¿Mente propia? Cuando la mente es un territorio de conquista
“ ¡No me digas cómo hacerlo! ¡Yo hago lo que quiero! ¡A mí nadie me dice lo que necesito hacer!” Es posible que lo hayas escuchado o que lo hayas dicho en algún momento

ESTAMPAS

17/09/2021 06:00 pm



Oscar Giménez

Pero qué tal si te digo que el 70% de lo que llamas tu propia mente, en realidad es la mente de otro. Es decir que al menos el 70% de lo que piensas proviene de otra mente: un gran porcentaje de tu mente útil sigue los patrones que no son sencillamente tuyos.

A ver, ¿cómo es eso?
Inicialmente, la mente va ganando autonomía en la medida que el cerebro va desarrollándose y, para lograrlo necesita de unos elementos o contenidos. Lo primero es el lenguaje, que viene encapsulado en un tipo de patrones y valores: la cultura familiar, la ideología social, nacional y global. Ese es el primer estadio de la mente: desarrollamos las habilidades dentro de un sistema mental mayor. Esto nos permite relacionarnos, comunicarnos y socializar. Sería como un estado fantasioso: solo hay una verdad en la que pensamos y somos pensados, y todo se agota allí. La mente se adapta para sobrevivir y dibuja los rasgos de cada persona. En este estado la libertad es como una ilusión: la mente vive dentro de la caja de los patrones culturales pre establecidos y que ya están elegidos.

La mente inicia su segundo estadio cuando comienza a cuestionarse y a poner a prueba la consistencia de la caja en la que vive. En cierto momento de la vida es posible que alguien te haya dicho “abre tu mente” o hayas escuchado “es que soy una persona de mente abierta” para justificar sus opiniones divergentes.

 
En esta etapa es posible que hayas elegido quedarte en la caja y continuar pensando en lo que ya conoces y adquirir patrones rígidos. Pero también es posible elegir los valores y patrones que dan sentido a lo que dices y haces. Y cuando sucede esto comienzas a conquistar tu propia mente. En este proceso la mente modifica al cerebro y este ofrece mayores espacios para que la mente continúe en su proceso de emancipación de los patrones implantados originalmente.

Una breve digresión sobre esto último: cerebro y mente no son lo mismo, pero están en una relación funcional interdependiente. La mente es el cerebro en funcionamiento, pero el cerebro es modificado por el trabajo de la mente. En la medida en que la mente incorpora nuevas experiencias y significados se producen nuevas conexiones neuronales y la arquitectura del cerebro se ve modificada.

La mente propia es una conquista de un territorio colonizado por la cultura, la ideología, la propaganda, la moda ... los “influencers”. Esto significa que tener mente propia implica apropiarse de unos valores, patrones y actitudes que dan sentido y consistencia a lo que piensas, dices y haces. Esta experiencia deja la mente abierta y flexible para continuar incorporando más territorio, es decir seguir cambiando.

Algunas estrategias para educar y entrenar la mente:
1.
Aprende a observar con curiosidad y sin prejuicios: abrirse a la experiencia de forma flexible
2. Aprende a escuchar: hay una fuerte correlación de la ignorancia y el fracaso con la incapacidad de escuchar.
3. Descubre que la mente es más que los pensamientos, ella contiene las experiencias de éxito y fracaso, la conciencia de las emociones y sensaciones, la memoria del pasado y la inquietud del futuro.
4. Elige y refuerza conscientemente los patrones que favorecen la flexibilidad mental tales como la curiosidad, la proactividad, el cambio de rutinas, el ejercicio físico, entre otros.

Oscar Giménez
Prof. de Mindfulness, Master Coach,
experto en Desarrollo Organizacional
Director en H-Connection
Instagram @oskar_coach
www.H-Connection.us