¡Los niños nos descubrieron!
No hay que alarmarse y mucho menos olvidarlo. Al contrario, es el momento perfecto para hablarles de sexo y de privacidad a los más pequeños

ATENEA ANCA

13/09/2020 05:00 am



Pánico, vergüenza, rabia, shock, tristeza, dudas, pero sobre todo, la necesidad de hacer algo al respecto. A muchos padres les ha sucedido: están teniendo relaciones sexuales creyendo que todo está bajo control cuando, de repente, uno de los hijos abre la puerta del cuarto de forma inesperada y abrupta, ocurriendo una invasión a la privacidad pero además, la enorme responsabilidad de lidiar con el tema para no afectar la estabilidad emocional y sexual de los hijos. 


¿Qué se debe hacer? ¿Lo hablo o mejor dejamos el tema para el olvido? ¿Qué debo decirle? ¿Debo regañarlo? ¿Le pido disculpas? Entiendo que hay mucho miedo de por medio si esto te pasó recientemente, y si no, estaría bien que te prepararas por si llegase a suceder. 

Lo primero que les diré es que ese evento no se debe callar ni dejar que el tiempo permita el olvido, porque ¡no lo van a olvidar! Si ocurrió, hay que hablarlo. Mi consejo no es que lo hablen justo en ese momento sino que allí le pidan que se vaya a su habitación y que mañana o más tarde conversarán sobre lo sucedido. Que no se escuche este mensaje en medio de gritos porque el objetivo tiene que estar claro: normalizar el sexo. Si hay hermanos, sugiero añadir “por favor, mantén lo ocurrido para ti hasta que hablemos.” Allí le estamos dando un mensaje importante sobre un valor que como padres debemos enseñar: el respeto a la privacidad de los seres humanos.

Lo segundo será alinearse como padres para enviar un solo mensaje y entender que la idea tiene que estar ajustada a la edad. Partamos de que el sexo no es malo así que no hay por qué sentir vergüenza extrema. Las disculpas sí deberán darse porque es responsabilidad de ustedes proteger a sus hijos de una erotización temprana, pero sin mostrar una culpa exagerada sino la responsabilidad de dos adultos que tomarán más medidas de ahí en adelante. 

Al niño también hay que explicarle que no debe entrar a la habitación de nadie sin antes tocar la puerta y por eso es importante que tampoco lo haga aunque ustedes estén acostados viendo televisión o leyendo un libro, ni que ustedes lo hagan dando el ejemplo contrario. 

Si nunca han hablado de sexo quizás ese es el momento. Es importante decirle que ustedes estaban teniendo relaciones sexuales y que eso es algo que hacen las personas adultas que tienen una relación de pareja. También pueden decir que el sexo es una forma adulta de expresarse amor. Resalten la palabra “adultos” para que entienda que en su momento también lo practicará y será placentero pero que por ahora no está preparado. 

Pueden preguntarle qué sabe de sexo, de qué otras formas expresan el afecto los adultos y qué dudas tiene de lo ocurrido. También pueden hacer la analogía dirigiéndose al baño y explicándole que, a medida que crecemos, empezamos a hacer ciertas actividades en privado, como ducharnos o ir hacer nuestras necesidades fisiológicas; y que de la misma manera, el sexo es una actividad que papá y mamá hacen en privado. 

Tal vez tengan que hablar de penetración, pero no siempre es así. Todo dependerá de qué vio y qué edad tiene porque antes de los 8 años no suelen entender bien qué significa el sexo. Pero si los descubre su adolescente de 14 años seguramente sabrá muy bien que fue lo que pasó.

Pueden pedirle que se acerque a ustedes cuando tenga dudas o curiosidad sobre la sexualidad porque ustedes siempre estarán abiertos para hablar del tema. Es importante este punto porque si no, la tendencia será a hablarlo con sus pares y obtener información errada, o buscarlo en internet donde sabemos que hay de todo. No se trata de convertirse en sus amigos, sino en unos padres cercanos que sepan tener un discurso claro, amigable y con los límites necesarios.

Es importante que tomen este acontecimiento como una señal para (1) mejorar la privacidad, colocando seguro en la puerta y enseñando a tocar antes de entrar; (2) empezar a hablar con más frecuencia de sexo, ya incluyendo también a los hermanos, si los hay; (3) recalcar que la privacidad se puede invadir no solo entrando a los espacios sin permiso sino difundiendo la información privada a otros contextos, como sus amigos del cole.
 
Si les ha ocurrido y no saben cómo manejarlo, no olviden que en la Clínica de la Pareja somos expertos en este tema y podemos brindarle el acompañamiento (online por los momentos) que necesiten en sexualidad, familia y relaciones de pareja.