El agua es un recurso de gran vitalidad para los seres vivos. Por ello, mantenerla apta para el consumo humano es esencial, ya que los químicos o gérmenes con los que se puede contaminar representan riesgos para la salud.
Siendo así, el agua contaminada da lugar a intoxicaciones y enfermedades diarreicas, cólera, fiebre tifoidea, hepatitis infecciosa, entre otras. Por su parte, de los agentes químicos, los que representan mayor peligro son las altas concentraciones de fluoruro, arsénico, uranio, selenio y nitrito.
Por estas razones es necesario someter el agua a distintos procesos de cuidados para protegerla de infecciones.
Entre ellos se deben tener en cuenta los siguientes:
Hervir o filtrar el agua:
Este es uno de los métodos más frecuentes de desintoxicación.
Vertir en el agua productos como hipoclorito de sodio: es considerado uno de los métodos más eficaces.
Cuando es distribuida es camiones cisternas es importante desinfectar los tanques con tratamientos químicos o de vapor, así como usarlos solamente para almacenar el agua.
Asimismo, todas las personas y las instituciones correspondientes deben velar porque sus acciones no afecten la calidad del agua. De igual modo, es relevante estar atentos a las características de este líquido, ya que si tiene mal olor, o color, lo más sugerente es descartar su consumo.
En conjunto con lo mencionado, y debido a su carácter de recurso no renovable, también es necesario tener otro tipo de cuidados para preservarla.
Algunos de los más destacados son:
• Cerrar el grifo mientras enjabonas los platos.
• No usar agua de más para cocinar.
• Hacer duchas cortas.