Vemos la situaciones más graves y difíciles de lo que en realidad son. Por eso, necesitamos aprender a poner un poco de distancia entre nosotros y lo que pensamos o tememos que se pudiera convertir en una situación difícil, para poder analizarla sin emociones, de forma objetiva, buscando las probabilidades de que algo así pueda sucedernos e inclusive, confirmando las fuentes y la veracidad de la información que recibimos al respecto, con la intención de poder afrontar la situación de una mejor manera, para que en lugar de quedar atrapados en un caos emocional, podamos encontrar posibles soluciones.

Lo primero que necesitamos hacer, es distraer la mente, con la intención de desconectar los pensamientos o las ideas obsesivas y negativas que activan y desequilibran nuestras emociones, es como bajarle la intensidad al descontrol en el que nos encontramos atrapados temporalmente.

Mientras más vueltas le damos en la cabeza a estas ideas, agregando preguntas que en el momento no tienen respuesta, más grandes y poderosos se vuelven los miedos, que terminan por hacernos sentir que aquello que imaginamos o que tememos es real, cuando en verdad, ni siquiera ha ocurrido.

Respirar lenta y profundamente, tratando de colocar nuestra atención en el momento en que tomamos y botamos el aire conscientemente, puede ayudarnos a bajar la tensión y la ansiedad que experimentamos. Lo más probable, es que sintamos una gran resistencia a hacerlo, que nos neguemos a intentarlo, pensando en que no servirá de nada, sin darnos cuenta de que al actuar de esta manera, avivamos la angustia que sentimos en el momento.

Detenernos, desconectarnos, bajar la velocidad, distraer el foco de nuestra atención, dejarnos abrazar por una persona especial, salir o asomarnos a tomar el aire, descalzarnos y poner los pies en el piso, orar, respirar conscientemente o meditar, son todas herramientas que nos ayudan efectivamente a salir de la angustia, a recuperar la calma, a limpiar la mente y reconectarnos con la realidad, en el presente.

La mayoría de las veces, aquello que nos angustia existe solo en nuestra mente, es una idea, que buscamos inconscientemente reforzar, con los comentarios, las ideas o las experiencias de otros, sin detenernos a reflexionar sobre estas, su significado y su veracidad. Además, compartir nuestras dudas e inseguridades con otros que tienen los mismos temores que nosotros, solo hará que los alimentemos y los hagamos crecer.

Qué podemos hacer: