Identifiquemos la relación que tenemos a causa de los suegros
Discusiones interminables nos impiden ver que los problemas están determinados por el tipo de familia que tiene la pareja

ATENEA ANCA

21/06/2020 05:00 am



Las relaciones son de dos, eso está claro, pero… ¿cómo hacer cuando la familia de mi pareja está más presente de lo que yo quisiera? De eso se trata este artículo, así que mucha atención.


De acuerdo con los terapeutas especializados en el tema, existen distintos tipos de familia, pero me enfocaré solo en tres: 

Familias aglutinadas: los miembros están muy apegados y no poseen mayores espacios de individualidad; es decir, poseen los mismos valores y pensamientos y de alguna manera no pueden alejarse mucho porque traicionarían el vínculo. 

Familias desligadas: los miembros son muy independientes y tienen poca conexión emocional entre ellos más allá de sentir que es el grupo al que pertenecen. Diferenciarse de ellos se asume como normal. Lo que suele ocurrir es el efecto contrario al anterior: cuesta mantener la unión. 

Familias sanas: los miembros se mantienen muy unidos y diferenciados al mismo tiempo. Asumen que están para apoyarse y mantenerse sólidos pero cada uno es libre de pensar, sentir, valorar y decidir lo que quiera. Los individuos pertenecientes a estos grupos suelen formar familias nucleares con el mismo concepto: “unión sólida pero no asfixiante”.

Los conflictos con los suegros no se producen si los dos integrantes de la pareja provienen de familias sanas, porque ellos entienden de límites y cercanía al mismo tiempo. Más bien aparecen cuando provienen de familias con estilos de apego diferentes; por ejemplo, una persona que venga de una familia desligada y otra que venga de una familia aglutinada. 

Si este es el caso, probablemente la persona que viene de familia desligada se siente asfixiada e invadida por la familia de su pareja, mientras que esta puede sentir que el otro la quiere alejar de su familia. Si ambos entendieran que lo mejor es trabajar en un modelo sano sería más fácil, pues es como si cada uno halara para su lado. 

“Eres muy frío, duro y radical con mi familia, ellos solo quieren ayudarnos”, “tu familia no deja de meterse en nuestras cosas”, “no sabes lo que es la unión familiar”, “no rompes el cordón umbilical”, “no sabes ser amado”, “no sabes ser independiente”, etc. Así suelen ser las discusiones entre los miembros de la pareja. Lo terrible es que pueden ser eternas si no trabajan el problema en terapia para comprender el origen de sus valores familiares.

Algunos consejos cortos

  • No juzguen a la otra familia, más bien traten de entenderla. 
  • No lo tomen personal: ellos funcionaban así antes de que ustedes se conocieran.
  • Sean tolerantes y no crean que se las saben todas.
  • Sean respetuosos y nunca insulten a los miembros de la familia de su pareja.
  • No triangulen, es decir, no le digan a su pareja cosas que le molestan de sus familiares.
  • No opinen acerca de cómo deberían funcionar.
  • Si tienen hijos juntos traten de crear sus propias formas de funcionar, haciéndolos conscientes de los orígenes de cada uno y lo positivo que pudieran sacar de ese pasado.
  • Si tienen que vivir con los suegros procuren tener normas por escrito –acordadas por la pareja– que luego se las presentarán a ellos para la armonía en el hogar.

Si la cosa se complica mucho, no olviden que existimos los psicólogos especialistas en terapia de pareja y de familia. ¡Hay mucho que se puede hacer para estar mejor!