JOSÉ SANTIAGO NUÑEZ GÓMEZ
Junto a los anuncios falsos, eran perfectamente previsibles las características que tendría el arbitrio por el gobierno chavomadurista de las “vacunas anti-Covid”. La disponibilidad: las que en volumen y oportunidad vayan llegando, producto de distintos arreglos, incluida la caridad geopolítica —caridad con uña— de algunos Estados (China, Rusia, etc.); la distribución geográfica: la concentración en Caracas, como la gasolina, la electricidad y otros suministros —no en vano Caracas es el centro del poder político—; y la distribución entre los ciudadanos: una reparto de privilegios entre grupos y sectores (el Presidente y los demás miembros de la nomenklatura, los enchufados, etc.). En medio de todo ello, el pago de algún tributo a Cuba, como la compra de la “gotas milagrosas”, o el ofrecer a la población del país para el ensayo de los pretendidos avances de la medicina cubana. No ha estado excluida la corrupción, en las dos formas que admite: la venta de las vacunas y el aprovechamiento político de su colocación. En una palabra, en el tema de la vacunación para prevenir el Covid-19, el gobierno ha sido de una absoluta ortodoxia.