La tecnología ha invadido cualquier aspecto de la vida del ser humano, todo con la intención de hacer mejor las cosas, ahorrar tiempo, dinero, esfuerzos y sin duda otorga herramientas para el crecimiento y el desarrollo personal, profesional y laboral.

 
En lo personal, la tecnología de forma compacta nos acompaña en las carteras, en los bolsillos, en los bolsos, cuando vamos a la universidad, al trabajo o de visita a cualquier lugar con los celulares, Tabletas, laptops, relojes y demás dispositivos para hacernos la vida fácil.

 
Nos quedamos en el aspecto personal para hablar del avance tecnológico con la estabilización de las plantas. La misma palabra lo dice; con este método podemos lograr conservar las plantas de la manera más natural que no requiere de riego o de algún otro mantenimiento que comúnmente empleamos para garantizar su sano crecimiento.

 
Resulta que el compuesto que hace que las plantas se mantengan perfectas tiene base en la glicerina vegetal, agua, colorante alimentario y sustrato. Esta técnica pareciera ser nueva, pero según una parte de su historia, Los Lambert, cerca de los años 70 habían comenzado a investigar métodos de conservación vegetal hasta que dieron con el descubrimiento de las plantas estabilizadas. Este procedimiento es hecho con el menor impacto medio ambiental, es decir, es ecológico y se respetan las normas del crecimiento de las plantas.

 

Pero, otro lado de la historia cuenta que las patentes que estabilizan plantas ronda los años 90 cuando un grupo de científicos desarrollaron una tecnología avanzada que instaló el proceso en Francia.

 
Pero dejemos esta investigación como tarea para la casa y hablemos del proceso que puede ser aplicado a cualquiera de las especies. Son extraídas o cortadas cuando se encuentran en su momento más esplendoroso, o en su máximo desarrollo, siendo depositadas en los envases en los que se sustituye su savia natural por el compuesto antes mencionado.

 
En este lapso, las plantas se recuperan, vuelve su flexibilidad, su fortaleza y esplendor como si nada hubiese ocurrido por la ayuda de los colorantes alimentarios que las reviven como si estuvieran en su ecosistema. Finalmente, son sometidas a un proceso de enjuague y se secan para cumplir con su objetivo de mantenerse bellas hasta por 10 años.

 

 
Estas especies son ideales para quienes deseen mantener sus espacios adornados con los regalos de la naturaleza y el verdor especial que nos da la vida, y no tengan tiempo para regarlas o mantenerlas.

 
No tienen punto de comparación con las flores o plantas de plástico. Simplemente están vivas, naturales y se conservan intactas por mucho tiempo para seguir acompañándonos en los lugares más especiales de nuestras vidas. Lo recomendable es no utilizarlas para exteriores, por aquello de los daños que pueden ocasionar los rayos solares que todos sabemos que son capaces de deteriorar hasta el material más duro.

 
Pueden adornar las habitaciones en el hogar, los balcones que no tengan la luz directa del sol, pueden ser usadas como parte de la decoración de los salones de fiestas, y es común verlas en los jardines verticales o adheridas a las paredes.

Conservan ese aspecto fresco y son sencillamente una solución práctica que combina lo natural con la decoración que no ameritan ser fertilizadas, tampoco trasplantadas y menos ser ubicadas con buena iluminación. En ningún momento perderán su brillo natural, no se desvanecerán y tampoco se enfermarán.

 
Por su parte, en Francia también está la empresa franco – belga de nombre Vermont dedicada a la producción de flores y plantas estabilizadas, perteneciente a los Lambert, la pareja mencionada anteriormente como los precursores de las investigaciones de este producto.

 
Tal vez exista un proceso sencillo y casero para hacer eternas nuestras plantas favoritas, pero nada nos cuesta dejarles este trabajo a los expertos y adquirirlas para garantizar un producto final perfecto.

 
Este hallazgo facilita las cosas para darle a nuestro hogar la calidez que necesitamos. Si nos ausentamos por varios días no correremos el riesgo de que se desvanezcan o se marchiten y cada rincón nos mostrará el verdor y la frescura de la naturaleza que tanto amamos.