Transitando las emociones difíciles
Es posible que en algún momento hayas escuchado “el cuerpo grita lo que la mente calla”, una frase tan interesante como enigmática. El impacto de un sentimiento sobre el sistema inmunológico es muy fuerte y si no se mueve se metaboliza como un síntoma

ESTAMPAS

31/08/2023 08:00 am



Oscar Giménez

El cuerpo grita de muchas formas, la mejor de ellas es a través de la enfermedad, del dolor o de síntomas. Tal vez porque no puede soportar toda la energía que se acumula a causa de una situación con una fuerte respuesta emocional. El impacto de las emociones sobre el sistema inmunológico es muy fuerte. Existe una relación estrecha entre el estancamiento y el malestar: cada emoción es una carga de energía en movimiento y cuando esto no pasa (no se mueve) se asienta en alguna parte del cuerpo y se metaboliza como un síntoma. Existe evidencia científica acerca del origen emocional de las enfermedades; ¡el cuerpo lleva la cuenta!

 
Pero, ¿qué es lo que la mente calla? ¿qué significa eso? La mente calla cuando no reconoce una experiencia, una emoción o una sensación que te pertenece, ya sea porque la niegas, la ignoras o luchas contra ella. Por ejemplo:

  • Ignorar la rabia que tengo porque he sido maltratado: me trago esa rabia y continúo.
  • La ignoras cuando la minimizas: le quitas importancia (y continúas tragando).
  • Luchas contra ella cuando te culpas por sentir la rabia, tratas de desconocerla (y continúas tragando).
A decir verdad, cada emoción que emerge en ti es un producto de tu sistema nervioso, te pertenece. El problema no está en tenerla, sino en qué hacer con esa experiencia.

Los pensamientos recurrentes, automáticos, emergentes pueden alimentar el intento de callar desde la mente esto que está ahí en tu experiencia.

Muchas veces el camino es escuchar el mensaje que quiere trasmitirte tu propio cuerpo. Para ello será necesario parar y mirar durante unos instantes.

Aquí van unos tips tomados de una práctica de Mindfulness:
1. Siente lo que sientes: reconoce y nombra la emoción difícil que quieres manejar mejor. Esto ayuda a que la conciencia vea esta emoción como tuya.
2. Acepta la emoción difícil tal cual es para ti. Tal vez puedes observarla sin necesidad de catalogarla como buena o mala. Simplemente es tuya.
3. Abraza la emoción, permanece con ella como si estuvieras tocándola. Tal vez le puedes hablar y decir “hola tristeza, voy a cuidar de ti como una madre cuida a su bebé que se siente mal”. Hablar con la emoción puede ayudar a bajar su sonido abrumador.
4. Investiga sobre cómo nació en ti, qué hizo que se despertara esa energía tan fuerte, cuáles fueron las circunstancias que la originaron y tal vez puedas aprender a evitar que una situación similar surja con tanta fuerza.
5. Finalmente, asimila lo que sabes ahora, qué aprendiste de este contacto con tu emoción difícil.

Esta práctica, que llamamos SATIS (sentir, aceptar, tocar, investigar y saber) es una invitación a transitar las emociones difíciles, escucharlas y aprender de ellas. Te invito a parar y mirar para hacer este ejercicio. ¡Seguramente encontrarás un gran beneficio!

Oscar Giménez
Prof. de Mindfulness, máster coach, 
experto en Desarrollo Organizacional
Director en H-Connection

Instagram @oskar_coach
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