Cáncer de tiroides: las mujeres son las más propensas a padecerlo
Considerado como uno de los padecimientos más recurrentes en las mujeres y que requiere un diagnóstico oportuno para evitar complicaciones e incluso la muerte

ESTAMPAS

01/10/2021 06:00 pm



Judith Alvarado H.

El cáncer de tiroides es una enfermedad endocrina que provoca la formación de células malignas (cancerosas) en los tejidos de la glándula tiroidea ubicada en la parte frontal del cuello justo debajo de la nuez de Adán y que tiene forma de mariposa.

Cada día son más los casos confirmados de cáncer de tiroides en países de América Latina, especialmente en Ecuador, Brasil, Costa Rica y Colombia, según el reporte de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud.

En el año 2017 se diagnosticaron 26.000 nuevos casos en toda la región, siendo las mujeres las más propensas a padecerlo. Según el informe de la IARC este tipo de cáncer es el sexto más diagnosticado en la población femenina, con un número de 4 a 6 casos más que los hombres.

En el año 2018 las cifras más altas de casos nuevos en mujeres se reportaron en Ecuador, con 16 por cada 100.000 habitantes, 14,4 en Brasil, 12,6 en Costa Rica y 10,7 en Colombia. Sin embargo, en dicho período se reportó una baja mortalidad y un pronóstico favorable con 0,9 por cada 100.000 habitantes en Ecuador, 0,9 en México, 0,8 en Colombia, 0,7 en Perú y 0,5 en Panamá.

La Sociedad Americana Contra El Cáncer destaca que la tasa de mortalidad del cáncer de tiroides aumentó entre el 2009 y el 2018 (alrededor de 0.6% por año), y en los últimos años parece haberse estabilizado.

Para el cierre del 2021, según los cálculos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, en los Estados Unidos se diagnosticarán alrededor de 44,280 nuevos casos de cáncer de tiroides (12,150 en hombres y 32,130 en mujeres).

También advierte que alrededor de 2,200 personas morirán a causa de cáncer de tiroides (1,050 hombres y 1,150 mujeres)

En Venezuela este tipo de cáncer se ubica en el décimo tercer puesto entre las 15 primeras localizaciones de cáncer con mayor incidencia en mujeres. Se le reconoce como una enfermedad poco frecuente y que despierta el interés académico por las controversias que envuelve su estudio y abordaje.

Las mujeres son las más propensas


Aunque no se ha determinado con exactitud por qué la enfermedad ataca fundamentalmente a las mujeres, la epidemióloga Mónica Sierra, consultora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU sostiene que “los factores reproductivos y las hormonas femeninas parecen ser una hipótesis lógica, pero aún no existe evidencia que determine que estos factores aumentan el riesgo en las mujeres”.

Sierra afirma que tan sólo el 0.5 por ciento de todas las muertes por cáncer están relacionadas con el de tiroides. Por su parte, la doctora argentina Gabriela Brenta, presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Tiroides sostiene que el aumento de la incidencia y el descenso de los fallecimientos "hace pensar que hay un sobre diagnóstico de tumores de bajo riesgo".

Asegura que el problema radica en que "una gran parte de los pacientes sobre diagnosticados son sometidos a tratamientos que pueden traer consecuencias considerables a largo plazo", expresó la epidemióloga.


Es el sexto cáncer diagnosticado en mujeres entre 40 y 59 años. Foto Blog Oncosalud

Detección temprana

Francesca Belmonte, médico oncólogo del @centroclinicofenixsalud destaca la importancia de la detección temprana de este tipo y cualquier tipo de cáncer porque mientras más temprano se diagnostica un tumor las probabilidades de cura del paciente son mucho mayores.

“Las probabilidades de cura de un paciente, están directamente relacionadas con ¿qué tan grande es el tumor? y ¿qué tanto se extiende a las áreas cercanas y lejanas?”, dijo.

Belmonte destaca que mientras un tumor se diagnostica de forma más temprana más pequeño es y menos extensión tiene a su alrededor y con esto es más probable que el tratamiento sea mucho más eficaz y efectivo a la hora de erradicar completamente la enfermedad.

En cuanto a los síntomas que caracterizan este padecimiento, la especialista destacó que un bulto o masa en el cuello es un factor que hay que estudiar. Adicionalmente se presenta dolor en la parte frontal del cuello que algunas veces alcanzan los oídos, ronquera, u otros cambios en la voz que persisten en el tiempo, problemas para tragar alimentos, dificultad para respirar, tos constante.

“Tomando en cuenta que estos síntomas no son específicos de tumores de tiroides, lo recomendable a un paciente que presente alguno es que acuda a un médico general o en su defecto a un médico internista, quienes con
una evaluación clínica podrá determinar cuáles son los estudios pertinentes y a qué especialista referir al paciente”, explicó Francesca Belmonte.

En cuanto a los factores de riesgo, Belmonte explicó que, aunque un factor de riesgo es todo aquello que aumenta las probabilidades que tiene una persona de padecer una enfermedad como el cáncer, aunque un paciente presente uno o incluso varios, eso no significa que va a desarrollar la enfermedad. “Muchas personas que tienen diagnóstico de cáncer pueden tener pocos o ninguno de los factores de riesgo conocidos”.

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo del cáncer de tiroides está el sexo. La enfermedad es tres veces más común en mujeres que en hombres. La edad también influye, si bien puede ocurrir a cualquier edad, es más común entre 40 y 59 años; la exposición a la radiación como, por ejemplo, pacientes que hayan recibido tratamiento de radioterapia en la cabeza y el cuello, siendo mayor el riesgo a mayor dosis de radiación y mientras menos edad tenga el paciente al momento de recibirla; al igual que radiación por armas nucleares o accidentes en plantas energéticas. También se ha asociado a la enfermedad las dietas bajas en yodo y el sobrepeso u obesidad.


