En momentos de angustia somos los expertos en buscar mil maneras para tratar de calmar esa tensión que con el paso del tiempo se torna perjudicial para la salud. Si no es una manzanilla, es comernos las uñas, usar una pera de boxeo, o en su defecto una almohada, caminar, conversar con amigos, o la respectiva pastillita.

 
Pero nuestras mascotas son la solución, si lo vemos desde el punto de vista del amor que sentimos por ellos y viceversa. Sus miradas son las más sinceras, las más puras y es lo que nos regalan cada día además de las caricias cuando los mimamos o les ponemos sus comidas en sus platos.

 
Recientemente, un grupo de investigadores aplicaron una serie de tareas un tanto desagradables a 200 parejas y la mitad de ellas estaban acompañadas de sus mascotas. En el experimento, se hacía medición del ritmo cardíaco y la presión arterial de todos, y el resultado fue sorprendente cuando se observó que los niveles de estrés de las parejas que tenían cerca a sus mascotas se nivelaba mucho más rápido.

 

 
Al término de las actividades, se les consultó de forma individual a los grupos la razón por la que creían que se sentían más calmados en las tareas y el ritmo cardíaco se nivelara con mayor rapidez.

 
Explicaron que la mayoría de las veces cuando reciben apoyo de otras personas, perciben de alguna manera un aire de que están siendo evaluados o tal vez podrían ser señalados. Sin embargo, los animales dan otra impresión totalmente distinta; simplemente ellos no juzgan.

Los investigadores y profesores de la Universidad de New York en Buffalo concluyeron que con la mera presencia de las mascotas ya sentimos un alivio y la calma en momentos de estrés.

 
Nuestros amigos peludos son la terapia ideal y la más económica, pero hay que tener en cuenta que debe existir realmente un vínculo afectivo y que podamos congeniar con ellos para obtener mejores resultados.

No se trata de tener un animal en casa al que ignoremos o no pongamos la atención que necesita, porque no existirá esa conexión mágica entre ambos por más esfuerzos que se hagan.

Si es que compramos un perro de raza pura porque debemos mantenernos en el target y los vecinos tienen los más hermosos del planeta, obtendremos del perro la misma atención que de un florero, es decir, nula.

 
Jugar con ellos, hablarles, darles sus galletas o refrigerios, peinarlos o simplemente que estén sentados a nuestro lado, ya están haciendo la tarea de ayudarnos a calmar el estrés o la tensión.

 
Es esa la magia que solo ellos transmiten y que está ligado al amor que sienten por sus amos. Es el amor incondicional de nuestros amigos cuadrúpedos.