En París todos quieren ser protagonistas y no espectadores, así reza la famosa frase de Gaston Leroux. Y si analizamos los desfiles que tuvieron lugar en esta fuera de lo común semana de la moda parisina, nos topamos con eventos protagónicos donde las prendas fueron estrellas de un firmamento costural. 

La ciudad luz es el Hollywood de las puntadas y los dedales, siempre elegantemente tarde, se hace esperar y aunque ya es famosa e internacionalmente conocida, hace su entrada triunfal como si debutara una vez más. 

Balmain, a cargo del enfant terrible de la mode, Olivier Rousteing, se ciñe y aferra a sus raíces, a sus orígenes, destacando aquello que ha caracterizado la firma durante años. Los blazers, caballos de batalla de Rousteing, inundaron la atmósfera de elegancia sin esfuerzo, de sofisticación con personalidad. En ellos vemos representadas las cualidades que durante los últimos años han sido sinónimo de esta maison francesa: el entallado perfecto, los acabados prolijos y las inigualables hombreras que en una gran variedad de tamaños y formas le agregaron un toque de excentricidad a cada atuendo. 

Una paleta de color variada de principio a fin donde destacaron los colores neón que ya han dicho presente en otras pasarelas, las combinaciones donde se incluían pantalones y chaquetas en denim, y prendas que llevaban estampadas el famoso monograma de la marca. 

Drapeados, piezas que mostraban la maravillosa y popular técnica de la deconstrucción y dos millones de cristales de Swarovski engalanaron esta muestra que dejó en alto una vez más el nombre de este joven diseñador que ya se ha ganado la confianza y el respeto de todo el gremio fashionista. 

Por su parte, Dior nos transportó a una tierra bohemia, donde los estampados florales y los textiles fluidos están a la orden del día. Con los colores tierra como base, María Grazia Chiuri ha creado una colección con cierto aire gitano que, como ya es usual ver bajo su dirección creativa para esta firma, engloba un sentimiento de empoderamiento femenino, de liberación y de eso son reflejo estas prendas holgadas, riquísimas en bordados y detalles que además vienen perfectas para los tiempos en los que vivimos, cuando es importante mantenerse acordemente vestido para el trabajo desde casa, pero sin olvidar nunca la importancia de la tan ansiada comodidad. 

Givenchy estrenó nuevo director creativo: Matthew M. Williams es norteamericano y ahora se une a las filas de esa nueva ola de diseñadores estrella que llegan desde otras partes del mundo a la capital francesa para dirigir importantes marcas de moda. Y ha sido un verdadero placer observar como su esencia innovadora se une al clasicismo y a la simplicidad que han definido esta rúbrica desde sus inicios. 

 
Los diseños de Williams han caminado sobre una delgada línea entre lo tradicional y lo vanguardista, y hay una ambigüedad en su costura que lo debate constantemente entre lo perfectamente elegante y chic y lo extremadamente novedoso. Embelesado por la tendencia a diseñar para un público que no está limitado por el género, todas las prendas presentadas muestran un aire de desarraigo a lo impuesto naturalmente para dar paso a la fluidez y a un sentimiento de inhibición absoluta. 

Y el surrealismo se vuelve cotidiano en la mirada artística de Daniel Roseberry, el encargado de continuar con el legado de la legendaria Elsa Schiaparelli. Su lema es llevar a las calles algo que él ha titulado como “Psycho chic”, que no es más que buscar el equilibrio entre arte y utilidad, que se adhieren a los textiles para dar paso a una muestra que busca con cada prenda llamar la atención y hacer de su poseedora una especie de retrato pintado por Dalí andante. 

Accesorios fuera de lo común, piezas que parecen tener vida propia y estampados fabulosos componen una propuesta para Primavera-Verano 2021 que promete sacar a relucir los verdaderos colores del estilo personal. 

La infaltable Chanel ha homenajeado a las estrellas de Hollywood, a su trabajo y al increíble don que poseen para mantenernos entretenidos. Con una presentación en el Grand Palais de París, Virginie Viard reivindicaba a la mujer actual con prendas de vestir que llevaban impreso ese sentimiento de rebeldía que caracterizaba a mademoiselle Chanel. 

El tweed textil, representativo de la casa francesa, es siempre reinterpretado y moldeado en nuevas siluetas que lo mantienen, temporada tras temporada, presente y actual. Una pequeña muestra del talento del desaparecido Karl Lagerfeld para siempre extraer creatividad y novedad de la inspiración basada en la historia de esta marca. 

 
Un halago al pasado

Femenina, fresca y voluminosa, así podemos describir la nueva colección de Isabel Marant. Perfecta para expresar los sentimientos femeninos más pasionales, esta muestra es una demostración de lo que significa ser mujer en los últimos años; en ella hay un aura de libertad y comodidad que no puede ser ignorada, y al mismo tiempo un viaje a tiempos pasados, especialmente a los inspiradores y soberbios años 80, cuando las hombreras y los volúmenes daban forma a textiles metalizados y propuestos para causar impresión. 

Sin embargo, en un movimiento hacia a lo casual, donde nada es planificado y todo se funde con el entorno, Marant ha mezclado la gama de los rosa para conseguir nuevas combinaciones posibles, donde pantalones, shorts, vestidos y faldas visten a la mujer actual, a esa que no le importan las reglas establecidas y se atreve con su vestimenta. 

Inspiración desde casa 

El estilo es nuestra carta de presentación, el edecán perfecto, la imagen ineludible de quien realmente somos, proyectado al exterior a través de nuestra vestimenta, a él van unidos estrechamente nuestros temores, nuestras inseguridades, nuestros deseos y hasta el estado de ánimo, es por eso que jugar a repotenciarlo puede ser vital para cambiar nuestra percepción de la vida y por ende nuestra realidad. 

En la mayoría de los casos escogemos ropa sencilla que puede estar acorde para cualquier ocasión, pero que, en lo más profundo de nuestro ser, sabemos que no nos representa. Esto ocurre porque nos sentimos seguros y confiados detrás de la uniformidad, pero alguna vez te has preguntado: ¿Qué pasaría si dejas el temor a un lado y te animas a probar nuevos colores y accesorios? Aquellos que te gustan pero que aún no te convences del todo a usarlos. 

La clave está en ensayar, en probar e intentar disfrutar el cambio que traería a tu vida una nueva imagen, esa que sabes que está oculta dentro de ti y que está esperando salir para convertir las aceras en una pasarela interminable, donde el papel protagónico lo tienes tú. 

Te animo a que durante este tiempo reevalúes tus gustos, te embarques en el viaje placentero del autoconocimiento y de la autoestima, te llenes de inspiración observando las propuestas de tus diseñadores admirados y que luego, cuando por fin el momento de retomar las calles llegue, te des cuenta de que te transformaste en tu mejor versión.

La moda está viva y en movimiento constante, es un proceso sin fin que evoluciona con cada temporada y se desarrolla en la cotidianidad, cambian las estaciones y con ellas el clima, se imponen nuevos colores y accesorios, nuevos diseñadores entran por la puerta grande y con su trabajo nos muestran una nueva filosofía de vida, el tiempo hace de las suyas y lo que ayer era un must hoy ya es parte del pasado, seguimos caminando de la mano de nuestro estilo, mejorándolo y repotenciándolo.

Y cada mañana, parados ante la puerta de nuestro armario nos hacemos la misma pregunta: ¿Qué sigue ahora?