No querer casarse también está bien
Para muchas personas la boda es una meta segura aún sin conocer a la persona. Crecen pensando en el matrimonio como el camino correcto a seguir en la vida de pareja. Sin caer en análisis religiosos, hoy quiero darle voz a las parejas que no desean casarse

ATENEA ANCA

05/11/2021 06:00 pm



Numerosas personas defienden la idea de que se trata de un papel sin mayor importancia porque el acto de compartir tu vida con alguien es una decisión diaria más allá de lo que diga el dichoso papel. Ellos se refieren al compromiso diario de estar en pareja. No casarte cuando amas y eres amado, no es un fracaso para la relación. No casarte está tan bien como casarte porque el estado civil no define tu relación, la dinámica entre ustedes, el día a día, los planes, la pasión que tienen, su amistad, su compromiso, su deseo de continuar juntos ni sus ganas de ser un apoyo real para el otro.


Para muchas parejas, la boda es una presentación ante la sociedad de una relación que se formaliza ese día, ante los ojos de todo su entorno. Este ritual es una forma de afianzar la relación de pareja, y a menudo, es percibido como un escalón más. Si ambos lo desean, es fluido, placentero y será recordado con alegría. Pero si uno lo desea y el otro no, surgen los conflictos.
Porque el hecho de no desear el matrimonio, automáticamente es interpretado como una falta de compromiso o un acto de desamor. ¿Pero has pensado que tal vez simplemente no sienta necesitar de ese ritual?

Sé perfectamente que muchas personas terminan sus relaciones de pareja tras años negándose al matrimonio y luego se casan en pocos meses con la siguiente pareja. Pero hoy no me dirijo a ellos, hoy le hablo a los que están convencidos de no querer casarse. Y les dejo un refrán para la reflexión: “cada oveja con su pareja”. A veces, si uno quiere el camino de lo tradicional y el otro no, tal vez no deban estar juntos. Esto, claro, ocurre cuando realmente hacerlo o dejarlo de hacer significaría un acto de auto-traición y ante ese panorama, no hay opción de negociación sin afectar la identidad de alguno. Porque también existen personas que no lo ven con ilusión pero tampoco les genera malestar la idea de casarse. Eso sí, si una persona quiere casarse y a su pareja le da igual, no se esperen el mismo nivel de entusiasmo y proactividad en la planificación de la boda. Incluso, conozco parejas que presentan mucho malestar porque ella espera que él le pida matrimonio de una forma romántica pero para él no es importante casarse y siente que finge con esa propuesta, dilatando el momento.

Este tipo de casos en donde hay creencias tan diferentes sobre el compromiso, suelen requerir de terapia. Allí encontrarán un espacio seguro para conversar sobre el tema ampliamente e intentar llegar a acuerdos. Las preguntas del terapeuta podrán ayudarlos a comprender qué ocurre y cómo pueden solucionarlo.
 
Pero hoy los dejo pensando en que si realmente no desean casarse, está bien. No se sientan culpables por ello ni intenten cumplirle a la sociedad. Este tipo de decisiones deben salir de adentro porque, además, no son garantía alguna para que la relación sea satisfactoria. De hecho, los índices de divorcio no son nada alentadores. Así que, si desean casarse, que sea para continuar amándose y no para cumplir la meta que la sociedad les solicitó indirectamente cumplir.