El tratamiento inicial de todo cáncer de tiroides es la cirugía. Foto infosalus

Factor hereditario

Por su parte, la doctora Ana Morales, especialista en endocrinología y metabolismo de @centroclinicofenixsalud explica que, aunque aún no se precisan las causas de la enfermedad, hay factores como la genética en los que se sabe existe un componente hereditario como en el cáncer medular de tiroides, que tiene una variante familiar que es hereditario.

Recordó que cuando una persona padece de este cáncer, hay que proceder a hacerle el estudio genético a los familiares del primer grado de consanguinidad, para determinar si poseen el mismo gen que causa la enfermedad y extirparles la glándula tiroides.

En materia de prevención, Morales destaca que no se puede prevenir el cáncer de tiroides. “Sin embargo, lo que podemos hacer para reducir las posibilidades de padecer la enfermedad es mantener una alimentación adecuada”.
Destacó la importancia de consumir alimentos que contengan yodo, como las sardinas, mariscos, vegetales (rábano, brócoli, coliflor, garbanzos, etc), y cualquier otro tipo de pescado.

La especialista en endocrinología y metabolismo de @centroclinicofenixsalud explicó que el tratamiento inicial de todo cáncer de tiroides es la cirugía. “Se puede hacer la exéresis del nódulo, pero en nuestro país no somos tan conservadores y preferimos hacer la extirpación de la glándula total”.

Y añadió que, aunque podemos vivir sin la glándula tiroides, no se puede vivir sin las hormonas que esta produce porque regula el ritmo cardíaco, la presión arterial, la temperatura corporal y el peso. “Una vez extirpada la glándula, el paciente tiene que suplementarse hormonalmente de por vida”. 

¿Qué podemos hacer para prevenir la enfermedad?

Debido a que no se conoce con certeza la causa que provoca el cáncer de tiroides su prevención como tal no es posible. La mayoría de las personas con cáncer de tiroides no tienen factores de riesgo conocidos, por lo tanto no se puede prevenir la mayoría de los casos de esta enfermedad.
Si una persona tiene antecedentes familiares de cáncer de tiroides, es importante que consulte con un médico que esté familiarizado con los últimos avances en la asesoría genética y en las pruebas para esta enfermedad, ya que se pueden realizar ciertos estudios para determinar si existen mutaciones que predisponga a la aparición de dicho cáncer.

Más qué prevención sería incentivar a la población a que sí presenta algún síntoma de los previamente mencionados acuda a un facultativo. Actualmente el diagnóstico se puede realizar de forma más fácil que en el pasado.

Si bien para llegar al diagnóstico es necesario la realización de un estudio de anatomía patológica (biopsia), inicialmente se realiza un ultrasonido (ecografía), el cual debe ser realizado con un transductor lineal de alta resolución para poder discriminar si existen microcalcificaciones sospechosas de malignidad. El informe debe incluir las características de la glándula tiroides “medidas, volumen, ecotextura, y presencia de nódulos". Es importante ubicar la localización de dichos nódulos y la descripción debe seguir un léxico en particular que incluya composición, ecogenicidad, forma, márgenes, imágenes; dependiendo de estas características se obtiene un puntaje y se clasifica dicho nódulo en benigno, no sospechoso, levemente sospechoso, moderadamente sospechoso, altamente sospechoso, y en base a esto es que se decide la realización o no de una punción. Es importante saber que menos del 5% de los nódulos tiroideos son malignos.


La enfermedad es tres veces más común en mujeres que en hombres. foto Diagnostico Rojas

¿Cuáles son los tratamientos recomendados para atacar este padecimiento?

Inicialmente se debe conocer cuál es la extensión de la enfermedad, es por ello que es necesario hacer estudios como tomografía de cuello con contraste. El manejo del cáncer de tiroides requiere un equipo multidisciplinario de diversas especialidades quirúrgicas (cirujano oncólogo), médicos nucleares, imagenológos, así como de la participación activa de los patólogos, porque el abordaje del paciente con la visión del grupo de trabajo permite ofrecerle las mejores y las más asertivas alternativas terapéuticas.

La cirugía es el principal tratamiento para el cáncer de tiroides, ya sea una tiroidectomía total o extirpación completa de la tiroides o una hemitiroidectomía o extirpación de un lóbulo, en ocasiones puede ser necesario la cirugía de los ganglios del cuello “disección cervical”. Luego de realizada la cirugía, lo extraído debe ser evaluado por un anatomopatólogo y dependiendo de las características que evidencie este médico en dicho tejido se cataloga al paciente en tres grupos; riesgo bajo, riesgo intermedio o riesgo alto. En base a esto se indica el tratamiento posterior, el cual se suele ser con yodo radioactivo, a fin de eliminar remanentes tiroideos normales, eliminar micrometástasis (pequeñas metástasis) o tratar enfermedad persistente conocida. La ablación con yodo radiactivo consiste en destruir el tejido tiroideo normal residual. Otro de los pilares del tratamiento es la radioterapia externa, cuyas indicaciones van a depender también de las características de la lesión extraída de la cirugía, como por ejemplo: tamaño del tumor, presencia o ausencia de ganglios linfáticos y no menos importante el uso de la terapia hormonal (hormonas tiroideas), en vista de que ya no existe glándula tiroides que produce dichas hormonas.