A mi mente vinieron las caras de algunas personas y recordé momentos compartidos y lo mucho que aprendí a través de ellos. En la vida cada experiencia se vive con intensidad; pero lamentablemente pareciera que nos aferramos más a lo negativo que a lo positivo. Las buenas y gratas ocasiones se nos pasan tan rápido que nos cuesta trabajo atesorarlas para que, a través del recuerdo, nos sigamos conectando con ellos y con las buenas sensaciones y pensamientos que produjeron en su día.

Deberíamos volver a las tradiciones orales, a reunirnos en grupo o en familia para recordar buenos momentos con la intención de compartir, de conocernos, de apoyarnos, y dejar a los que han llegado después de nosotros un pequeño legado producto de nuestras experiencias. Es a través de estas conversaciones informales, inspiradoras, honestas y cálidas que fortalecemos los vínculos de familia, la conexión con nuestras raíces y comprendemos el origen de muchas de nuestras actitudes, hábitos y creencias.

¿Sabías que existe una herencia emocional? Es a través de ella que transmitimos a nuestros hijos una parte importante de nosotros: actitudes, creencias, hábitos y hasta formas de pensar y expresar los sentimientos. Ellos nos copian mientras están pequeños y es así como vamos reconociendo, los unos en los otros, el parecido a través de los gestos, las reacciones y hasta la manera de hablar y de actuar en ciertas ocasiones. 

Comparte parte de tu historia personal. Organiza una reunión en familia o con amigos para compartir recuerdos y experiencias agradables. Si tienes niños, invítalos a participar de la conversación, siempre manteniendo el tono divertido, positivo e inspirador.

Ordena tus fotografías. Tómate un tiempo para volver a mirar tus fotos y ordenarlas por época, lugar, celebración especial. Haz lo mismo con tus videos, especialmente los que tienes grabados en tu celular y que te hicieron sentir de una manera especial.

Haz una lista de personas especiales. Recuerda sus nombres y ojalá sus datos personales para volverte a comunicar con algunos de ellos. Escribe una nota o graba un mensaje con tu cariño y agradecimiento por todo lo que compartieron.

Celebra tus buenos momentos. Potencia al máximo la satisfacción y el disfrute de tus momentos buenos y especiales al compartirlos con otros. Crea una celebración propia, a tu manera, sencilla y sentida, que te permita pensar que tienes una vida plena y anímate a compartirla.