Y es que la mayoría de las veces las personas abusivas se sienten justificadas en su comportamiento debido a la necesidad o urgencia que tienen, lo que los lleva a ignorar la urgencia y el derecho que también tienen los demás ante la misma situación. Vivimos en un espacio compartido con muchas más personas, y extender con frecuencia nuestra mirada más allá hará que nos demos cuenta de su presencia.

Lo primero que debemos hacer es bajar la velocidad con la que vivimos a diario, pues solo así podremos percatarnos de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es importante aprender a vivir en el presente porque, cada vez que pensamos en el pasado o en el futuro, nos distraemos de lo que realmente está ocurriendo aquí y ahora. Las preocupaciones nos hacen vivir ensimismados, solo pendientes de lo que nos inquieta y, lamentablemente, esto nos lleva muchas veces a actuar de forma desconsiderada y hasta agresiva con los demás. Si descubres que estás actuando igual a como lo hacen las personas abusadoras que tanto te afectan, te invito a poner atención en cómo te comportas tú y a sentirte dispuesto a cambiar esa situación. 

Recomendaciones

Acepta la responsabilidad de tu vida. En la medida en que nos hacemos responsables de lo que decimos y de lo que hacemos, podemos corregir nuestros errores y aprender de ellos. Además será más fácil pedir disculpas o perdón si fuese necesario. 

Practica la empatía. Tus derechos llegan hasta donde comienzan los de la otra persona. El respeto, la tolerancia y la consideración son esenciales para la convivencia humana. Todo lo que haces por los demás lo haces por ti mismo.

Respeta los acuerdos. Nadie hace una fila por gusto, de manera que si esperamos pacientemente nuestro turno es porque creemos que con ello estamos contribuyendo con una mejor convivencia entre todos.

No te aproveches de tu situación. El que grita más fuerte, el amigo del funcionario, el que tiene importantes relaciones, más dinero o el carro más grande son personas que tratan de aprovecharse de su situación. Utilizan esas “ventajas” para querer pasar por encima de los demás y romper las reglas, saltarse los acuerdos, tomar atajos o aprovecharse del trabajo ajeno. Evita a toda costa esa mala costumbre.

Haz la diferencia. Siempre nos da la sensación de que la persona que actúa con viveza obtiene un beneficio inmediato; pero con inusitada frecuencia la vida nos demuestra que tarde o temprano el abusador paga el precio por su actitud. Ser amable no toma tiempo ni esfuerzo. Por el contario, lo que necesitamos es establecer contacto con la otra persona para brindarle aquello que esperamos recibir en algún momento. Puede ser tan sencillo como sonreír, saludar, agradecer, disculparnos o ayudar aunque no nos reconozcan o agradezcan el gesto.