“Los acontecimientos en torno al Silicon Valley Bank (SVB) exigen una revisión exhaustiva, transparente y rápida por parte de la Reserva Federal”, dijo su presidente, Jerome H. Powell, a través de un comunicado.
“Tenemos que ser humildes y llevar a cabo una revisión cuidadosa y exhaustiva de la forma en que supervisamos y regulamos esta firma, y de lo que debemos aprender de esta experiencia”, añadió el vicepresidente de Supervisión, Michael S. Barr, que dirige la revisión.
El comunicado dejaba pocas dudas de que la Reserva Federal se plantea cómo mejorar su papel, pero el banco central considera cambios sin esperar siquiera a los resultados del informe. El papel del banco central en la tutela del sector financiero es una mezcla de regulación y supervisión.
En 2018, bajo el impulso del anterior presidente, Donald Trump, se presentó una ley que relajaba los requisitos de vigilancia sobre los bancos medianos con la idea de que no eran sistémicos. La realidad ha demostrado lo contrario. Un banco como el SVB no puede ser sistémico por sí mismo, pero sí por el posible efecto contagio sobre el conjunto del sector financiero. Aquella norma reservaba las exigencias más duras solo a las entidades con más de 250.000 millones de dólares en activos.
Pero más allá del cambio legal, la propia Reserva Federal suavizó los requisitos de capital y liquidez a SVB y otros bancos medianos. El supervisor fue incapaz de demostrar con éxito el riesgo que implicaba el acelerado crecimiento de SVB, la fuerte dependencia de sus depósitos de clientes procedentes de un solo sector (el tecnológico, con start ups y firmas de capital riesgo como principales clientes) y la concentración de sus inversiones en títulos a largo plazo (deuda pública y cédulas hipotecarias) con los que la entidad asumía un fuerte riesgo de tipo de interés.
Es llamativo que algunos analistas financieros independientes en sus informes para clientes hayan señalado estas debilidades mientras que la Reserva Federal permanecerá impasible.
La senadora demócrata por Massachusetts Elizabeth Warren ha sido una de las más activas: “En 2018, hice sonar la alarma sobre lo que sucedería si el Congreso hacía retroceder las protecciones críticas de la ley Dodd-Frank: los bancos se cargarían de riesgo para aumentar sus ganancias y colapsarían, amenazando a toda nuestra economía, y eso es precisamente lo que ha sucedido”, ha dicho este martes en un comunicado. “El presidente Biden ha pedido al Congreso que refuerce las normas para los bancos, y estoy proponiendo legislación para hacer justo eso, derogando el núcleo de la ley bancaria de Trump”, ha añadido.
El senador Bernie Sanders se suma a ese llamamiento: “Hace cinco años, ayudé a liderar el esfuerzo contra el proyecto de ley de desregulación bancaria que ha llevado a la caída de Silicon Valley Bank y Signature Bank. Ahora es el momento de derogar esa ley, acabar con los bancos demasiado grandes para quebrar y atender las necesidades de las familias trabajadoras, no de los capitalistas buitre. No podemos seguir teniendo más y más socialismo para los ricos e individualismo rudo para todos los demás”, ha dicho.