Que la infidelidad no marque tu percepción
El primer gran paso para que esto empiece a cambiar es darte cuenta de que estás diciendo una generalización basándote en sólo las personas que conoces que lo hicieron

ATENEA ANCA

19/11/2021 06:00 pm



Las generalizaciones son un peligroso y acostumbrado recurso comunicacional que muchas veces nos trae grandes y negativas consecuencias. Generalizamos sin base cuando pensamos que algo que nos ha ocurrido en repetidas ocasiones, hará que nos siga ocurriendo, y peor aún, a veces se cree que le pasará al resto de personas también. Perfecto es el caso de la infidelidad. Si varias parejas me fueron infieles, entonces, me sentiré con base suficiente para pensar que todos los hombres son infieles. Pero, ¿evalué a todos los hombres del mundo? No, ¿es una muestra representativa de todos los tipos de hombres y relaciones en el mundo? No.

Los motivos por los cuales se repiten nuestras historias sigue siendo objeto de estudio de la psicología. Algunos teóricos dirán que se trata de mera casualidad, otros podrán decir que en la elección de pareja deseas inconscientemente comprobar la hipótesis de que todos son infieles. Otros más osados dirán que es el karma o que tienes una lección qué aprender. Pero la realidad es que podemos haber pasado muchas veces por la misma historia y aún así no tener derecho de generalizar. Recuerdo una pareja en consulta que discutía porque él decía que todas las mujeres eran interesadas y celosas, y ella estaba absolutamente ofendida, pues no se consideraba ni una cosa ni la otra. Que te metan en un saco por tu género asociado a una característica negativa es, al menos, injusto.

El primer gran paso para que esto empiece a cambiar es darte cuenta de que estás diciendo una generalización basándote en sólo las personas que conoces que lo hicieron. De hecho, conoces a muchas personas y no sabes si han o no cometido alguna vez una infidelidad. Las heridas que te duelen son por haber conocido los casos. Pero ese amigo del trabajo tal vez nunca ha cometido una infidelidad y nunca ha hablado del tema, por lo que tú no lo sabes. 


Así que, el segundo paso es confrontar tu idea: ¿en qué me baso para concluir esto? Así, te pido que intentes racionalizar un poco y los estudios sobre infidelidad pueden darte números aplastantes, pues muchas investigaciones concluyen que la mitad de la población ha cometido alguna infidelidad (casi tantos hombres como mujeres, de hecho). Y lo sabes, no es lo mismo el 50% que el 100%.

En tercer lugar, puedes intentar comparar ambos análisis para ver con cuál te sientes mejor: (a) todos los hombres son infieles; (b) algunos hombres que he conocido han cometido infidelidades. Sin duda, el primer pensamiento es aplastante y desesperanzador, por lo que sentirte mal es obligatorio. Con el segundo tipo de pensamiento te podrás sentir aliviada de saber que tienes muchas oportunidades de estar en una relación en donde no cometan infidelidades.
 
En cuarto lugar, quiero que centres tu atención en aquello que sí controlas de tus relaciones de pareja porque lo que el otro haga o deje de hacer, escapa de tus manos. Por ejemplo, trata de disfrutar más, ser tú a plenitud, respetar las otras áreas de tu vida sin importar cuán intenso sea el enamoramiento, aprende a tener una buena gestión emocional y una comunicación asertiva, practica técnicas de negociación y ten un amor propio tan sólido que los golpes emocionales no puedan tumbarte.

Finalmente, corrígete cuando te escuches hablando con otros con la idea de la generalización entre ceja y ceja. Contarles a los demás hará que se afiance aún más este pensamiento y complique el hecho de pensar sanamente.

Cierro con una idea concisa: si en el arte de suponer lo que el mundo incompleto nos deja puedes contarte muchas cosas, unas que te harán sentir bien y otras mal, ¿por qué escoger la suposición dolorosa? ¿crees que te proteges pensando así? Pero… ¿sospechar de todos los hombres es protegerte o es tan desesperanzador que devasta aún más?


Clínica de la Pareja:
@clinipareja