logramos el entrenamiento incorporará la técnica de manera espontánea a su vida diaria y aprenderá a distinguir y controlar los síntomas de estrés. Será una herramienta que lo ayudará a vivir una vida más sana y feliz.