Zonas Económicas Especiales, un reto mayor
De la experiencia en otros países, se han acumulado resultados positivos y negativos. Sin embargo, los positivos no han llegado con la naturalidad que posiblemente se visualizó en un principio

ENRIQUE NOVOA

13/07/2021 05:00 am



Al observar a determinados países que han recorrido el camino económico de la implantación de Zonas Económicas Especiales (ZEE), en la búsqueda de fortalecer sus economías y bienestar de su población, impactando positiva y directamente el crecimiento de su Producto Interno Bruto, se concluye que la evolución y éxito de estas ha dependido de un profundo compromiso y acción entre el Estado, Inversionistas, Sector Privado, diversas entidades asociativas y trabajadores de tales países.

En Venezuela se está llevando adelante la discusión para promulgar una legislación orientada a generar el marco jurídico y lanzamiento de un Sistema de Zonas Económicas Especiales. Con respecto a esto, diversas opiniones y propuestas deberían surgir desde los sectores políticos, financieros, empresariales y laborales. Ahora bien, intentando unificar criterios, centrando la discusión en el crecimiento económico que dichas ZEE pueden generar, surge la inquietud acerca del reto que constituye tal misión, ya que independientemente de las actividades a desarrollarse, se requiere, el establecimiento de un ordenamiento con aristas interdependientes y necesarias. A decir:

Identificación de actividades que se ejecutarán en las ZEE.

  • Áreas con alto potencial de desarrollo, donde al menos las materias primas, recursos humanos, servicios, puertos y aeropuertos se encuentren en condiciones ventajosas.
  • Enfoque en incorporar a cada zona económica especial en un esquema de internacionalización, que atraiga inversión extrajera, que en conjunto con la participación nacional, alcancen de manera competitiva y dentro de las reglas de la oferta y la demanda, un posicionamiento exitoso en los mercados internacionales, generando igualmente, bienes y servicios para la economía interna del país, contribuyendo con la sustitución de importaciones.
  • Establecimiento de dependencias gubernamentales e institucionales que garanticen la adecuada promoción de los proyectos y contratación de las inversiones extranjeras y nacionales, así como de la administración y desarrollo sostenido de cada ZEE, dentro de esquemas que minimicen el impacto burocrático de los procesos legales y administrativos.
  • Incorporar mecanismos transparentes de inversiones y proyectos, con garantía jurídica e incentivos bien definidos a largo plazo.
  • Los planes de desarrollo de las ZEE garantizarán los encadenamientos productivos aguas abajo unidos a sectores transversales, permitiendo promover estas zonas dentro de estrategias y visiones específicas, incentivando un alto valor agregado nacional.
  • Desarrollo en condiciones ventajosas y diferenciadoras en cuanto a seguridad física y servicios públicos, con interacción y fortalecimiento de las comunidades de influencia.
  • Establecimiento de políticas y reglamentación en cuanto a la incorporación del recurso humano local, en condiciones de trabajo y capacitación que aseguren la exitosa operación de las empresas a instalar. Incluyendo la implantación y sostenibilidad de adecuados esquemas salariales y seguridad social.
  • Aseguramiento de la transferencia de tecnología.
  • Incorporación de esquemas financieros y cambiarios que fortalezcan el desarrollo de las ZEE, otorgando dinamismo a la mezcla de la participación nacional e inversiones extranjeras.
  • Implantación de esquemas operativos y administrativos en las áreas comunes de las ZEE, con la participación de inversionistas y empresas privadas.
Visto este panorama preliminar, pudieran no existir dudas acerca del gran trabajo y acuerdo nacional que debe ocurrir alrededor de un plan de esta naturaleza. De la experiencia en otros países, se han acumulado resultados positivos y negativos. Sin embargo, los positivos no han llegado con la naturalidad que posiblemente se visualizó en un principio. Casi sin excepción, los éxitos que progresivamente se han ido contabilizando en diferentes países, han estado acompañados de constantes ajustes dirigidos a alcanzar marcos regulatorios confiables y sólido desarrollo.

Ahora bien, dentro de este proyecto de Ley, se hace referencia específica a la incorporación de las actividades relacionadas con los hidrocarburos, lo cual constituye una importante oportunidad de desarrollo, a partir de infraestructura existente y bien delimitada. Al respecto, la Cámara Petrolera de Venezuela, en representación del sector privado de bienes y servicios nacionales relacionados con esta industria medular para la economía venezolana, ha presentado sus propuestas, con el objeto de contribuir con la recuperación y sostenimiento de la producción. La incorporación de capital y esfuerzo de empresas extranjeras y nacionales, con la actualización tecnológica necesaria y alto valor agregado local, permitirán recuperar activos existentes y ampliar otros hacia el aprovechamiento del vasto volumen de reservas con el que cuenta la Nación, así como el desarrollo de un plantel de industrias de transformación aguas abajo con alto potencial para la exportación de productos y sustitución de importaciones.

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