Conquistar autonomía e interdependencia
Por muchos años hemos estado tras el sueño de alcanzar la independencia como garantía única de autodeterminación. Si bien es cierto que constituye uno de los pilares del liberalismo, puede conducir a un callejón sin salida

ESTAMPAS

26/03/2021 06:00 pm



Marsolaire Quintana (*)

En la actualidad pandémica hay mucha gente pensando. Y pareciera tonto decirlo, pero hay algo revolucionario en el hecho que una cantidad de seres humano haya decidido detenerse, interrumpir el estado de autómatas y reflexionar por un rato sobre los conceptos clave de las relaciones sociales.

La nueva normalidad ha traído inéditos desafíos. Uno de ellos es actualizar el concepto de independencia pues, con tantas trabas impuestas a millones de ciudadanos a la vez, podría parecer vetusto.

Independencia, según el diccionario de la RAE, es la situación de la que goza un individuo cuando ningún compromiso con algo o alguien le impide ejecutar sus decisiones. En estos días el acercamiento al término se ha visto afectado por una serie de medidas en las que prevalece el interés colectivo por encima del individual. Aunque en la práctica todos nacemos libres y al crecer algunos son más libres que otros por factores condicionantes –clase social, capital monetario e intelectual, acceso a la educación o reputación-, estos tiempos ponen en tela de juicio la legitimidad del concepto.


Fotografía Jonathan Borba

La auto preservación como respeto al otro
Este período establece con mayor o menor éxito que la premisa fundamental es cuidarse para cuidar de otros. Ese, al menos, ha sido la intención consensuada por la mayoría de los gobiernos del mundo occidental: cerrar temporalmente las fronteras, legislar por la vía de excepción una cuarentena larga organizada en distintas fases, dar prioridad a ciertas profesiones y oficios, suspender la libre circulación sin permisos. En otras palabras, evitar a toda costa la propagación del virus.

Esa idea ha permeado los negocios, en especial los de retail y logística. Estos crecieron de un modo exponencial y han permitido a empresas globales como Amazon, por ejemplo, expandirse fenomenalmente en los seis primeros meses pandémicos. La idea de preservar la vida del otro –familiar, vecinos, amigos, condiscípulos y colegas- generó la necesidad de regular el contacto físico y someterse a los rigores de la comunicación online.

Redes de apoyo
Todo sistema forma distintos tipos de nexos. El concepto de autonomía interdependiente es básico para entenderlo desde el presente. Esto se observa en la formación de comunidades en las redes sociales, pero también en la vida real: la gente acostumbrada a tomar decisiones por sí misma, hoy atiende más las consideraciones de negociar y ponerse de acuerdo para apoyarse: jóvenes que ayudan a ancianos a actualizarse en tecnología, y abuelos que se encargan de enseñarnos a pasar el tiempo, de modo analógico.

Estos son momentos que requieren de gran audacia y determinación real, ya no marcada por la figura aislada y enigmática de las personas autosuficientes.

Ahora lo blando, lo maleable es vital para relacionarse y eso sólo es posible haciendo a un lado el ego para entender, también desde los negocios, que en este barco estamos todos. Vienen negocios con basamento en la autonomía interdependiente: redes de apoyo para desarrollar proyectos vía crowdfunding, aceleradoras de startups, mentores grupales en distintas disciplinas y, también, nuevas formas de acercarse al liderazgo organizacional en tiempos de trabajo a distancia. A pesar de los enormes desafíos por venir, debemos desplegar las velas porque corre viento a favor.

(*) Marsolaire Quintana es escritora y experta en comunicación corporativa 

Marsolaire Quintana en Redes Sociales: Instagram: @maruniversal