He pensado seriamente en que la mayor causa de nuestro malestar radica muchas veces en la interpretación que hacemos acerca de las situaciones que vivimos y en la manera en la que aprendimos a vernos a nosotros mismos, a relacionarnos con otros y a proyectarnos en el mundo.
Comparto contigo las cinco herramientas que pienso pueden apoyarte a potenciar tu bienestar:
Administra mejor tu tiempo. Elige un buen momento para reflexionar sobre la manera en la que estas usando tu tiempo. La mayoría de las veces lo gastamos en preocuparnos por tareas y responsabilidades pendientes o para recordar frustraciones y momentos tristes y difíciles; también se nos pasa en el anhelo de lo que quisiéramos hacer, tener y vivir sin que decidamos hacer algo concreto para conseguirlo. Reflexiona sobre esto y comienza por decidir en qué vas a invertir tus próximos momentos libres, de manera que puedas disfrutar, descansar y enriquecer tu experiencia de vida y tus relaciones con los demás.
Aléjate de las personas tóxicas. Está demostrado que la relación con personas que mantienen actitudes y comportamientos negativos suele desgastarnos mental y físicamente. Y es que, de acuerdo con la importancia que tengan para nosotros, terminan convirtiéndose en una especie de nube gris que nos contagia y afecta trastornando nuestro buen carácter, debilitando nuestro optimismo y confianza al hacernos dudar sobre nuestra capacidad para manejar y superar situaciones, y llenándonos de temor, inseguridad y preocupación. Vale la pena que elijamos bien con quien relacionarnos. Y si no podemos alejarnos de alguna persona tóxica porque forma parte de nuestro entorno personal, siempre se puede reducir la frecuencia del contacto con ella.
Toma tus propias decisiones. ¿Por cuánto tiempo has vivido para complacer a otros? Tal vez es el momento de cambiar este viejo hábito e incorporar un nuevo comportamiento: tomar tus propias decisiones y expresarlas con confianza y serenidad. Detrás de todos esos pensamientos que antepones a la toma de una decisión tú sabes muy bien lo que quieres elegir: ¡atrévete a expresarlo! Comienza por tomar decisiones en situaciones cotidianas. Por ejemplo, la próxima vez que te pregunten a dónde quieres ir, qué película prefieres ver o qué te gustaría comer, expresa tu deseo o tu idea con confianza; lo peor que puede suceder es que no estén de acuerdo contigo, por lo que surgirá la negociación y las nuevas propuestas. En el caso de que estén de acuerdo, siéntete contento de haber dado un paso adelante para sentirte parte de ese grupo al que perteneces. Deja de esperar y comienza a actuar.
Deja de ponerte excusas. Esta me encanta, en lo personal decidí adoptarla y llevarla conmigo diariamente, como un recordatorio de la intención que tengo de vencer mi propia resistencia a hacer lo que quiero y para potenciar mi tranquilidad y bienestar personal. Es increíble cómo terminamos convirtiéndonos en la mayor resistencia a vencer cuando se trata de cambiar hábitos y actitudes que no son beneficiosos, inclusive al momento de elegir aquellos que sí mejorarían nuestra vida. Si ya tienes un propósito definido, evita ponerte excusas y simplemente ponte en acción.
Aprende a decir NO. Cuídate de hacer las cosas que no quieres, y que generalmente haces, para complacer a los demás por no atreverte a decir no o simplemente porque siempre lo has hecho y no te atreves a cambiar. Suavizarse la vida significa comenzar a hacer las cosas que queremos, que nos gustan, que nos inspiran y motivan, que nos hacen crecer y, sobre todo, que son nuestra responsabilidad, tomando en cuenta el beneficio que a través de ellas les daremos a otros y a nosotros. Significa también quitarle importancia a lo que no la tiene y atrevernos a interpretar lo que nos pasa de manera realista, optimista y positiva.
