Los hombres no siempre quieren tener sexo
Son muchos los factores que pueden influir en el hecho de no querer intimidad; por ejemplo, disfunción erectil por estrés laboral, ansiedad, o presión impuesta por la sociedad

ATENEA ANCA

30/07/2021 06:00 pm



Es un mito ampliamente extendido creer que los hombres están siempre deseosos de tener sexo. Creer que son como unas máquinas sexuales ha generado numerosas consecuencias en ambos. Los hombres sienten constantemente la presión de tener que cumplir con esa expectativa impuesta por la sociedad y sienten que tienen un problema con su sexualidad si no logran tener siempre erecciones perfectas y un buen desempeño en la cama en calidad y duración, cada vez que sea solicitado por su pareja. Incluso, el creer que tienen que ser máquinas sexuales los lleva muchas veces a cometer infidelidades porque creen erróneamente que está mal desaprovechar esas oportunidades eróticas cuando otra persona se les insinúa.

 
Adicionalmente, si un hombre no logra tener un desempeño sexual óptimo, su autoestima podría irse al suelo. Nos encontramos en consulta a hombres que se muestran inseguros, ansiosos y hasta deprimidos por no encontrarse a gusto con su vida sexual.
 
Por otra parte, cuando su pareja experimenta el bajo deseo sexual de este hombre, también ocurren consecuencias. Típicamente se generan las dos hipótesis: 

(1) no quiere tener sexo conmigo porque no le gusto.
(2) no quiere tener sexo conmigo porque tiene a otra persona. 

Rara vez escucho “no quiere tener sexo porque es normal que no siempre quiera sexo”. También entiendo que muchas veces se pasa al extremo de “nunca querer sexo” pero pienso que esto ocurre porque no saben cómo gestionar el bajo deseo sexual, la disfunción eréctil o la eyaculación precoz.

Si un hombre tiene un par de semanas con bajo deseo sexual pero entiende que no es una máquina erótica, probablemente pronto retome sus ganas y vuelva a acercarse a su pareja sexualmente. Pero si por el contrario cree que tiene un gran problema y que no está funcionando como un hombre debería funcionar, el placer se entierra y florece la ansiedad, que por cierto, es la enemiga del disfrute. Si el cerebro “lee” señales de ansiedad, le hace saber al pene que no tiene que estar erecto porque lo más importante será luchar por la supervivencia. Y sí, el cerebro no logra distinguir cuándo la ansiedad es por un asunto de verdadera supervivencia y cuándo es un miedo irracional. Así que, si el cerebro no está conectado con el pensamiento de disfrute, no podrá funcionar nuestra sexualidad. Esto ocurre tanto en hombres como en mujeres.
 
Por lo tanto, un hombre puede tener un episodio de disfunción eréctil por estrés laboral y entender que fue algo puntual. En el siguiente encuentro, podrá estar concentrado y disfrutar plenamente de su sexualidad. Si por el contrario se obsesiona por no haber sido perfecto la vez anterior, podría creer que tiene una patología erótica y llenarse de ansiedad en cada encuentro ¡Desastre!

Finalmente, es cierto que los hombres tienen más testosterona que las mujeres y suelen tener mayor impulso sexual. Pero eso no quiere decir que las 24 horas del día quieran tener sexo. Además, una cosa es la carga hormonal y otra muy distinta es la generación del deseo. Es decir, los hombres también necesitan sentirse seducidos en su propio lenguaje. Hay cosas que genuinamente le excitan y otras que no. Si su pareja intenta excitarle con el lenguaje errado, lo lógico es que no haya respuesta erótica. Entonces, es importante que las parejas hablen abiertamente sobre qué los excita y así aumentarán las probabilidades de tener encuentros fogosos.

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