Algunos eventos definitivamente cambian nuestra vida. Como una mudanza, un trabajo nuevo, el matrimonio, el nacimiento de un niño, la perdida de una persona querida. Pero, las transformaciones personales no ocurren de la noche a la mañana, tampoco ocurren en el instante en que nos damos cuenta de la necesidad que tenemos de producirlas. Solo podemos conseguirlas a través de pequeños cambios que hagamos en nosotros mismos y en nuestra dinámica de vida, con conciencia, deseo, voluntad, determinación y constancia.
La mejor decisión que podemos tomar es la de iniciar un proceso sencillo de transformación personal para recuperar y mantener nuestra salud mental y emocional, para fortalecer nuestra estima y para potenciar nuestro bienestar y el de las relaciones que mantenemos con los demás.
Aquí están 5 claves para potenciar tu bienestar y suavizar tu vida
Crea recordatorios para practicar Mindfulness. A través de la práctica de la Atención Plena o Mindfulness podemos definitivamente suavizar nuestra vida cotidiana. Elige como recordatorio algo que ocurra en tu vida cotidiana de manera regular para hacer una pausa, respirar suave y profundamente, tomar conciencia de que estas vivo aquí y ahora, poner las cosas en perspectiva, y regresar a la actividad de tu día con las baterías esenciales recargadas, solo después de unos segundos de poner tu atención en el presente. Puede ser, por ejemplo el cambio de color en las luces del semáforo, una señal de tránsito, un sonido en particular como el ringtone de tu celular, recibir un texto…
Haz más de lo que te gusta. Generalmente, cuando te sientes estresado o preocupado te resistes a hacer una pausa para hacer cualquiera de las cosas que alimentan tu alma y que en realidad te permitirían recuperar la calma. Más bien te mantienes atento a lo que te inquieta, sin entender que de esta manera solo consigues profundizar y agravar la afectación que sientes. Cualquiera que sea esa actividad que disfrutas, como leer, bailar, escuchar música, meditar, pasar tiempo con una persona querida, comienza a incorporarla a tu rutina y conviértela en una fuente consistente y práctica de bienestar y felicidad. Úsala para recuperar y mantener tu bienestar.
Haz contacto frecuente con la naturaleza. Si el tiempo que pasas al aire libre es muy limitado, porque tu actividad es dentro de una oficina o en la casa, tómate unos minutos en la mañana, al mediodía o en la noche, para salir afuera y respirar, caminar, descansar, activar tu atención observando lo que te rodea, despejar la mente y bajar la velocidad. La naturaleza es el maestro perfecto del buen vivir, es una fuente de serenidad y fortaleza que muchas veces nos ayuda a poner en perspectiva las situaciones que enfrentamos.
Reconoce y valora los buenos momentos. Al final del día, cuando te vayas a dormir, tómate unos minutos para pensar en cómo fue tu día, repasa qué momentos te hicieron sonreír, cuáles te permitieron aprender, o dar lo mejor de ti; quiénes te inspiraron y por qué, y qué podrías aprender de ellos para copiarlo tú. Hacer un pequeño inventario de todo lo bueno que nos pasa nos conecta con los mejores sentimientos y pensamientos acerca de nosotros, de los otros y de la vida. La gratitud potencia nuestro bienestar, fortalece nuestra confianza y esperanza y nos devuelve la paz.
Practica la respiración consciente. Practica respirar con frecuencia, poniendo tu atención en el aire que entra y sale de tus pulmones, despacio y con profundidad, contando mentalmente 6 mientras tomas el aire, 2 mientras lo retienes y 8 mientras lo expulsas. Después de un par de ellas tus emociones se serenarán, los pensamientos se aquietarán y la calma regresará a ti, recuperando la claridad que necesites para responder a cada situación de la mejor forma posible.
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