División de las tareas del hogar
Para evitar roces o quejas, es importante planificar qué debe hacer cada quien para no hacer tan pesada la carga y además generar tiempo libre. Aquí les dejo unos interesantes consejos

ATENEA ANCA

03/02/2020 08:00 am



Algunas de las personas que acuden a mi consulta dicen sentirse muy molestas por realizar más funciones que sus parejas a pesar de que ambos trabajan fuera del hogar o tienen actividades muy demandantes, como la maternidad. La búsqueda de justicia y consideración inicia muchas de sus conversaciones. 


Generalmente utilizan la expresión “no me ayudas” y allí ya empezamos mal pues su trasfondo es que la responsabilidad total es de una persona y que la otra debe ayudar. La realidad sería completamente diferente si le borráramos el tinte machista a esa frase –cuyo significado es que las funciones del hogar son inherentes a la mujer– y cambiáramos el “no me ayudas” por “no cumples tu responsabilidad”. 

Les dejo algunos tips para lograr esta necesaria repartición de manera sana.
1) Entiendan que estos temas hay que hablarlos aunque se asuman como tácitos o generen fastidio y roce. Y es necesario hacerlo de manera amena. Por ejemplo, en un parque mientras comen algo rico. 

2) Abran su mente para aceptar que aunque hay cosas que no les guste hacer esto viene con la adultez y toca asumirlo. Por ejemplo comprar las cenas en lugar de cocinar, o tal vez pedirle ayuda a la madre de uno de los dos. El objetivo es claro: equilibrar las responsabilidades. Igual se debe ser abierto para aceptar algunas propuestas no tradicionales.

3) Hagan por separado una lista detallada de todo lo que debe hacerse en el hogar, desde comprar la fruta hasta doblar las medias, incluyendo el pago de las facturas. Luego unifiquen las listas. Verán como son muchísimas las actividades.
 
4) Inicien el reparto de actividades escogiendo de 5 en 5 las que les resulten menos incómodas. Repitan la operación hasta que queden las llamadas “indeseables”. Sugiero que escojan basándose en los gustos pero también en las habilidades. Puede que yo no disfrute fregar pero tengo gran habilidad para los detalles y seguro los trastos quedan más limpios si lo hago yo. 

5) Con las actividades “indeseables” escojan de una en una y sean profundamente creativos para apoyarse en lo que sea necesario para cumplirlas. Aquí entran esas propuestas no tradicionales que mencionaba en el punto 2. Por ejemplo, si ambos detestan hacer mercado, pueden escoger hacer la compra por Internet. Otro ejemplo, si a ninguno le gusta fregar realicen la inversión de un lavaplatos automático. 

6) Recuerden que el foco debe ser trabajar en equipo por lo que es importante cumplir los acuerdos y que ninguno deba perseguir al otro para ello. En tal sentido pueden rotarse en el rol de supervisar que todo vaya bien. Si alguno no cumple puede proponer un trueque: te cambio lavar la ropa por botar la basura.

Si este proceso se les complica mucho tal vez existan otros problemas que no permiten que la actividad fluya y puede ser el momento de aplicar un proceso terapéutico antes de que aparezcan problemas mayores.