Mónica estaba muy ilusionada de que Febrero había llegado. San Valentín es muy importante para ella. Ha estado preparando muchos detalles para sorprender a su esposo Lorenzo. Ya le mandó a hacer una taza con un gran corazón y la famosa frase en inglés “Be my Valentine”. También le mandó a preparar unos globos en forma de corazón y compró unos zapatos para correr que Lorenzo tiene tiempo viendo en redes sociales. Planea comprarle unos chocolates con una tierna tarjeta que escribirá con su mejor letra dejando todo su romanticismo en ese día. Quiere que sea memorable. Todos los años se ilusiona mucho, pero siempre pasa lo mismo: se desilusiona ese día. La causa, Lorenzo no se muestra todo lo romántico que ella quisiera y sólo la invita a cenar en algún lugar nuevo. Ella piensa que él no se está esforzando en ser romántico.
Dayana tiene 32 años, dos bebés y un esposo, Carlos. Ella no se preocupa porque San Valentín esté cerca porque es de las que repiten incansablemente que “el 14 de Febrero es un día más que lo convirtieron en algo comercial”. Ella se niega a caer en la ola del consumismo porque según su filosofía: “se puede celebrar el amor todos los días”. Carlos ya sabe que ese día será otro día más y ni siquiera piensa en cómo hacerlo especial, aunque en sus relaciones anteriores sí lo celebraba. A Dayana le molesta leer tantos artículos del amor y consejos sobre cómo reavivar la llama de la pasión.
Mónica y Dayana son muy distintas. Yo también soy distinta a ellas y creo estar en el medio de ambas posturas. Mónica está obsesionada con los regalos materiales. Y no sólo se está esforzando en dar algo que a lo mejor no le encanta a la otra persona, sino que se va a sentir mal porque a Lorenzo no le interesa mucho el asunto de los regalos. Dayana no se permite disfrutar de la magia de un día que sirve de recordatorio para algo que efectivamente se puede trabajar a diario. Yo pienso que el 14 de Febrero es como una alarma en el celular que te recuerda que el romanticismo es rico y necesario para mantener la relación encendida. Porque sí, las relaciones se apagan más fácil de lo que muchos creen. Pero, ¿tienen que ser regalos materiales? no, realmente no. Incluso, me atrevería a decir que los regalos materiales, por costosos que sean, son la salida fácil. Porque el regalo más efectivo para San Valentín requiere de mucha introspección.
No es lo material lo importante, es la actitud y el amor lo que lo hace un día especial / Fotografía lookstudio Freepik
El mejor regalo de San Valentín eres tú, con tu esencia, con esas características que te diferencian del resto y esas cualidades que día a día le sumas a tu pareja. El mejor regalo de San Valentín es entregar lo mejor de tí a tu pareja ese y todos los días que puedas. Pero, ese día puedes proponértelo para juntos y ensayarlo. Volvamos con Mónica. Ella es una mujer muy servicial, detallista, romántica, profunda, proactiva, atenta y planificada. Sabe qué zapatos le gustan a Lorenzo porque lo escuchó hablar de eso un par de veces. ¿Qué cosa no material puede regalar? justo eso: “Querido Lorenzo, hoy te llenaré de los detalles que me caracterizan, esos que salen de mi personalidad y que sé que te encantan de mí. Espero que tú también puedas resaltar esas características que día a día me mantienen ilusionada a tu lado: tu protección, cultura, sentido del humor, pasión por la comida, espontaneidad y el contacto con la naturaleza. Eres un gran complemento en mi vida. Hagamos de este día, algo para recordar porque nos amamos.”
¿Notan la diferencia? No es lo material, es la actitud y el amor liderando un día. Es recordar el porqué están juntos. Es aplaudir aquello que se admira en la pareja y agradecer dándole aquello que sabemos es de su agrado y que está dentro de nosotros.
“Pero Atenea, ¿por qué tengo que iniciar todo yo?” Porque eres tú quien está leyendo estas palabras y a ti te interesa trabajar el amor. Unos aportan unas cosas y otros aportan otras. ¿Ya sabes todo lo maravilloso que aportas día a día? ¿Ya sabes las cosas fantásticas que te aporta tu pareja? Se trata de sumar y amar.
