A tan solo tres horas y media de Caracas, una tierra llena de naturaleza espera por uno. Es el estado Yaracuy, quien siempre tiene engalanada a su capital San Felipe para deleite de los residentes y visitantes.

Y es en esta ciudad donde comienza la Ruta Gastronómica Yaracuy, una iniciativa de los yaracuyanos donde se agrupan diversos restaurantes, productores, hoteles, entre otros, para que el forastero conozca y pruebe lo mejor que la entidad tiene para ofrecer.

En nuestro recorrido por San Felipe llegamos a la Hostería Colonial, hotel tres estrellas, que tiene todo lo que una estancia cómoda y recreativa, con su gran piscina y esmerada atención, tiene para ofrecer.

Al llegar, la primera parada puede ser el Fuerte San Felipe, hermoso jardín donde quedan vestigios de lo que alguna vez fue la gran Catedral de esa ciudad y que debido a un terremoto se vino abajo quedando solo la pila bautismal intacta y la mitad de las columnas de la puerta.

A la hora de almorzar nada mejor que comenzar a consentir el paladar en Vacas Bar and Grill. De entrada, unas arepitas de chicharrón y unas cachapas con un queso súper fresco preparan al cuerpo para lo que viene. Las parrillas y costillas son su especialidad. El lomito es de lo más tierno y jugoso que hayan visto y si lo suyo es el pollo tiene que pedir, a juro porque sí, el pollo a la broster. Como acompañante no puede dejar de probar el congrí y el puré de yuca.

Visite su plaza Bolívar. Desde ahí podrá apreciar lo limpia que tienen a la ciudad e impresiona que todo es verde, hay flores por doquier y vegetación para agradecer. Si se antoja de una merienda el lugar para ir es Oksana Patisserie. La mejor fraisier del país la encuentra ahí. La tres leches viene encapsulada en una especie de taza de chocolate blanco y la sorpresa de chocolate está hecho con cacao yaracuyano, esponjoso y full de chocolate; es ideal para los amantes de este dulce. También hay que destacar que su café es genial así como unos tés fríos que son bien recibidos por el calor que hace en la ciudad.

Para cenar hay muchas opciones también. Si lo que quiere es algo más ligero y desentendido, Chin Cakes and Dogs hacen unos pepitos de muerte lenta. Lomito finamente picado, con aguacate, queso, chips de plátano y sus salsas.

Al día siguiente nos preparamos para ir a Aroa y conocer las minas de cobre que fueron de Simón Bolívar. A su paso podemos parar en el pueblo de los Ureros donde están las yaraqueñas, mujeres de esa localidad que con arte y pericia hacen sombreros, escobas, cestas, muñecas, abanicos, entre otros. Son gente cálida que ofrece lo mejor de sí para los visitantes.

Al llegar a Aroa (a hora y media de San Felipe), se va hasta el Parque Minas de Aroa donde están los vestigios de una antigua mina de cobre la cual era regentada por los ingleses y que luego pasó a manos de El Libertador. Es conveniente hacer la visita guiada ya que pueden ir explicando lo que vemos a nuestro alrededor. Después de esa caminata, a pocos minutos queda Granja Valle Naranjo que es un espectáculo de lugar donde se puede ir a disfrutar de su rica piscina, puestos de parrilla y canchas de fútbol y voleibol de playa.

Ya en San Felipe, para ir a cenar, es parada obligada La Sazón de Belkis, restaurante regentado por su propia dueña en donde se come típica comida yaracuyana, pero que ahora impulsa noches mexicanas los fines de semana y créanme cuando decimos que los mejores tacos y flautas los hemos comido ahí.

Para cerrar esta visita con broche de oro, no se olvide ir a comer al restaurante del hotel El Fuerte donde preparan las tostadas yaracuyanas. Arepas fritas rellenas de una salsa especial con tomate y cebolla o la arepa rellena de queso con cerdo frito, pero que no es chicharrón.

Luego vaya a La Guáquira y aventúrese a ir a la cascada Romagú, saldrá renovado y con nuevas energías.

Carolina Contreras A.
@carolaalz

Fotografías:
Adolfo Acosta