¡Sería ideal si no necesitaras esfuerzo alguno para sentir el amor de tu pareja! Que el amor se reafirmara solo cada día sin necesidad de pedir que te lo demostraran, ¿te imaginas? Pero la realidad es que las parejas rara vez hablan en el mismo idioma afectivo.
Es decir, las personas aprendemos a demostrar nuestros afectos cuando somos pequeños y esos estilos relacionales nos los llevamos a la vida adulta y lo usamos tanto en las relaciones de pareja como en las familiares y sociales. Por ejemplo, un niño que recibía amor mediante los juguetes, llega a la adultez probablemente repitiendo ese patrón y pensando que el amor se demuestra así. Pero si su pareja no entiende su manera de demostrar afecto y viene, por ejemplo, de una infancia en donde el amor se lo demostraba su madre mediante palabras de reconocimiento y amor ¡qué linda eres! ¡qué inteligente eres! ¡cuánto te quiero!, los regalos de su pareja no significarán nada si no vienen acompañadas de esas palabras que ella interpreta como amor.
El autor Gary Chapman en su libro “Los 5 lenguajes del amor” explica con detenimiento en qué consisten los 5 estilos para demostrar el afecto y explica que es importante conocer el estilo de la pareja para poder hablarle en su idioma. Así, esta persona del ejemplo le dejará una linda notita romántica en su regalo y su pareja podrá comprarle algo que desea para su cumpleaños. Pero también es importante entender que no basta con hablarle al otro de vez en cuando en su idioma. De hecho, pienso que sería más efectivo realmente aprender a hablar su idioma para poder apreciar sus manifestaciones diarias.
Por ejemplo, quien se siente cómodo con manifestar el amor con regalos materiales, podría aprender a expresar el amor con actos de servicio, y así, cada vez que su pareja le lleve un café, se podrá sentir muy amado. O quien se acostumbró a demostrar el amor con presencia y tiempo de calidad, podrá aprender a demostrarlo con caricias y contacto físico. Así, cada abrazo será un “aquí estoy porque te amo”.
En resumen, los 5 lenguajes que propone Chapman son:
(1) Palabras de afirmación.
(2) Regalos.
(3) Tiempo de calidad.
(4) Contacto físico.
(5) Actos de servicio.
En el primer lenguaje, lo usual es comunicarnos elogiando y diciendo frases cariñosas y románticas. En el segundo, el acto de dar algo es igual a amar; pueden ser cosas económicas o costosas. En el tercero, el estar allí para la otra persona haciéndole compañía es un indicador de amor. En la cuarta, los abrazos, caricias, besos y hasta la búsqueda sexual son la manera de demostrar el afecto. Y en la última, el lenguaje que a mí me corresponde, demostramos el afecto con cuidados, atenciones y gestos. Yo estoy pendiente que mi gente esté bien, me gusta cocinarles lo que les gusta y ser muy servicial con ellos.
Ahora bien, Chapman sugiere que identifiquemos cuál es nuestra forma principal y cuál es la secundaria. Es decir, esa que también tenemos, aunque no sea tan evidente. Por ejemplo, yo también doy amor con tiempo de calidad. Ahora rétate: ¿Podrías aprender a “hablar” esos otros idiomas? Yo debo esforzarme por ser más cariñosa físicamente, decir más frases bonitas y dar más detalles. Como todo idioma que deseamos aprender ¡requiere mucho esfuerzo!
