Conocerlo para actuar: bullying, un agente indeseado en el colegio
El acoso escolar involucra a distintos actores, por lo que generar conciencia colectiva permitirá poner un alto en los casos

ESTAMPAS

09/09/2022 06:00 pm



Andrea Solórzano Mota


La Unicef define al bullying, o acoso escolar, como “la conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma negativa, continua e intencionada”; se manifiesta a través de agresiones físicas o verbales, exclusión, burlas, difamación, u otros modos que afectan al niño o adolescente. Ante la aproximación del regreso a clases es importante que el núcleo familiar, representantes y docentes conozcan e identifiquen esta problemática.

Para mediados de 2022, el Ministerio Público registró 74 casos en Venezuela, mientras que el informe Somos noticia 2021 de Cecodap documentó que el acoso escolar fue el cuarto tipo de violencia más observado en sus consultas. En el hogar, la detección de este problema puede tornarse compleja, debido a que el niño o niña no pide ayuda, ni manifiesta el abuso por vergüenza, amenaza o temor.
 
“Solo el 20% de los niños que sufren de bullying se atreven a denunciarlo. No denuncian por varias razones, una de ellas se debe a que temen ser vistos como débiles, pues en muchas sociedades el fuerte es quien ataca y se defiende con violencia. Otras veces ocurre también que intentan resolverlo por sí mismos, porque sienten que nadie los va a comprender, y por lo tanto, nadie los va a ayudar”, explica la psicopedagoga Susana Castro.

Ilustración Freepik 

Pese a ello, hay signos de alerta que les permiten a los padres percibir el maltrato al que el niño es sometido en el colegio. El estudiante que es acosado puede presentar falta de apetito, introversión, aislamiento, baja autoestima, y aversión por la escuela.
 
Castro señala que, por lo general, el niño afectado cambia su conducta de manera repentina, es más retraído, está triste y se vuelve poco comunicativo, “se le nota nervioso, sobre todo, en el camino al colegio, o a una actividad extracurricular en particular”, puntualiza. Otra señal de alerta es cuando los niños llegan a casa con moretones visibles, o si al tocarles la piel muestran gestos de dolor, o se quejan, sin explicar el porqué. En dicha situación impera que los padres o representantes indaguen en lo que sucede y eviten subestimarlo, para proceder a actuar.

Por su parte, Jannia Orta, psicóloga de Cecodap, advierte que los niños agresores presentan señales no solo en la escuela sino en otros espacios. “Por ejemplo, si yo estoy en casa en una reunión familiar y los primos se sienten agredidos por mi hijo, o impactados por él, eso podría ser un indicio de que la agresión está pasando. En el discurso y los comentarios de los niños se puede apreciar este tipo de cosas, por eso es que el abordaje en el hogar también es importante”, explica.

En las escuelas, los focos de atención para detectarlo deben orientarse principalmente hacia el recreo, los baños, comentarios de los niños en el aula y sus respectivos comportamientos. Es necesario también estar atentos en las canchas de los centros educativos, comedores y las filas para entrar a clases, puesto que estos son los espacios de mayor vulnerabilidad, y donde el margen del agresor puede ser más amplio.

El bullying maltrata y lo continúan a pesar de que están haciendo daño

Acercamiento a los niños

El correcto abordaje de la problemática tiene que partir desde la empatía, de lo contrario, acercarse a los implicados a través de la violencia, con regaños y juicios, acentuará el conflicto. Orta menciona que cuando los niños reportan que algo está pasando, se debe abordar la situación de una manera global para acompañarlo en el proceso, por lo que es necesario evitar sugerirles: “si te fastidian, fastídialos tú más, o si te pegan, tú les pegas más duro”, ya que esto no contribuirá con la erradicación del bullying.

“Tanto el niño que es víctima como el agresor necesitarán apoyo para gestionar, reconocer y canalizar las emociones que sienten y aprender a comunicarlo verbalmente para obtener las respuestas adecuadas”, aporta la psicopedagoga Castro. Así mismo, indica que acercarse a ellos como padres o docentes es un arduo proceso, en el que se requiere generar un clima de confianza que les permita sentirse cómodos para expresarse y poder ayudarles.
 
Respecto al agresor pueden haber distintas aristas detrás; entre ellas, estar siendo víctima en su hogar, lo que le produce conductas agresivas en la escuela. De distinto modo, si en casa es menospreciado, cuando acuda al colegio drenará la frustración con el compañero que considere indefenso, para sentirse superior. La comprensión hacia el niño y revisar su historia será clave en el proceso.


En los colegios tiene que abordarse desde distintos ámbitos, puesto que involucra a diferentes actores. Fotografía Freepik 

Prevención del bullying

Fomentar en casa un ambiente de afecto, tolerancia y con apertura a la diversidad educará a los niños para respetar no solo a los adultos, sino también a sus pares. Potenciar la confianza en ellos y en sus redes de apoyo formará un puente comunicativo entre el infante y su entorno, aunado a ello, como padres, es necesario hablar constantemente con los hijos, e indagar en su cotidianidad. Por su parte, Unicef recomienda enseñarles a actuar cuando son testigos del acoso.
 
La psicóloga manifiesta que en los colegios tiene que abordarse desde distintos ámbitos, puesto que involucra a diferentes actores. “Es necesario formar al equipo directivo, docentes, estudiantes y padres sobre qué es el bullying, cuáles son sus consecuencias y cómo detenerlo. Debe haber un plan que permita anticiparse al hecho y no esperar a que un niño sea víctima de bullying”, destaca.



Diferenciar el bullying del “chalequeo”

En Venezuela se normaliza el chalequeo, sin embargo, hay una línea divisoria entre ambos. La psicóloga de Cecodap explica que se enmarca en la intensidad y la intención. “El acoso escolar es reiterado, es todo el tiempo, constantemente el victimario está acosando a la víctima. El chalequeo tiene la intención de bromear, mientras que el bullying maltrata y lo continúan a pesar de que están haciendo daño”, señala.

Los padres pueden bromear en casa con su hijo, sin embargo, la especialista enfatiza que es importante revisar hasta qué punto llega ese “chalequeo”, cuando entra en la burla o en el acoso, transgrede al niño, y le impide diferenciar los límites, por lo que luego puede normalizar estos actos en la escuela.
 
Consejos para padres y docentes

La psicopedagoga Susana Castro recomienda ser para los niños un ejemplo en el afrontamiento de situaciones problemáticas mediante la razón, en lugar de manifestar conductas agresivas. “Lo segundo es que tengamos cuidado con los comentarios y juicios que hacemos sobre hechos de violencia en casa y frente a los niños”, agrega. A su juicio, las expresiones inadecuadas podrían generar miedo a denunciar cuando sean atacados, o por el contrario, incentivarlos a que se conviertan en victimarios.

@andreajsolorzano

Especialistas:
Susana Castro: @tupsicopedagoga
Jannia Orta: @menteybienestar