En lugar de criticar y juzgar con ligereza, inclusive sin conocer realmente los detalles de lo que nos está sucediendo a nosotros o a otros, preguntémonos: ¿qué podríamos hacer concretamente, para mejorarlo o resolverlo? Hagamos nuestro aporte consciente, responsable, amoroso y voluntario. Encendamos la luz en nuestro mundo.

Muchas veces una sencilla acción hecha con conciencia, es decir, con el deseo de aportar y sin pedir o esperar algo a cambio, nos beneficia más que cualquier otra práctica compleja para aumentar nuestro bienestar y el de nuestra familia y comunidad.

Hay personas que piensan que no tienen para dar, pues sus recursos materiales son limitados. Pero, cualquier persona puede hacer un cheque cuando en realidad lo más valioso y difícil de dar es tiempo de calidad para compartir alegría, apoyo, cariño, experiencia, conocimiento y amor incondicional, permitiéndonos realmente experimentar la sensación de lleno y plenitud que produce el dar sin esperar. 

Hay pocas cosas tan gratificantes como la de hacer algo generoso, consciente e incondicional, especialmente con una persona desconocida. Se ha demostrado que aquellas personas que ayudan o les brindan algún tipo de servicio a otros, porque se encuentran en una condición o situación de mayor limitación y necesidad, aumentan y fortalecen la confianza en sí mismos, la autoestima y el aprecio por la vida. 

¡Anímate a compartir un poco más cada día y te sentirás mucho más feliz y satisfecho! 

Vive sin egoísmo:  Trabaja individualmente por el bienestar colectivo, no tengas pensamientos egoístas que solo cuiden tus intereses personales, inclusive a costa del sacrificio del bienestar y los derechos de los demás, pues esta es la forma segura de ir hacia el dolor.

Deja de esperar y comienza a dar: Siéntete dispuesto y disponible a brindar tu apoyo a través de una palabra, un gesto, un detalle o una acción generosa y desinteresada dirigida a suavizar la vida o el momento de otra persona. No esperes recibir algo a cambio, ni siquiera agradecimiento.

Anímate a contribuir: No requieres de grandes recursos para hacerlo, con tu ingenio y disposición es suficiente. Pon tu granito de arena. Tu esfuerzo cuenta, es el momento de participar y de sumar tu esfuerzo al de otras personas, sin preguntarte que están haciendo los demás.

Esparce amabilidad a tu alrededor: El trato amable, la sonrisa, una frase de reconocimiento, un gesto amistoso o solidario, un comentario optimista o simplemente una palabra de saludo o de aliento pueden ser el vehículo perfecto para lograrlo.

Conéctate con la gratitud: El trato amable, la sonrisa, una frase de reconocimiento, un gesto amistoso o solidario, un comentario optimista o simplemente una palabra de saludo o de aliento pueden ser el vehículo perfecto para lograrlo.