Suavizar el estrés cotidiano
Realizar actividad física, expresar lo que sentimos, aprender a relajarnos o controlar nuestros pensamientos negativos son algunas de las estrategias adecuadas para liberar nuestras tensiones

MAYTTE

17/02/2020 08:00 am



Todos quisiéramos poder hacer varias cosas a la vez con la intención de ser eficientes y efectivos, pero la autoexigencia suele ser una actitud que nos lleva a vivir llenos de estrés, ansiedad y preocupaciones. De la misma forma solemos exigirle a los demás poniendo en riesgo el buen funcionamiento de nuestras relaciones personales. Todo esto sin detenernos a pensar en el costo mental, emocional y físico que conlleva vivir de esta manera acelerada y ocupada, poniendo en riesgo nuestra salud integral. 

Si te sientes bajo tensión y estrés, este puede ser el mejor momento para tomar unas cuantas respiraciones conscientes y profundas para recuperar la calma, bajar la velocidad y preguntarte si exigiéndote más, y sin darte descanso físico y mental, podrás realmente ser más eficiente y sentirte más satisfecho con la vida que llevas. El único que puede suavizarte la vida eres tú.


Estrategias
Hacer ejercicio. Esta es una de las herramientas más efectiva cuando necesitamos liberar la tensión y el estrés. Una simple caminata al aire libre durante al menos 35 minutos diarios puede ayudarnos a despejar la mente de pensamientos negativos u obsesivos que son una causa importante del estrés. También ayuda a oxigenarnos y a recuperar la vitalidad, el entusiasmo y la claridad mental que necesitamos para solucionar las situaciones que enfrentamos en la vida diaria. Practicar tu deporte favorito con disciplina y constancia te ayuda a lograrlo.

Expresar lo que guardamos. Buscar a una persona especial con la que podamos hablar acerca de lo que nos preocupa o nos causa estrés, que nos transmita la confianza suficiente como para vaciar el contenedor interno de ideas y emociones negativas para recuperar la calma. Además, toda esa energía represada internamente termina por afectarnos físicamente. No vale la pena quedarnos con todos esos pensamientos y emociones negativas, mucho menos postergar el momento en el que afrontaremos la situación y diremos la verdad de lo que pensamos o sentimos.

Detener y cambiar el pensamiento. Darle vueltas en nuestra mente una y otra vez a lo que no podemos resolver o afrontar porque no está en nuestras manos, no está ocurriendo ahora, solo estamos atemorizados por lo que imaginamos pueda llegar a suceder, o porque no sabemos cómo hacerlo y nos sentimos abrumados y alterados, solo nos lleva a experimentar más tensión. Serenar nuestra mente implica comenzar a administrar nuestros pensamientos, evitando profundizar en los negativos, afrontando los que nos preocupan para resolverlos y potenciando aquellos que fortalecen nuestro optimismo, valor, confianza y actitud positiva ante la vida.

Aprender a relajarse. Practicar la respiración consciente imaginando que en la medida en que tomas aire te llenas de una sensación de calma y tranquilidad, y que al botarlo salen junto con él todas las tensiones que tienes dentro de ti. Es un ejercicio sencillo que consiste en tomar aire mientras cuentas mentalmente hasta 6, sostener la respiración mientras cuentas mentalmente hasta 3 y finalmente botarlo por la boca contando mentalmente hasta 8. Repetir esta respiración cuatro o cinco veces ayuda a relajarnos y a liberar tensiones. La práctica de la meditación y el yoga también son ejercicios que ayudan a aquietar la mente, a serenar las emociones y a prestar más atención.

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