Nuestra tormentosa mente
“Educar la mente sin educar al corazón no es educar en lo absoluto”, Aristóteles

ESPECIAL PARA ESTAMPAS

15/11/2020 05:00 am



Zoramar Oviedo Gallo (*)


¿Recuerdas cuándo fue la última vez que te fuiste a dormir y estuviste batallando con tus pensamientos y emociones? ¿Que estabas deseoso de descansar y no querías pensar, pero mientras más tratabas de calmarte, más información te daba la mente para que te preocuparas? No importaba si cambiabas de almohada o de posición, simplemente la “rumiación mental” parecía haber llegado a tu cama y no quererte abandonar. 

A ninguno debe sorprendernos el activo movimiento que las emociones y los pensamientos tienen en nuestro cerebro. Según la opinión de múltiples expertos en el tema un cerebro humano sano genera entre 60.000 y 80.000 pensamientos al día, y no todos son buenos. En cuanto a las emociones, según Marx Williams y Danny Penman, “son un manojo de pensamientos, sentimientos desnudos, sensaciones corporales e impulsos”. La interesante vinculación entre pensamientos y emociones nos invita a tomar consciencia de lo importante que es manejar las emociones y los pensamientos y no permitir que sean ellos quienes manejen nuestra vida.

Hace mucho tiempo se consideraba que la forma en la cual pensábamos dirigía nuestras emociones; sin embargo, en los años 80 se descubrió que esto también funcionaba al revés, es decir que las emociones podían conducir nuestros pensamientos.


Tristeza, agobio o angustia pueden generarnos recuerdos, pensamientos y emociones que deterioran nuestro ánimo

Así como cuando una nube tapa el sol, que sentimos que no hay luz sino oscuridad, los momentos de tristeza, agobio o angustia pueden generarnos recuerdos, pensamientos y emociones que deterioran fuertemente nuestros ánimos. Aprender a manejarlos es nuestra decisión. 

Practicar ejercicios con conciencia plena (mindfulness), como el que les compartiré más adelante, refuerza habilidades tales como manejar los pensamientos y emociones y fortalecer nuestra flexibilidad emocional y nuestra resiliencia. También nos ayuda a cuidar la salud, la tranquilidad mental y el bienestar.

A continuación les comparto el ejercicio “El Frasco de la Calma”, el cual está inspirado en la ideología de María Montessori (médico y educadora Italiana, 1870-1942). Inicialmente fue diseñado para niños, sin embargo actualmente es practicado por gente de todas las edades. A mí me encanta pues siento que es una excelente herramienta para controlar la mente tormentosa y no dejar que esta conduzca nuestros días. Los invito a hacerlo cada vez que lo necesiten.

El frasco de la calma de María Montessori


El frasco de la calma se creó inicialmente para los niños, pero en la actualidad lo usa gente de todas las edades

Material de trabajo: 1 frasco de plástico o de vidrio transparente con tapa, 1 o 2 cucharadas de pegamento con brillo, 3 o más cucharadas de escarcha de los colores que te gusten, 1 gota de colorante y agua caliente.

Instrucciones:

1. Coloca en el frasco el agua caliente con el pegamento y mezclar suavemente.

2. Comienza a poner en el agua cucharaditas de escarchas del color favorito (se recomienda un máximo de 8 cucharaditas). Imagínate que con cada una estas arrojando una emoción y/o un pensamiento que te entristece, te aturde y que no te deja tranquilo. Hazlo varias veces. 

3. Cuando lances la última cucharadita de escarcha, cierra bien el frasco y con cuidado batirlo durante un ratico. Préstale atención por un momento a lo que pasa con el agua y las escarchas mientras lo estás batiendo. Después colócalo en la mesa y observa con atención qué pasa con el frasco hasta que veas que las escarchas y el agua se tranquilizan. 

Respira profundamente mientras haces esta actividad y recuerda que solo tienes que prestar atención al agua y a las escarchas hasta que se calmen.

Muy probablemente mientras lees las instrucciones de este ejercicio te estás preguntando ¿para qué me sirve esto? La respuesta es muy sencilla: simplemente nos ayuda a limpiar nuestra mente, a desahogarnos, a tranquilizarnos, a serenarnos, a sentirnos en calma.

Nuestra cabeza es un gran frasco repleto de escarchas de sentimientos, emociones y pensamientos que cuando revolotean intensamente ella se pone “igualita al frasquito cuando lo batías”. Y como dice una célebre frase de Albert Einstein: “La mente es como un paracaídas: solo funciona si se abre”.
Mantener nuestra mente limpia y abierta es esencial para cuidar nuestro bienestar y nuestra salud.

(*) Zoramar Oviedo Gallo.
CEO MINDFULNESS LATAM

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