Jackie O caminaba por la quinta avenida ataviada en su gabardina, sus icónicos lentes de sol y su inolvidable pañuelo anudado en la cabeza. Esta imagen la veríamos muy a menudo, y se convirtió rápidamente en un símbolo de estilo, las mismas claves repetidas una y otra vez con alguna variante ocasional, pero con el mismo contenido, la misma sustancia reinterpretada por su creadora. Esta era su fórmula, la que usaba para sentirse cómoda en su cotidianidad y la que la llevaría al salón de la fama de los iconos de estilo.

Es esa mezcla entre comodidad y moda original la que debemos perseguir a la hora de vestirnos y tratar de sentirnos identificados con lo que llevamos puesto, que es la finalidad de la indumentaria, resaltar con estética los elementos que componen nuestra personalidad, nuestra individualidad.

 
Anna Wintour. Fotografía Vogue

Muchas veces pensamos que aquello que utilizamos para alguna “ocasión especial” es lo que definiríamos como nuestro estilo, pero es lo que usamos día a día lo que realmente cuenta como una muestra de esencia y a lo que deberíamos prestar más atención. Esa camisa que te hace sentir confortable y que es tu favorita, ese pantalón que te saca de apuros cuando no sabes qué ponerte, la pulsera que no te quitas ni cuando estás en la ducha y aquel par de zapatos que ha sido testigo de los momentos más importantes de tu vida, son los que le dicen al mundo exterior cuál es tu verdadero estilo. 

Por eso es que cuando nos dedicamos conscientemente a elaborar y edificar una fórmula estilística, tenemos que hacernos una pregunta básica ¿Cómo es mi cotidianidad?

 
Cuando la respondemos y actuamos a favor de la respuesta nos topamos con personas que han encontrado su rúbrica auténtica y han formulado una receta mágica en donde están la moda y la personalidad.

 

Y es por eso que una chaqueta de tweed y perlas siempre serán sinónimo de mademoiselle Chanel, y una camisa blanca lo será de nuestra Carolina Herrera, los pantalones capri y cuellos de tortuga nos traerán a la memoria a una joven Audrey Hepburn, así como los lentes oscuros hasta en recintos cerrados son la firma de Anna Wintour.

Pero, ¿cómo logramos ese sentido de identidad a través de la indumentaria? La respuesta la encontramos en una mezcla de autoconocimiento y de estilo a favor de la cotidianidad. A continuación te dejo algunas de las claves que puedes seguir para encontrar tu estilo real, ese que te identifica hasta en los días que decides quedarte en casa y descansar:

1.- Lo primero que debemos hacer es observar con detenimiento nuestro estilo de vida, ¿cuáles son las necesidades que debe suplir mi outfit diariamente? Y de esta forma elegir cuáles son aquellas prendas que deberían estar incluidas en el atuendo imperiosamente.

 
2.- Debemos también tener bien claro nuestro estilo, nuestro ADN vestural para saber cómo agregar esas prendas necesarias a nuestro guardarropa.

 
3.-La organización es elemental, y es por eso que debemos tener nuestro armario clasificado y preparado para que podamos encontrar con rapidez aquello que buscamos. Así sabremos que cualquier cosa que agarremos de él estará pensada para cumplir nuestro objetivo de estar acordemente vestidos para toda ocasión.

 

4.- Aquellos accesorios y prendas de vestir que son muy ornamentales y que nos restan practicidad para cumplir nuestras labores diarias deben ser dejados a un lado, y usarlos cuando tengamos alguna ocasión en donde para prepararnos dispongamos de más tiempo. Haciendo este tipo de elecciones inteligentes nos aseguramos de también estar acordes para lo que necesita hacerse más que para lo que quiere hacerse.

 
5.- Debemos decantarnos dentro de nuestras posibilidades a la compra de esos accesorios que sabemos nos acompañarán a todos lados teniendo primeramente el criterio de la calidad y del estilo. De esta forma garantizamos que nos serán útiles por mucho tiempo y al mismo tiempo serán un reflejo fiel de nuestra personalidad.

  

6.- Por último, debemos conocernos a cabalidad, saber bien cuáles son nuestros gustos para que nuestra ropa venga en rescate de nuestros objetivos.

  

La moda es una herramienta de gran utilidad a la hora de querer proyectar no solo lo que queremos alcanzar sino lo que ya hemos logrado luego de años de autoconocimiento y evaluación. El estilo es un acto de amor propio, de autoestima pero, sobre todo, de inteligencia, ya que si sabemos usarlo y ponerlo a nuestra disposición lograremos lo deseado de una manera más fácil y placentera.

 
Te invito a que experimentes el poder más grande de la personalidad, que ha sido, es y siempre será el estilo.

Mauricio Cilingg en Instagram: @mauroesmoda