Del amor y sus historias siempre hay mucho que contar
Jennifer López es una versión moderna de los grandes escándalos del cine. En el pasado, los divorcios de Marilyn Monroe y Liz Taylor se recuerdan entre lo más espectacular de Hollywood

EVARISTO MARÍN

10/02/2020 08:00 am



El amor es una cosa esplendorosa. Si buscas un amor, nada como uno de película. Si crees que el amor es una linda canción, felicitaciones, estás en una onda romántica. Si te enamoras y te desconsuelan con un quizás, quizás, quizás, no te rindas. Las mujeres a veces dicen no cuando quieren decir sí.


Mi primo Julián Mata Monasterios, uno de los mejores guitarristas de nuestra familia, enamoró a María Faocoult, llevándole enternecedoras serenatas. Laboratorista petrolero de San Tomé, apenas dejaba su oficina los viernes, desafiaba esas curvas de Cumaná para llegar, con su guitarra, hasta los ventanales de los Faocoult, frente al Parque Ayacucho.

“Perfume de gardenias,
tiene tu boca,
bellísimos destellos
de tu luz en tu mirar...”

Los boleros de José Luis Moleró la extasiaban. Una canción, y el dulce sortilegio de tu mirar, pueden hacer por ti mucho más que San Valentín, el santo del amor. En la antigua Roma, San Valentín hizo fama por hacer casar a la gente. Siempre tenía a los solteros en trance. Hoy día ese santo estaría en dificultades. Cada vez son menos los amores que terminan en boda y más frecuentes las bodas que acaban en divorcio.



Por largo tiempo, el de Día de los Enamorados fue solo de flores y bombones. Antes del Internet, las postales comercializadas desde 1840 por Esther Howland, norteamericana de Massachusetts, eran un regalo clásico, con dibujos de corazones y Cupidos. Las llamadas telefónicas, además de costosas eran de poca claridad. Todo cambió con el celular y las videollamadas, ahora globalizadas y muy nítidas.

Julián Mata y su linda y fina concertista de piano, María Faocoult, de ascendencia francesa, terminaron en boda un 14 de febrero de los años 50. Nunca mejor fecha que el propio día del amor. La de ellos fue en El Tigre, en una casa de mucha música y muchachos. Alfredo, el mayor de cinco hijos, ahora es pianista en Nueva York.

Una boda esplendorosa que disfrutó el mundo por televisión –en vivo y a color– fue la de Diana y el príncipe Carlos. De la boda de Grace Kelly y Rainiero de Mónaco también se ocuparon mucho la prensa y el cine, cuando la señal de TV aún no era mundial.


En Hollywood nunca falta un escándalo amoroso. Jennifer López es una versión moderna en el afán de atraer prensa y TV para los suyos. Más que por sus matrimonios, Marilyn Monroe fue espectacular por sus divorcios de Joe Di Maggio y Arthur Miller. Los amoríos de Liz Taylor también fueron muy ruidosos pero nunca tanto como sus divorcios y matrimonios con Richard Burton. El collar de un millón de dólares, regalo de Burton a Liz, fue noticia mundial de primera página.

La gran actriz mexicana María Félix, famosa por su colección de diamantes, nunca recibió algo tan colosal. Una vez le preguntaron que le regaló Agustín Lara en su noche de bodas y contestó sonriente: ”De mis esposos, Agustín fue el más tacaño”. Recordó que en su luna de miel, en Acapulco, Lara se sentó al piano del hotel y le dedicó “María Bonita”. Ese fue su regalo: una canción.