Superando una infidelidad
Las causas por las cuales se comete generalmente están en el inconsciente por lo que muchas veces se requiere terapia psicológica

ATENEA ANCA

02/08/2020 05:00 am




Vamos a estar claros en algo: superar una infidelidad es un proceso complicadísimo que no es para todas las parejas

Algunas tienen tan claro sus fortalezas individuales y el valor que le dan a la relación que prefieren adentrarse en este proceso para seguir adelante juntos. Estas intentan sobre todas las cosas sacar un aprendizaje de lo vivido. Otras no tienen las ganas de tan siquiera intentarlo porque la relación ya se encontraba muy desgastada cuando se dio la infidelidad. También existe otro grupo que desea hacer el intento de superar el engaño y se quedan justo ahí: “intentando” y dudando de poder lograrlo, por lo que no avanzan a buen puerto. 

Como ven, la convicción será siempre uno de los aliados para poder superar algo tan doloroso como una infidelidad. Pero claramente no es todo lo que hace falta. Algunas personas entran absolutamente convencidas de que vale la pena continuar y se encuentran con que la otra persona sigue mintiendo y ocultando información importante para restablecer la confianza.

No piensen que restablecer la confianza implica decirlo todo sin rechistar simplemente porque el error fue de esa persona. 
Claro que no. Porque no por tener un gran problema como la infidelidad le vamos a sumar otros grandes problemas para las relaciones de pareja como la pérdida del espacio individual, el mal manejo del poder o la culpa. Pero sí es necesario que se comprenda qué implica restablecer la confianza para no obstaculizarla.

Es absolutamente necesario que la persona que cometió la infidelidad sepa comentarle a la pareja las causas por las cuales lo hizo; y estas, gran parte de las veces, están en el inconsciente. Es por ello que muchas veces se requiere de la terapia psicológica para hacer un análisis exhaustivo de qué estaba pasando en el momento en que la tentación se hizo presente y qué estaba sintiendo la persona para poder darse ese permiso que iba en contra de los acuerdos de exclusividad de la pareja. 

A veces, y sólo para que tengan una idea, lo que causa la infidelidad es una necesidad inconsciente por sentirse deseado y amado porque pudo haber existido alguna carencia afectiva importante en la infancia con alguno de los progenitores (presentes o no en la vida de ese niño).

Si esas causas no se resuelven no es posible que se restablezca la confianza. Tampoco será posible si la persona no se abre a contarlas. Por ejemplo, una persona puede hacer terapia individual, descubrir su carencia afectiva, perdonar y conversar con los padres para resolverlo, pero si no se lo comenta a su pareja es como si no lo hubiese logrado, pues el “fantasma” que tanto daño le hizo “sigue suelto” para su entender.

Me gustaría dejar claro que la persona que comete la infidelidad no aporta nada útil para la superación de dicho trauma al contar detalles de lo ocurrido, a pesar de que esas preguntas son extremadamente frecuentes: ¿cuántas veces se vieron? ¿Dónde lo hicieron? ¿Lo hicieron? ¿Hasta dónde llegaron? ¿Quién más lo supo? ¿Quién es esa persona y dónde vive? ¿Tiene pareja? Todas esas preguntas y muchas otras lo único que logran es generar más información para la película que atormentará a la persona que recibió la infidelidad. 

Quiero cerrar diciendo que me gusta pensar que la palabra infidelidad combina con infelicidad, porque se ignoran los principios personales, se pisa su palabra, se cae la autoimagen y se sabotea la estabilidad. Es mejor hablar claramente y a tiempo. 

Y si lo hiciste y realmente no te arrepientes: no te quedes con tu pareja, la seguirás hiriendo.