Solo los deshonestos temen la verdad
Solo aquellos quienes sus conductas están reñidas con la honorabilidad, y de cuyos actos puedan revelarse comportamientos deleznables, censurables en parte o totalmente, les puede afectar el escrutinio claro, transparente

PEDRO ARCILA

29/07/2023 05:00 am



Para entender diversas reacciones orquestadas desde los más variados escenarios, basta hacer uso de la memoria reciente; no es necesario ir a tiempos remotos para atar cabos, ponerlos en el lugar adecuado y los hechos te conducen a un escenario al que nadie quiere visualizar, por el contrario se afanan en negar como una posibilidad. Abrir responsablemente como indican los aristotélicos la mente a un mar de posibilidades, alarmas y signos expuestos por sesudos analistas de la fenomenología política contemporánea, nos aproxima a la comprensión de la retórica de algunos, y su base lógica a la cual se opone el poder mediante el uso de artificios jurídicos convenientes.

La duda razonable que dejan algunos líderes políticos con respecto al uso de tecnología “de punta” en los procesos electorales, ha causado un ruido ensordedor que ha sido intentado ahogarlo con juicios, amenazas y hasta formas poco ortodoxas de aniquilamiento, por quienes quedan en la pantalla escudriñada por el análisis objetivo, mesurado y ecuánime. Basta una muestra puntual y extraordinariamente coincidente entre los temores, las observaciones de una de las partes, con el inequívoco resultado y posteriores consecuencias; siempre en un orden cronológico que resulta fácil a los quiromantes, cartomantes, profetas post modernos y hasta uno que otro sahurin, egresado de cursos por correspondencia en cada uno de los casos.

La trama se inicia con empresas encuestadoras, personajes grises del mercantilismo más obsceno, quienes reportan muestras “significativas” contrarias a la lógica, reñidas con las sensaciones y percepciones recogidas en la feria electoral por el común de los mortales. El segundo paso es la contratación de “empresa especializada” en la sistematización de “voluntades”; coincide también el hecho de que todas las empresas “contadoras de voto” tienen un mismo ancestro; es decir, provienen de un programa madre cuya objetividad, transparencia y por ende confiabilidad ha sido puesta en entredicho por destacados miembros del equipo técnico-operativo de la misma empresa; quienes además han sugerido la existencia de una alta probabilidad de vulnerabilidad colocada en manos de “quien paga por el servicio”.

Desde el año 2.020, han abundado las sospechas de actores inconformes con la implementación de software o programas que digitalizan la voluntad ciudadana; más, en todos los casos han sido descalificados por quienes forman parte del negocio electoral, desde los creadores de software (financistas, técnicos y operarios); pasando por los encargados del mercadeo, y sobre todo los interesados en la “modernización” dentro del país objeto de los procesos comicial. Llama la atención que el desarrollo de los acontecimientos ha seguido una línea recta, idéntica e el comportamiento desde los Estados Unidos de Norte América, pasando por Bolivia, Honduras, Chile, Brasil, Colombia, e incluido el Reino de España.

Otro fenómeno recurrente en el proceso lo constituye que los funcionarios electorales de manera inexorable, pasan a formar parte del nuevo gobierno –o el mismo que se mantiene en el poder -, con cargos tan ilustrativos como la Vice-Presidencia, Magistrados de los Tribunales y Cortes Supremas de Justicia, al tiempo que los “acertados encuestadores” o “estudiosos de las estadística” ocupan curules en los parlamentos o Asambleas Constituyentes que surgen como base programática del nuevo orden que se intenta imponer ven el planeta.

A aquellos que se atrevieron a dudar de “las bondades” del sistema también de manera previsible le cobran “la osadía”, de no “pasar agachado” en medio de una desconfianza creciente de los ciudadanos; sin embargo, más son quienes se lamentan como Jeremías por los rincones, sospechan (o están seguros) que algo no huele bien, pero se impone la “seguridad personal” y el resguardo de valores que en un estado de derecho bien constituido no estarían en riesgo: la libertad y ahora incluso la nacionalidad. En el corazón mismo del “imperio”, van ordenándose las piezas de un entramado rompecabezas, a cada paso se hace visible un mapa que revela signos claves, se abren puertas secretas a laberintos donde se hacen tangibles los supuestos “fantasmas” de una trampa anunciada; al tiempo que el gobierno cuestionado en su origen casi termina el período y a quien hizo la advertencia (o denuncia), semanalmente le agregan cargos o acusaciones que van desde la sustracción de una metra en un juego con compañeros de la educación primaria, hasta intento de “desatar una conflagración mundial”; mientras eso sucede en el norte, en predios del sur se dan pasos más conservadores; los magistrados acusados de actuar de manera parcial, coscorronean a quien se atrevió a fisgonear sus tramas desnudas, -por ahora una inhabilitación por dos períodos -, mientras el protegido de la casta puede re-elegirse sin obstáculos que le hagan sombra a sus aspiraciones.

Ahora, revisando cada imagen localmente, aparecen puntos intermedios de una historia contada a capítulos; siempre con un final de “resultados irreversibles”, que ha sembrado a varias naciones de incertidumbre, y deslegitimación de las estructuras democráticas, factor que podría revertirse con una simple jugada maestra de quienes por ahora están en ojo del huracán. Puede escribirse dicha repuesta oportuna, con un tintero sin costo: permitir el conteo de cada voto, cada papeleta electoral con la observación objetiva e independiente de la academia, la comunidad internacional e incluso por los tribunales de justicia independientes que integran la unión de naciones. Si no hay nada que temer o de ocultar, dar una muestra de buena voluntad, es transparentar los procesos. Solo aquellos quienes sus conductas están reñidas con la honorabilidad, y de cuyos actos puedan revelarse comportamientos deleznables, censurables en parte o totalmente, les puede afectar el escrutinio claro, transparente y objetivo de los ciudadanos objetos del derecho a elegir y ser elegidos según la voluntad de los electores.

Pedroarcila13@gmail.com